jueves, 3 de abril de 2008

PIES DE BARRO

Cristina Fernández de Kirchner. La ídola de los pies de barro

La ídola, tiene los pies de barro



Uno se pregunta: ¿por qué razón el país le explota a Cristina en sus narices, a solo cien días de comenzar su mandato?
Analicemos. Durante sus primeros cien días de gobierno, la presidenta se abocó de lleno a ahondar el discurso y las políticas de revancha setentista, esas que bajo el pretexto de la justicia, buscan mentir la historia y dividir irremediablemente a los argentinos. Y uno dice, bueno, está bien…ella seguramente ha sido una aguerrida y valiente militante en los 70, y reivindica esa causa. Pero no…resulta que dejó los estudios incipientes en su natal ciudad de La Plata, para retirarse a Río Gallegos con su flamante esposo. En aquellos 70 que hoy tanto “conmueven” a Cristina, la ahora presidenta sólo militó fuertemente en el rubro de los préstamos hipotecarios. Allí sí cosechó grandes conquistas, pero poco revolucionarias.
Sigamos. Durante sus primeros cien días de gobierno, la presidenta se dedicó de lleno a los discursos. Uno cada día. Uno por aquí…otro por allá. Palabras, palabras…y un montón de palabras. Y conforme pasaron los días, sus discursos se fueron cargando de soberbia. Sí, convengamos que la presidenta tiene una oratoria que endulza los oídos. Ahora, ¿tantas palabras?, ¿sólo palabras?, entonces uno hace un racconto, y se da cuenta que Cristina llegó a presidenta con dos únicas virtudes: Hablar “lindo”, y ser Kirchner. Sin haber pasado jamás por ninguna gestión, ni haber acudido a ningún debate de ideas, y con solo haber dado un par de entrevistas “consensuadas”, curiosamente, ganó las elecciones y se hizo presidenta. Nacida en la provincia de Buenos Aires, representante de Santa Cruz por muchos años, legisladora de Buenos Aires con “fórceps” de legalidad (y por poquito tiempo)…y ¡pum!, Presidenta de la Nación Argentina. Ahí uno comprende el porqué de tantas palabras. Las palabras son su única experiencia de gestión.
Y tras cien días de avivar el odio que divide, buscando revancha por una guerra de la que huyó, y tras cien días de intentar gestionar un país con palabras…a Cristina presidenta le estalla el conflicto del campo. Y, claro, tampoco de campo Cristina sabe mucho. "La soja, me dijeron, es casi como un yuyo". ¡Glup!. Eso dijo Cristina, presidenta de Argentina, unos de los graneros del mundo. El conflicto se endureció. Cristina pensó primero que se trataba de la “oligarquía ganadera”. Luego creyó ver grupos golpistas en las sombras. Cosas de la prensa, pensó después, y tildó de "cuasimafioso" a Hermenegildo Sábat, unos de los más grandes caricaturstas del país. Se asustó ante el ruido de las cacerolas, tanto, que mandó a sus patoteros de siempre. Y se espantó ante el incipiente desabastecimiento. “Dialoguemos, por favor”, pidió de mala gana. Y entonces se asombró al ver a los chacareros de la Federación Agraria entrando al diálogo en su Casa Rosada. Rosada “Dior”… y se quedó muda (justo ella) al ver que su discurso falso de izquierda, chocaba de frente con la histórica Federación de los pequeños productores. Ellos sí militaron fuerte en los 70, mientras ella cobraba hipotecas. Quedó en “off side”, como dice la popular. Evidentemente, tampoco de campo, sabe Cristina presidente.
Entonces a uno se le aclara un poco el panorama. Y comprende mejor por qué a Cristina presidente le estalla el país en la jeta, a solo cien días de gestión: Aviva una historia de la que huyó. Debe gobernar con gestión…ella que nunca gobernó. Y acaba de enterarse que se le han sublevado aquellos que le forran de dólares las cajas negras de la Corona.
Conmoción. Confusión. Acabamos de descubrir que la ídola de hace apenas cien días, tiene los pies de barro. ¡Ay!

Publicado por Horacio Ricardo Palma en 13:27

No hay comentarios: