viernes, 8 de abril de 2011

PELEA DE CONVENTILLO



El Liberal - 08-Abr-11 - Opinión

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Una pelea de conventillo

por Hugo E.Grimaldi

Hay demasiados dislates en la cuestión de la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires como para pasarlos por alto. El primero, el más evidente, es que la puja entre políticos ha dejado de lado a la gente y con la excusa de que todos se están preocupando para mejorar la cosa, nadie cuida a nadie y hay un conventillo de cúpulas que tiene un rancio olor electoral.

Entre el papel de mártir de Mauricio Macri y el “a mí no me miren” de Nilda Garré, lo cierto es que no hay quien se haga cargo no sólo de este costado puntual, cuyo común denominador es la falta de diálogo, sino del foco del asunto, que es el padecer de los vecinos, que sufren la inseguridad todos los días de todo el año.

Hasta hace unos meses, tal como niega la inflación, el Gobierno nacional negaba la inseguridad. De la noche a la mañana, despertó del letargo y le dio rango de ministerio a un área que era el Patito Feo de la Administración. Ahora, se ha descubierto que saturar la calle con gente propia es bueno para la prevención, pero además para mostrar a la Federal cerca de la gente, lo que podría ayudar por simpatía y sensación de seguridad a tener mayores chances electorales.

En este contexto, y puntualmente con la orden de retirar los 1.400 federales de las dependencias porteñas, el rol de Garré ha estado plagado de contradicciones y de desmesuras, entre ellas anunciar un cambio tan drástico de política con un plazo de apenas 24 horas no sólo en áreas burocráticas de la Ciudad, sino en hospitales, escuelas y cementerios.

Un día más tarde, la ministra fue desairada por el jefe de Policía, ya que recién entonces éste le notificó formalmente a la Ciudad una medida que, por contrato, debía comenzar a regir un mes después. Más allá de que Garré se compró un juicio, lo racional es que si se atienden las necesidades de la gente, en un día no se puede llevar a cabo un plan racional de reemplazo de efectivos.

Lo más delirante del asunto fue la excusa ministerial para sacarle los federales a Macri para “ponerlos en la calle”. El punto está en que esos policías están a contraturno ocho horas en la calle, ya que su contribución a los porteños era “adicional”, es decir que se les pagaba aparte por el servicio fuera de sus horarios.

Para justificar la medida, la excusa de la Nación fue que esa tarea les producía “estrés”. Pero bastó que quienes recibían ese dinero extra se quejaran ante sus superiores, para que la Federal decidiera atender ese pago, para que ahora ese “adicional” lo cumplan en la calle, probablemente con el mismo “estrés” que antes, con 14 horas de patrullaje, pero del lado correcto.

Es verdad que la Policía Metropolitana nació mal barajada, algo que asesores de Garré le endilgan en la interna de Olivos a Aníbal Fernández y que los celos y las peleas por el manejo de las cajas han provocado ya más de un cortocircuito, con espías incluidos, pero lo cierto es que los planes de coberturas barriales de la Metropolitana, con recursos humanos acotados, son conocidos desde mucho tiempo atrás.

Pese a que Garré, desde afuera, dice que lo puede hacer, resulta materialmente imposible que con 2.500 efectivos se puedan reeemplazar en 24 horas a 1.700, salvo que se deje sin atender la seguridad de varios barrios porteños donde la Metro hoy tiene presencia y aceptación ciudadana.

Más allá de aquello que los funcionarios de la Ciudad alegan como sorpresa, la sensación que dio el gobierno porteño fue la de “como me conviene me cruzo de brazos y espero que comiencen a suceder hechos desgraciados”. Puso un patrullero propio por la tarde frente al Hospital Pinero y cuando lo retiró hubo dos robos por la noche.

Otro papelonazo surgió del contacto que tuvieron el miércoles los ministros Guillermo Montenegro y Nilda Garré. Mientras ésta habló de que “acordó” con la Ciudad “coordinar esfuerzos”, el porteño se escandalizó porque sólo habían hablado por teléfono.

Mientras tanto, una ambulancia del Same no pudo ingresar a una Villa y una persona falleció. En el colmo del paroxismo, los médicos del Same dicen que no había custodia policial para entrar y la Nación asegura que los choferes tienen órdenes de no subir a los federales para que los custodien.

En el mejor tono de “Intrusos”, si el culebrón de la pelea sigue tan lleno de bajezas hasta octubre, seguramente habrá mucho movimiento y rating, pero también novedades terribles para la gente.

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