lunes, 14 de abril de 2008

EL TUERTO NO DEBE SER ABOGADO

Kirchner no debe ser abogado
Por Humberto Bonanata
www.notiar.com. ar

La presunción de inocencia es una garantía consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en tratados internacionales sobre derechos humanos como, por ejemplo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica.


Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias a su defensa.
Artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Garantías judiciales [...] Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad [...]
Artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos

Todos sabemos que este gobierno no logra sostenerse sin inventar enemigos. Demonizar al campo, a la prensa, a los opositores y en especial a Luís Abelardo Patti es un método constante que se repite como el propio hegemonismo que el 25 de mayo cumplirá cinco años de poder ininterrumpido.

Una sociedad donde predomina la anomia y las leyes -y muchos de los obligados a hacerlas cumplir- son manejados por un poder unívoco; donde a sus “fuerzas de choque” o "círculos kirchnerianos" se les liberan áreas para ejecutar el matonismo como forma de dispersión ciudadana; un funcionario oficial que las conduce bajo la aquiescencia de los Kirchner y que si no fue procesado por incendiar la Comisaría 24ª. de La Boca menos lo sería por agredir de atrás a un manifestante que lo increpaba, demuestra su grave enfermedad, su falta de red de contención y lo que es peor, el constante peligro que ante la falta de ejecución de normativas por parte de la autoridad los conflictos se diriman “todos contra todos”.

Más aún cuando el presidente de facto Néstor Kirchner, quien aunque concluyó su mandato formal el 10 de diciembre pasado lo sigue ejerciendo desde su bunker en Puerto Madero, comete la aberración de tomar partido en forma iletrada contra Luís Abelardo Patti al exigirle públicamente “que si es inocente que lo demuestre”, refiriéndose a un hecho en el que se lo acusa de encubrimiento de un oficial militar que se comunicara telefónicamente con él al anoticiarse de su imputación sobre un supuesto “delito de lesa humanidad” cometido en los años setenta.

La inocencia, Señor Kirchner, se presume y sólo pierde esa calidad el individuo que recibe una condena firme en su contra en calidad de cosa juzgada. No la decide Usted ni su banda de forajidos que han hecho de la Argentina un mero territorio carente de derechos para sus opositores. Su exacerbación también demuestra que su autoritarismo supera su racionalismo, que muchos aún en cinco años no tuvimos la posibilidad de conocer.

Esta despótica actitud no es contra Patti, quien además según su Corte Suprema tiene habilidad moral para jurar como diputado electo por 400.000 bonaerenses el 10 de diciembre de 2005.

Esta despótica actitud, Señor Amo del feudo, es contra todos los ciudadanos y habitantes de buena voluntad que habitamos el suelo argentino porque Usted sólo ha hecho revivir a Bertolt Brecht al suponer la culpabilidad por actitudes ideológicas.

Usted ha demostrado que su poder está herido; que sólo con mayor autoritarismo y persecución –como pretende hacerla con el “Observatorio Mediológico Nazional” (con “z” de nazi) podrá mantener a los tumbos el estallido social que explotará en manos de su esposa y por Usted creado: el carcinoma llamado inflación.

Que la gente que salió a las calles, aunque concordara con las razones del campo, mañana lo hará en defensa de los bañeros marplatenses de huelga en pleno invierno o de los yerbateros misioneros.

Que lo hizo por bronca acumulada ante el resentimiento y división social que ustedes crearon. Que nos hicieron volver a las viejas antinomias en defensa propia, ante las constantes amenazas de su “alter ego” D`Elía de querer “matarnos a todos”.

Usted, Señor Kirchner, y su esposa en la continuidad de su mandato, son los verdaderos responsables de un clasismo retrógrado que sólo conduce a la violencia.

Ustedes, matrimonio Kirchner, han criado tantos cuervos mantenidos por dineros públicos creyendo que la lealtad es eterna, aún cuando se pierde el poder.

Sus políticas de Estado sólo han ahondado las divisiones entre argentinos que creíamos superadas hace 25 años con la vuelta de la democracia.

Aún está a tiempo, antes que sea tarde y que Usted y nosotros lo padezcamos como sociedad.

Del odio y resentimiento, sólo cosecharán venganza y traición.

Humberto Bonanata
Buenos Aires, Abril 13 de 2008

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