martes, 15 de septiembre de 2009

NESTOR DESESTABILIZA


Tan inocultable es la presencia de su esposo que la jefa de Estado no pudo evitar ayer un fallido: la tratan, advirtió, “como si yo fuera una persona que no decido y quien decide es el presidente Kirchner”.
Por Susana Viau


NuevoEncuentro 15/09/09


Ministros y hasta un gobernador piden la renuncia de Julio Cobos. Las razones que invocan son diferentes: “desestabiliza” al Gobierno, dijo Aníbal Fernández; la situación “no registra antecedentes”, afirmó Mario Das Neves. Para el Gobierno, el vicepresidente decorativo se ha convertido en una piedra en el zapato; para quienes como el chubutense se piensan presidenciables, Cobos es hoy por hoy un competidor imbatible en las encuestas.

Está claro que no es el mendocino quien conspira contra el equilibrio de Cristina Fernández: es su propio marido, el hombre a quien todos consideran ideólogo del conflicto agrario y fogonero de la lamentable intervención de la AFIP en el diario Clarín. Por ese último chiste, que abrió una vía de agua en sus filas, la Presidenta tuvo que dar marcha atrás en la Ley de Medios y declinar la participación de las telefónicas.

No es una reculada total, siempre quedará la hendija de las empresas de servicios públicos para filtrar al empresariado amigo. Tan inocultable es la presencia de su esposo que la jefa de Estado no pudo evitar ayer un fallido: la tratan, advirtió, “como si yo fuera una persona que no decido y quien decide es el presidente Kirchner”.

El nombre de Cobos posibilitó en 2007 el remedo de frentismo que llamaron “transversalidad”. Procedía de otra vertiente: ni del Frente para la Victoria, ni del justicialismo. Era un personaje discreto y pese a ello fue desdeñado por la Presidenta, que hasta en lo gestual lo convirtió en un convidado de piedra. Era, es, un vicepresidente electo, con la misma cantidad de votos que Cristina Fernández. ¿Qué cuentas habría que hacer para discriminar qué aportó cada uno a esa sociedad?

Daniel Scioli sabe de qué se trata el estilo K. Él también, durante su vicepresidencia, fue ignorado, humillado. A diferencia de Cobos, supuso que, como en el Sermón de la Montaña, la pobreza de espíritu recibiría en premio el reino de los cielos. Le dieron la provincia de Buenos Aires y sigue padeciendo. Los Kirchner no quieren segundos sumisos ni insumisos. En su lógica no hay lugar para vicepresidentes.criticadigital

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