domingo, 4 de mayo de 2008

GASTOS DE LA REINA KRISTINA

La vuelta al mundo en first class
Mirar la Torre Eiffel desde un auto importado con chofer, sentarse en un restó exclusivo de la histórica Plaza del Oriente en Madrid y almorzar solomillo de buey con champagne francés. Pagar platos de 200 euros. Dormir en suites diseñadas para estrellas en hoteles de lujo. Cristina Kirchner lo hizo todo cuando era candidata.


NuevoEncuentro 04/05/08



La Justicia investiga las cuentas de los viajes de instalación internacional de la campaña presidencial de 2007. Hay propinas por 8.570 dólares en tres días, suites de 2.200 euros por noche y desayunos en la cama de 165 dólares.

Mirar la Torre Eiffel desde un auto importado con chofer, sentarse en un restó exclusivo de la histórica Plaza del Oriente en Madrid y almorzar solomillo de buey con champagne francés. Pagar platos de 200 euros. Dormir en suites diseñadas para estrellas en hoteles de lujo. Cristina Kirchner lo hizo todo cuando era candidata. Quería que el mundo supiera que ella iba a convertirse en la primera presidenta mujer elegida por el voto en la Argentina.

El costo de sus paseos y giras de instalación internacional se acercó al escándalo, pero el Gobierno se negó una y otra vez a explicar los números de sus tours, a pesar de que fueron pagados sin excepción con fondos oficiales. Sin embargo, una causa judicial que se tramita en el Juzgado Federal de Norberto Oyarbide obligó a la Secretaría General de la Presidencia a reconocer los gastos. Según la documentación oficial a la que tuvo acceso Crítica de la Argentina, Cristina gastó $7.853.090,64 en cinco viajes al exterior que en total duraron 24 días.

Durante 2007 hubo cinco giras con gastos que dispararon la polémica. Francia en febrero; Ecuador y Venezuela en marzo; México y Estados Unidos entre abril y mayo; España en julio y Alemania y Austria en septiembre, por una invitación de la empresa Volkswagen, que también está siendo cuestionada en la Justicia por parecerse demasiado a una dádiva.

Toda esta información salió desde la Casa Rosada con destino a Comodoro Py como respuesta a una denuncia realizada el año pasado, a un mes de las elecciones, por Ricardo Gil Lavedra, Andrés D’Alessio y Julio Strassera. Los tres abogados pidieron que se investigara si las giras de la candidata Cristina eran ilegales. En su querella hablaron de los delitos “de malversación de caudales públicos, peculado, y/o dádivas”. La causa está en el Juzgado Nº 7, que ahora subroga –controla– Norberto Oyarbide, aunque en aquel momento estaba a cargo de Guillermo Montenegro, el juez que hoy ocupa el cargo de ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. La fiscalía es la Nº 3, de Eduardo Taiano.

Primero fue París. Para cubrirse de las críticas, Néstor Kirchner firmó el decreto 46/2007, que anunció como viaje oficial la visita de la “primera dama” a Francia entre el 3 al 10 de febrero de ese año para participar de la ceremonia de firma de la Convención Internacional para la Protección de Personas contra las Desapariciones Forzadas.

En ese viaje y en todos los que siguieron, Cristina tuvo la compañía de una comitiva que hoy –ya como presidenta– sigue a su lado. Con pasajes en clase business de Air France volaron a la ciudad luz Héctor Daniel Mazza –secretario personal–, Laura La Torre –encargada de prensa– y el vocero presidencial, Miguel Núñez. En la documentación presentada por la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Oscar Parrilli, el funcionario que figura como responsable por todos los gastos es Mazza, un grandote que hoy sigue a sol y a sombra a Cristina y que tenía bajo su responsabilidad la asistencia en Ceremonial y Protocolo a la primera dama. A su nombre figuran, en el viaje a París, pedidos de “anticipo para gastos de asistencia” a Cristina por 130.000 euros. Hay que recordar que el viaje duró siete días. En ese período, Mazza, Núñez y La Torre presentaron viáticos por US$ 22.000 en total.

La candidata y sus funcionarios se alojaron en el hotel Le Meurice, instalado sobre la romántica Rue de Rivoli. Desde ahí podían caminar hasta el Louvre o la Place de la Concorde, que quedan a pocos metros, al igual que las boutiques más sofisticadas como Hermes, Chanel, John Galliano y las inaccesibles joyerías de la Place Vendôme.

