jueves, 3 de abril de 2008

LAS FARC EN ARGENTINA

Por Carlos Machado (*)

En los últimos días algunos medios reprodujeron una información del diario colombiano "El Tiempo", respecto de que el gobierno del presidente Alvaro Uribe venía alertando a varios países sudamericanos sobre la presencia en los mismos de miembros de las FARC. Concretamente, en total fueron 43 alertas que, desde septiembre del año 2004 hasta finales del 2007 -como consta en un informe confidencial que Uribe guarda en su despacho- la inteligencia colombiana ha ido suministrando a organismos similares de seis países sudamericanos.
En esas alertas, los colombianos previnieron cuatro veces al gobierno de Argentina, dos al de Bolivia, siete al de Brasil, cuatro al de Perú, 16 al de Ecuador y 10 al de Venezuela, sobre "la presencia de miembros y contactos del grupo guerrillero y la ubicación de campamentos y hasta emisoras clandestinas instaladas en esos países". Además, intercambiaron en 35 oportunidades información de primer nivel sobre otras actividades guerrilleras en esos lugares.
Sin embargo, al menos cuatro de esos países archivaron esa información y ni se dignaron responderle a su remitente, salvo en algún caso con un escuálido: "Gracias, veremos qué hacemos". Y puede entenderse perfectamente cuáles son esos países. En primer lugar los que acumularon más cantidad de alertas.
Ecuador, porque su presidente Rafael Correa está metido hasta el tuétano con la presencia de actividad y campamentos de las FARC en su territorio y con la ayuda financiera que le brindó la organización narco-terrorista en su campaña electoral que lo llevó a la presidencia en el año 2006.
Venezuela, porque su presidente Hugo Chávez está más metido hasta el tuétano aún que Correa, comenzando por sus vínculos con las FARC desde hace varios años y la protección que brinda en territorio venezolano a sus líderes y miembros más importantes, tanto en lo que hace a fincas donde se refugian como a la provisión de cédulas de identidad, pasaportes venezolanos y aportes financieros, entre otras fraternales ayudas, temas que ya nos motivaron varios artículos últimamente.
Y además ambos presidentes, Correa y Chávez, se están convirtiendo paso a paso en las estrellitas protagónicas de buena parte de los 16.000 archivos y documentos que el jefe de las FARC -en ausencia de Manuel "Tiro Fijo" Marulanda-, conocido con el alias de "Raúl Reyes", guardaba prolijamente en las computadoras personales que les dejó como muy grato recuerdo a las fuerzas especiales colombianas el pasado 1º de marzo, en su último campamento y antes de emprender su viaje al infierno.
Los otros dos gobiernos que recibieron las alertas de la inteligencia colombiana sin prestarles atención están encabezados por dos presidentes que se encuentran atados, a su manera, al carro hoy bastante maltrecho de Hugo Chávez.
El boliviano Evo Morales fue sostenido por el venezolano desde que comenzó su campaña presidencial y más aún desde que accedió al gobierno de su país. Hoy en día no da un paso ni toma ninguna resolución sin antes recibir los consejos de su "maestro", además de recibir también los fondos que éste le envía regularmente mediante bien rellenas maletas, ya sean diplomáticas o del tipo Antonini Wilson.
Y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner -del cual sigue formando parte entre bambalinas su esposo-, como ya sabemos tiene una larga historia bailando al ritmo chavista, tanto por las abultadas maletas que ha ido recibiendo de manos de los Antonini de turno como por los acuerdos que debe cumplir para que Chávez siga ayudando con su petróleo y su pésimo gasoil a paliar la crisis energética que se empeña en desconocer y que marcará su pico más alto en el próximo invierno.
Es por todo ello que estos cuatro gobiernos, además de estar ligados al poder venezolano a su vez tan vinculado a las FARC, permiten también por razones ideológicas -avivadas por tantos grupos radicalizados enquistados a la sombra del poder-, que por sus respectivos territorios circulen tranquilamente y se alojen miembros de la organización narco-terrorista. Y por ende, que hagan caso omiso a las advertencias giradas durante más de tres años por los colombianos.

Argentina, país generoso

Uno de los alertas que la inteligencia colombiana envió al gobierno de la Argentina y que fue "respondida con evasivas o simplemente no fue tomada en cuenta", como aseguró un funcionario del gobierno de Colombia, data del 18 de diciembre de 2006. Allí se advertía sobre la presencia en territorio argentino de siete miembros de las FARC.
Por su parte el diario "El Tiempo" se preguntó: "¿Romaña en Argentina?". Tal es el alias de Henry Castellanos Garzón, un conocido miembro de la organización, coordinador de las cuadrillas del bloque oriental de las FARC y, como señala el diario bogotano, "tristemente célebre por las pescas milagrosas". Así se llama a un método de secuestro masivo utilizado por las FARC en las carreteras colombianas. Lapidariamente, el diario agrega: "Aunque se le compartió información sobre la posible presencia de Henry Castellanos, Argentina jamás informó de los resultados de esas investigaciones".
A su vez el diario "El País", de la ciudad colombiana de Cali, recordó que el diputado argentino Guillermo Cantini había reclamado a su gobierno, en mayo de 2005, información sobre la presunta presencia de enviados de las FARC, y afirmó que Jairo Alfonso Lesmes, alias "Javier Calderón", mantendría actividades en la Argentina y "es considerado el canciller de las FARC para el Cono Sur". Por supuesto que el requerimiento del diputado Cantini duerme desde que lo hizo, hace tres años, el sueño de los justos.
Pero presentemos en sociedad a "Romaña", el jefe de uno de los frentes de las FARC que parece haberse paseado alegremente, como otros de sus camaradas, por tierras argentinas, con los buenos auspicios de la administración kirchnerista en cualquiera de sus versiones, masculina o femenina. Y conste que mirar para otro lado cuando hay alertas y el tipo anda por el territorio ya es en sí un auspicio.
Henry Castellanos Garzón -"Romaña"- es un bogotano de alrededor de 40 años, de tez blanca y aproximadamente 1,73 de estatura. Ingresó a las FARC a comienzos de la década de 1980, tras militar por varios años en la Juventud Comunista (JUCO). En la capital colombiana su actividad se centró entonces en los barrios del sur, como Ciudad Kennedy y Meissen, donde combinó la militancia política con la gimnasia terrorista. Allí fue que, al quedar "marcado" por las autoridades y para evitar su captura, "Romaña" ingresó a las FARC, donde rápidamente se destacó por su habilidad en la fabricación de artefactos explosivos.

