miércoles, 13 de abril de 2011

VIENTO DE COLA


Con el viento de cola

no alcanza

(Por Agustín Monteverde)



Para sostener el superávit externo se necesitarán vendavales.

• La demanda agregada está siendo cebada por los incrementos salariales, los subsidios sociales y las tasas de interés negativas; pero éstos no son los únicos impulsores.



• Con estos niveles de inflación, las familias aún prefieren consumir antes que ahorrar mientras que con las actuales tasas de fondeo y las periódicas recomposiciones salariales los bancos optan por financiar esos consumos antes que la inversión de las empresas.



• Y al fisco se le hace muy fácil recaudar el impuesto inflacionario y licuar el gasto.



• La conclusión casi instintiva es que la inflación permite estimular la demanda y sostener el crecimiento del PBI a tasas significativas.



• Y para buena parte de los argentinos, la inflación no molesta o, más bien, molesta poco.



* Esto se debe a que el ritmo de aumento de los ingresos sigue de cerca el crecimiento de los precios e incluso, en algunos casos, el salario mantiene una leve ventaja respecto a la inflación.



* Para los segmentos medio y medio-altos ocurre además que se produce la sensación de mayor bienestar que provoca el aumento de los ingresos medidos en dólares por efecto de un tipo de cambio casi fijo, con leve variación en los últimos doce meses.



• Claro que este no es el caso de las jubilaciones y de los salarios de los empleados públicos, que ven caer su poder adquisitivo.



• Ni, mucho menos, el los trabajadores informales.



• La contracara de la sensación de desahogo que producen los aumentos salariales con un dólar estable es la suba del costo argentino que afecta a los exportadores y a los sectores sustitutivos de importaciones.



Por el contrario, comprar afuera y vender en el mercado local es cada vez más rentable.



• La competitividad bilateral con todos los socios comerciales principales se ha deteriorado.



• El tipo de cambio real bilateral -que toma en cuenta la inflación de ambos países- con los Estados Unidos, se redujo 65% respecto a los niveles de 2004.



• Y con la Unión Europea y China cayó 50%.



• Con Brasil, pese a la apreciación nominal del real, ha descendido 25% desde 2006.



• Pese a disfrutar de los términos del intercambio más altos en décadas, el sobreestímulo a la demanda, el desfavorable clima para la producción y la inversión, y el atraso cambiario se están devorando el superávit comercial.



• Tanto la inflación como el superávit comercial acentúan progresivamente el atraso cambiario.



• Y esto, a su vez, tiende a erosionar el excedente comercial



• De esta forma, el excedente comercial y de cuenta corriente es cada vez más dependiente del alza de los precios de exportación, suba que debe ser prácticamente continua para compensar el impulso importador que proveen el atraso cambiario progresivo y la brecha creciente entre la oferta y la demanda doméstica.

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