martes, 17 de marzo de 2009

AZAFATO DESASTRE


Un desastre llamado Chávez

por Emilio J. Cárdenas
El Banco Central de Venezuela acaba de publicar el índice nacional de precios al consumidor. Como se esperaba, la inflación venezolana sigue estando totalmente fuera de control, en un nivel del 28,8% anual. En Caracas, ese guarismo es del 29,5%. La meta del gobierno para el año es, pese a todo, del 15%. Parece imposible cumplirla. Más aún cuando la economía venezolana se desacelera a la par de las demás. Las cifras son graves, aunque lo cierto es que como los gobiernos llamados "progresistas" son proclives a mentir y tergiversar las cifras, la situación puede ser, en los hechos, aún algo peor. También en Venezuela se distorsionan las estadísticas, aunque no tanto como entre nosotros.

Los precios de los alimentos, que impactan ferozmente sobre aquellos que menos tienen, están ya desbocados. Entre febrero de 2008 y febrero de 2009, crecieron un impresionante 34,7%. Esto, pese a que Chávez, para tratar --sin resultados-- de bajar el costo de los alimentos, ha recurrido frecuentemente a importarlos.

Apretado financieramente por la larga baja de los precios del petróleo (que creía jamás iba a suceder), Chávez ha acumulado, además, una pesada e irresponsable deuda externa. Venezuela obtiene, recordemos, el 90% de sus divisas de las exportaciones generadas por su sector de los hidrocarburos. La ineficiente Pdvsa, por lo demás, cada vez produce menos petróleo.

Por esto, Pdvsa, ahogada financieramente, trata ahora de renegociar sus contratos con las empresas que le prestan servicios, a las que no puede pagar en término. Algunos de los casi 6.000 proveedores, impagos, han dejado de prestar servicios hasta que se satisfagan los pasivos acumulados. El objetivo del gobierno de Chávez es gastar en servicios un 40% menos. Esto, inevitablemente, continuará resintiendo los volúmenes que se extraerán.

Por otra parte, está usando el Ejército para luchar contra los aumentos de precios en los alimentos. Como en todas partes, los controles de precios no sirvieron para contener la inflación, sino para ocultarla brevemente. Pero están vigentes, distorsionando todo. Falta todo, desde el café a los pollos. Los productores se niegan, con razón, a trabajar a pérdida, como pretende Chávez. Hay 12 productos esenciales del rubro alimenticio que tienen precios controlados. Entre ellos, el arroz, el azúcar, la leche, las pastas, el café y el aceite de cocina.

Ante los múltiples controles de precios, los productores agropecuarios se las ingenian para tratar de no terminar arruinados. Los de productos lácteos, fabricando leche descremada, en lugar de entera, desde que ésta tiene precios controlados. Los arroceros, produciendo arroz con distintos gustos, en lugar de vender simplemente arroz blanco, cuyo precio está también controlado. De allí la agresividad de Chávez, que los acusa de hacer fracasar sus políticas sociales y aprovecha los enfrentamientos para nacionalizar cuanto puede. Esto supone apoderarse de los activos expropiados sin previamente pagar lo que en justicia valen. A la manera de Velazco Alvarado en un Perú que, irresponsablemente conducido desde el capricho, terminó quebrando.

Venezuela no cree en la ortodoxia económica. Sólo en el voluntarismo de Hugo Chávez. Así le va y así va a acabar. El perjudicado por el caos generado por Hugo Chávez es y será el pueblo de Venezuela.

Emilio J. Cárdenas fue embajador argentino ante las Naciones Unidas.


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