jueves, 14 de abril de 2011

ASESINO Y DENUNCIAS


VERBITSKY: DEL ASESINATO DE POLICÍAS A LA DENUNCIA DE CORRUPCIÓN POLICIAL

El gobierno anarquiza la institución y potencia la inseguridad

Por Guillermo Cherashny

Insólita respuesta dio Nilda Garré cuando se le preguntó si había presentado una denuncia penal ante la grave corrupción que, según ella, aqueja a la Policía Federal: “no tengo ninguna prueba, es lo que ven los vecinos”, afirmó.

La realidad es que tampoco tiene ningún plan para restablecer la seguridad en la Capital Federal y que la verdadera política oficial es continuar con las purgas permanentes basadas en chismes de los vecinos. El otro eje de esta “política de Estado” es el acoso a Mauricio Macri para que éste se vea obligado a destacar a la Policía Metropolitana en alguna zona de conflicto. Entonces, tal vez casualmente se inicie una balacera y así el kirchnerismo podría “tirarle un muerto” al jefe de gobierno. Tal es la principal misión de Garré y Verbitsky. Mucha gente se pregunta si no fue un exceso de audacia que la ministro haya denunciado días atrás la supuesta corrupción de la Federal, sentada junto a Horacio Verbitsky, quien fue acusado junto a Mario Firmenich de colocar en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal la bomba que el 2 de julio de 1976 mató a 24 policías. Esto motivó que unos días después aparecieran en la localidad de Fátima (Tucumán) el mismo número de cadáveres, pero vinculados al ERP y Montoneros.

Traiciones y recompensas

Tres semanas atrás, la Sala Uno de la Cámara Nacional de Casación Penal sobreseyó a Verbitsky por el referido atentado. El pronunciamiento judicial se basó en que no había pruebas suficientes que acreditaran la culpabilidad de Verbitsky. Es cierto, sin embargo, que existen unas declaraciones del periodista en las que se atribuye ser el autor intelectual de ese atentado. Sobre el curriculum del numen de Página 12, historiadores montoneros señalan que en enero del ‘76 lideró un atentado fallido contra el entonces presidente Jorge Rafael Videla y que luego huyó sin saber si había tenido éxito. Por su deserción, la conducción de Montoneros no sólo lo expulsó de “la orga” sino que lo condenó a muerte. Verbitsky partió entonces hacia un dorado exilio en Lima y hasta allí se dirigió a oficiar de verdugo el actual funcionario del Ministerio de Defensa Martín Grass. Pero éste finalmente renunció a cumplir su misión. Por este motivo fue premiado muchos años después por Verbitsky, que lo hizo designar por Garré a cargo de la reestructuración de las Fuerzas Armadas.

Pero el saldo de esta saga que tiene trascendencia actual es que, para la Policía Federal, Verbitsky fue el autor del peor atentado sufrido en la historia de la institución. No es de extrañar entonces que se esté produciendo, de hecho, una huelga general de brazos caídos. Naturalmente, el resultado puede ser uno solo: un aumento substancial de la inseguridad.

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