Esta verdadera joya de la corona de las FARC fue uno de los alumnos más aventajados que tuvo Pedro Marín, o si lo prefieren Manuel "Tiro Fijo" Marulanda, el casi octogenario líder de la organización, en los cursos de formación de "comandos especiales", y posteriormente combatió al lado de Jorge Briceño, conocido por su alias de "Mono Jojoy". Al parecer, "Romaña" hizo los méritos suficientes como para que su jefe lo promoviera como miembro del estado mayo del bloque oriental y comandante del Frente 53, operativo en las zonas de Cundinamarca y Meta.
La primera acción terrorista de importancia en la que había participado "Romaña" fue el copamiento de la ciudad de Mitú, a fines de los años '90, donde mataron a 16 policías, hirieron a 38 y tomaron como "retenidos" (así llaman las FARC a los secuestrados) a unos 50. Su arrojo y osadía y además la cantidad de "padrinos" con que cuenta, hacen pensar a las autoridades colombianas que "Romaña" escalará aún varios peldaños en la organización narco-terrorista.
Claro, si es que antes no es "dado de baja" -eufemismo con que el ejército colombiano reemplaza la palabra "abatido"-, como sucedió en 2003 con su hermano Luis Alexis Castellanos Garzón, alias "Manguera", cuando contaba con 27 años de edad y estaba comisionado por sus altos mandos para llevar a cabo secuestros, extorsiones, ataques a poblaciones y atentados contra infraestructura energética y vial.
Otra condecoración que luce en su pecho "Romaña" es el precio por su cabeza (2.500.000 dólares) que puso el Departamento de Estado norteamericano, que tiene contra él estos cargos: "Ha participado en el tráfico de drogas para las FARC desde mediados del decenio de 1980. Participó en el establecimiento y la aplicación de políticas de las FARC para la dirección y control de la producción, fabricación y distribución de cientos de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y el mundo, la 'imposición' del tráfico de drogas en Colombia para recaudar fondos para las FARC, y el asesinato de cientos de personas que interfieran con las FARC en sus políticas sobre la cocaína. Mantiene un arsenal de cinco toneladas de cocaína que fuera recogida por "Negro Acacio", del Frente 16".
Cabe señalar que "Negro Acacio" era el alias de Tomás Medina Caracas, uno de los jefes de frente de las FARC con más incidencia en el manejo de la droga de la organización, quien fuera abatido el 1º de septiembre de 2007.

Conclusión

En resumen, tenemos aquí a uno de los importantes miembros de las FARC que, de acuerdo a los alertas enviados a la Argentina por la inteligencia colombiana, habría estado floreándose por estas tierras, sin que al gobierno se le mueva un pelo por responder las advertencias ni mucho menos investigar el paso de estos narco-terroristas por el territorio.
Por lo cual sería necesario -si la cooptada justicia argentina o algún fiscal se animara a poner lo que hay que poner- decidirse a investigar no sólo las andanzas de las FARC por el país sino, algo no menos importante, los oscuros intereses que hacen que el gobierno mire hacia otro lado.
Como influenciado -o cómplice de los mismos- por tantos grupos radicalizados que volvieron a crecer bajo su sombra desde mayo del 2003, también financiados por los maletines de Hugo Chávez al igual que el antro en que se ha convertido en la ciudad de Buenos Aires el céntrico Hotel Bauen, hoy una cooperativa regenteada por expresiones del "socialismo tipo siglo XXI" que lideran en la Argentina nombres también subsidiados por el chavismo como Bonafini, D'Elía y otros dirigentes de agrupaciones también "maletizadas" desde Caracas.
Un hotel donde no sería difícil toparse, en el lobby o en el bar, con algún miembro de las FARC, obviamente sin su clásico uniforme, degustando como saben hacerlo un whisky bien añejo.
Porque serán terroristas que enarbolaron el marxismo antes de dedicarse a hacer dinero con los asaltos, los secuestros y el narcotráfico, pero no son boludos. O "gafos", como dicen más suavemente los venezolanos...

(*) Crónica y Análisis publica este artículo de Carlos Machado por gentileza de Tribuna de Periodistas.

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