Por Gustavo A. Küpfer
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Hay sorprendidos. No sorpresas. Esto es lo que pareció decirse en las últimas horas como consecuencia del zarpazo K sobre Lavagna. Y más de tres millones de votantes en las últimas elecciones, parecen confirmarlo.
¿Es acaso esto algo que debemos asumir como normal? ¿Es que acaso por el sólo hecho de poder hacer una larga lista de casos análogos, debemos decir que debe ser aceptado? Me viene a la cabeza el refrán de las moscas.
Hay que reconocer que quizás el único que tenga claro un proyecto político es el ex presidente Kirchner. Es accesorio que ese proyecto sólo incluya a algunos amigos y entenados santacruceños y que para el resto, solo hay circo. Sin pan.
Es irrelevante que la oposición ya no se oponga. Apenas algún dirigente que denuncia cuando eso asegura la tapa de los diarios, pero todos los actos de gobierno, cualquiera sea la provincia y su signo, son concensuados con Puerto Madero.
De ser así, quizás sea más honesto y menos oneroso para todos nosotros, investir a Néstor I y eliminar a quines desde “instituciones republicanas” , esperan ser llamados para encolumnarse detrás del Gran Líder. Nos ahorraríamos muchos millones. Y dejaríamos en claro que el monopolio de la corrupción no admite competencia.
La provincia que no es
La paradoja dice que la vidriera de la política nacional tiene un status menor al de las provincias. Es apenas una Ciudad Autónoma. Y es autónoma de esa ciudad el Transporte, la administració n del Puerto, el juego y la seguridad.
Esto para algunos, es un impedimento mayúsculo a la hora de gestionar la Ciudad no tan Autónoma. Pero convengamos que es un dato conocido por todos y lo era antes de las elecciones, por lo tanto no sirve de excusa.
Otros aseguran que esta falta de autonomía solo se puede compensar con cierta connivencia con el dueño del poder nacional (no dije “con el Presidente”).
De esto podemos concluir que si quien se postula y gana la jefatura, está en una posición contraria al poder nacional, sólo puede esperar fracasar o aliarse con aquel.
Entonces mejor, volvamos al status anterior, no perdamos ni tiempo ni plata en elegir Jefes de la ciudad, Legisladores (que sólo se preocupan de definir si el asado o los ravioles son comidas típicas, de los nombres de las calles y de nombrar “ciudadano ilustre” a cuanto ganador de programas de canto esté disponible para retirar la plaqueta), etc. y que los delegados del poder nacional sean designados por este.
Pero si todo esto no fuera cierto, entonces es tiempo que la dirigencia política de la Ciudad , en ejercicio del poder, empiece a mostrar porque se definen en oposición.
De profesión: Cartonero
Realmente dudo que haya al menos uno de los denominados cartoneros, que a la pregunta de que profesión/ actividad le gustaría tener, ratificara la actual.
El más carroñero de los perros prefiere una comida nueva sobre un plato, a los restos de la de otro. ¿Porque pensamos entonces que el ser humano tiene en este caso, una preferencia distinta?
Que el legislador Epszteyn, quien fuera ministro de Ibarra diga: “Los cartoneros van a seguir existiendo, van a seguir viniendo a la ciudad. Si los cartoneros No pueden volverse porque no está el tren blanco, se van a quedar durmiendo en la vereda o en las plazas”, demuestra que ese espacio político considera funcional la pobreza. Funcional para conseguir votos, obviamente.
Pero las excentricidades de este legislador no terminan allí. Continuó diciendo : “Dentro de las tierras del ferrocarril, que están dentro de la ciudad de Buenos Aires y que dependen de un organismo nacional y del concesionario (TBA en este caso), existe la posibilidad de desarrollar obras de infraestructura que no sean molestas para los vecinos de la ciudad y que favorezcan el trabajo de los cartoneros, y los ayude a ordenarlos”.
Este punto dice claramente que a la pobreza no se combate. Se le da algunas facilidades con el dinero de los contribuyentes. Aun el de aquellos que verán como la Ciudad le debería construir un asentamiento a metros de su propia casa y ver así pulverizado el valor de sus propiedades.
Me pregunto: ¿Cuánto de la dieta del legislador va a parar a los cartoneros? Dudo que algo. Seguro que no mucho. Pero su discurso es políticamente correcto.
El otro modelo
Hasta aquí, ni sorpresas ni sorprendidos. Más de lo mismo que sufrimos durante los últimos ocho años. Y por eso, Macri sacó más del sesenta por ciento de los votos. Para terminar con esta estructura de pensamiento. Para cambiar la ciudad.
Pero, ¿Es así? No parece.
La respuesta de su jefe de gabinete, fue: "Hay que buscar una solución de fondo con el tema de los cartoneros, que nosotros creemos pasa por acelerar la creación de los centros verdes, plantas donde se hace el reciclado para separar el cartón, pero no en la calle y en condiciones de salubridad que hoy los cartoneros no tienen".
Entiendo que estas plantas de separación sirvan en la transición, hacia la búsqueda de las soluciones de fondo. Pero decir y pensar que la solución de fondo es institucionalizar el cartonerismo, es demencial
Pensar que puede haber gente que pase el restos de sus días escarbando la basura, aunque sea con guantes y barbijo, es inhumano.
Y en este caso coinciden todos los políticos. Quienes están en el poder con el mandato de cambiar las cosas y aquellos que estuvieron y pretendían dar carnets para legalizar el cartonerismo como actividad. Y quien sabe, quizá se pongan de acuerdo en armar un sindicato con aportes para una obra social propia.
Conclusión:
Nada se dijo desde la el gobierno de la Ciudad ante la ampliación, contraria a los intereses porteños, de los contratos de las tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. El beneficiario fue un amigo/ testaferro/ socio/ otro del propio Kirchner. Hubo entonces alguna negociación.
A Bonafini le alcanzó con decir (nadie lo ratificó luego) que había improvisado un baño detrás del altar de la Catedral Metropolitana , en medio de una disputa entre el kirchnerismo con el Vaticano por el placet de Iribarne, para que el nuevo “cambio” arrugara de manera casi instantánea. Quienes más tenían que perder en esa discusión era la administració n K, sin embargo no se permitió que la prensa internacional llegara a levantar la noticia y se liberaron los fondos. Otro acuerdo.
Ahora resulta que debemos generar plantas de separación de residuos para así categorizar el cartonerismo, cuando a todos los argentinos debería darnos vergüenza que tan solo existiese uno. Aunque revuelva la basura del hotel más caro.
Si estas son las soluciones de fondo, estamos lejos de salir a flote. Estamos muy en el fondo.
El autor es economista e Investigador Asociado de la Fundación Atlas 1853
Las opiniones y juicios incluidos en el presente, son de exclusiva responsabilidad del autor.
gakupfer@gmail. com
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