martes, 13 de enero de 2009

UN ACIERTO, UN ERROR

Tal como afirmó el Jefe de Gabinete, el gobierno no es progresista, tampoco es práctico

Por Marcelo Elías (*)

Se sabe, el carácter progresista del gobierno sólo se verifica y está presente en el relato kirchnerista.

Incluso muchos que en un primer momento se deslumbraron con el espejismo que devolvía esa imagen en la devastada Argentina de principios de siglo, hoy reniegan de su pertenencia a la mentada por entonces transversalidad.



Como le manifestó en su momento el líder K al ¿amigo? Bush: ¿Ni de izquierda ni de derecha, peronista?, conservador podríamos decir.



El atropello a las instituciones republicanas, el menosprecio por la libertad de prensa, la concentración económica y política, la arbitrariedad puesta al servicio de intereses particulares, el maniqueísmo, la persistencia de tanta exclusión y pobreza a pesar del crecimiento económico de los últimos años, la negación al diálogo, el manejo en temas sensibles como el de los glaciares, le dan la razón al Jefe de Gabinete.



Lo que no se puede verificar en la realidad es el carácter de ?práctico? que el Jefe de Ministros pretende darle al gobierno, planteándolo como una virtud más que como una caracterización.



Se dice que es práctico el que ejercita o pone en práctica algo que ha aprendido.

El que usa o ejerce algo continuamente, el que ensaya algo para perfeccionarlo.

El que se instruye en la práctica de una profesión con la supervisión de un titular.



La práctica es una destreza que se adquiere con el ejercicio de alguna facultad o arte.



Es el ejercicio que se realiza durante años para habilitarse en alguna profesión.



Es la aplicación de una ciencia.



Como se verá, el concepto de práctico o de practicar está directamente relacionado con el uso del tiempo, con la reflexión, con el aprendizaje, con el ejercicio del arte o la ciencia.



Es muy difícil encontrar estas características en el gobierno de los Kirchner, generalmente todo se hace de atropello, con poca reflexión, a prueba y error, a veces con desconocimiento.



¿La soja es un yuyo?, declaró la Primera Dama , sorprendiendo al mundo con su ignorancia.



¿Nosotros no precisamos plan B?, se despachó en Washington con una mezcla de soberbia y atolondramiento.



Muchos de los discursos presidenciales, dichos con pompa, aire de suficiencia y supuestos conocimientos, sobre todo en temas económicos, suelen ser manifestaciones superficiales sin práctica, sin arte y sin ciencia.



Ligereza e imprudencia con la que cotidianamente el gobierno hace anuncios de planes de automotores, heladeras, paquetes turísticos, planes hipotecarios, que no solamente muestran apuro e improvisación sino muchas veces desconocimiento.



Suelen constituir un fraude para los potenciales y crédulos consumidores y como en el caso de los automotores un freno a las ventas que perjudican a las concesionarias y a las terminales.



Ganado por la inmediatez y obsesionado por la tapa de los diarios, el gobierno confunde dichos con hechos, anuncios con obras, promesas con realizaciones, narraciones con soluciones.



La velocidad, el vértigo confundido con celeridad y eficiencia, se nota en estos días con el viaje a Cuba. La indisposición de Cristina al parecer le dará tiempo a la Cancillería para armar una buena agenda.



Un error el del Jefe de Gabinete. Podría haber dicho improvisado, ruidoso, impaciente, irreflexivo, y en ese caso hubiera acertado plenamente.



(*) Marcelo Elías es Diputado de la Provincia de Buenos Aires, mandato cumplido, por la Unión Cívica Radical.

cronica y analisis

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