EL "PAIS PROFUNDO"
Y LOS SAQUEOS URBANOS
QUE EL GOBIERNO NO DETENDRÁ
Mientras el país global se prepara para una nueva protesta con la única finalidad de sobrevivir y poder colaborar en la recuperación económica, como un síntoma expresivo del aceleramiento de la crisis determinada por la progresiva desocupación y la parálisis de la capacidad de compra por parte de los argentino en todos los niveles sociales, se sabe que en determinados sectores de la periferia se preparan para después del 20 de este mes una serie de estallidos que, días más o días menos, caracterizarán el final de todo un proceso institucional roto por las propias autoridades políticas. Los desafiantes discursos de Néstor kirchner que deterioran progresivamente el resto de poder que le queda a su mujer, Cristina, a quien impuso inconstitucionalmente en el cargo de Presidente vienen a coincidir con protestas similares que se producirán en otros lugares del continente, lo cual habla a las claras de todo un proyecto político e ideológico que de la simple protesta pasará a la violencia indiscriminada.
Los hechos que se esperan podrían postergarse para hasta el avance del verano, pero lo concreto es que están en preparación, que el gobiernos "hace la vista gorda", que los sistemas de inteligencia que permitirían adoptar las previsiones del caso han sido desmantelados y que mientras por un lado se liberan a militares presos contra la ley y las normas del Derecho como acaba de suceder en Mendoza, por el otro se busca detener arbitrariamente a otros personal militar como sucede con una docena de oficiales que se desempeñaron en la Marina de Guerra. La idea es mantener en vilo a la opinión de esos sectores, presionarlos psicológicamente para descolocarlos dentro de un escenario al que se aferran y aferrarán constitucionalmente,en tanto el propio Néstor Kirchner se encarga de azuzar indiscriminadamente a dirigentes políticos que asoman como posibles figuras de relieve para un futuro de recambios legales.
Se estima que este avance táctico deriva del convencimiento del ex presidente de la República o presidente de facto, como se prefiera, quien está convencido de que atrae multitudes, que podrá manejar un conjunto de sucesos que cuanto más graves mejor podría controlar pero sobre todo, para justificar medidas que abran el camino hacia una imposición arbitraria de un desorden al que contribuyo y fomentó.
Carlos Manuel Acuña
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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