Para que la candidata durmiera en Le Meurice, el Estado argentino gastó 19.860 euros, que al cambio de aquel día (4,08) equivalen a 81.028,80 pesos. Sólo la suite presidencial para Cristina costaba 2.200 euros por noche.

El resto se tuvo que conformar con habitaciones de 600 euros cada uno. Todo ese dinero, más 800 dólares de gastos de servicios de habitación, fue transferido a la sucursal Place Vendôme del BNP de París, a una cuenta registrada a nombre del hotel. El Gobierno pagó en tiempo y forma pero, unos días después, tuvo que mandar más efectivo: en el último día de su visita, Cristina, la candidata en gira, había dejado pendiente de pago una factura de 137 euros del minibar de su habitación.

En la documentación hay datos claros y otros no tanto. Los funcionarios presentaron sobreabundancia de tickets para validar los viáticos de sus tres acompañantes oficiales, pero no hay registros de otros funcionarios que viajaron y se alojaron en el Westing Paris Hotel, donde la Secretaría General de la Presidencia transfirió 10 mil euros por las habitaciones rentadas. No hay gastos a nombre de Cristina en la documentación, pero hay planillas de viáticos generales por montos exorbitantes: en el caso de París, se entregaron documentos por $2.511.889,05.

Para moverse por la capital francesa, la comitiva contrató los servicios de la compañía Elite Limousines. A la candidata la trasladaban en una van de lujo con chofer que costó 454,98 euros por día. Además, solicitaron otras vans, de menos cilindrada, y en la factura de la empresa consta el alquiler de “dos camionetas para equipaje”. Las valijas de Cristina necesitaban más espacio. El servicio insumió 14.385 euros en la semana de estadía, es decir $ 58.690,80.

El segundo destino fue menos glamoroso pero tampoco salió barato. El 21 de marzo, Fernández de Kirchner voló a Quito y luego a Caracas, en una gira de cuatro días junto al vocero Núñez, sus secretarios privados José Bounine y Fabián Gutiérrez, y la asesora de gabinete –según consta en el decreto 246/2007– María Angélica Bustos. También la acompañaron el canciller Jorge Taiana y el ministro de Infraestructura, Julio De Vido. Aunque no figura en los documentos presentados por el Gobierno, Cristina voló hasta Ecuador en un avión Gulf Stream 5, propiedad de Eduardo Eurnekian, el empresario dueño de Aeropuertos Argentina 2000, concesionaria de los aeropuertos. En aquella misión, que no tenía un objetivo oficial concreto, se reunió con el presidente Rafael Correa, quien para confirmar que el viaje se trataba de una presentación internacional de la candidata, pronosticó que Cristina sería “muy probablemente” la futura presidenta de la Argentina.

Cuando la entonces senadora llegó a Venezuela, Hugo Chávez la recibió con palabras similares: “Algunos dicen que puede llegar a ser la próxima presidenta de la Argentina”, le comentó mientras Cristina sonreía para las fotos.

Al sumar todos los gastos presentados por la Secretaría General de la Presidencia, los cinco días de la escapada latinoamericana costaron 1.371.494,22 pesos. Como en el resto de los destinos, fue puro lujo. Su asistente Mazza (que por alguna razón no explicada no aparece en el decreto oficial de la comitiva), pidió adelantos por 70 mil dólares y presentó viáticos por $63.986. Cristina se alojó primero en el Radisson Hotel de Quito y después en el Gran Meliá Caracas. Siempre, en todos los viajes, la esposa de Néstor Kirchner durmió en la habitación más cara que el hotel tenía para ofrecer. Esta vez, los gastos de la comitiva ascendieron a $11.700 por tres noches de alojamiento. Y hay facturas por alquiler de autos de lujo a la empresa Goncar en Ecuador y Guerrero Baez Marco en Venezuela.

La tercera escala de la gira por el mundo fue una visita a México y otra a Estados Unidos: cuatro días en el DF mexicano y tres en Washington. Primero, los viajeros se alojaron en el Hotel Nikko, “el mejor hotel de lujo de la ciudad de México”, según promociona su página web. Allí Cristina durmió cuatro noches en una habitación de 1.550 dólares. Según parece, el cuidado de los fondos públicos no fue la premisa que guió el viaje, porque en la factura del hotel hay varios desayunos completos de 165 dólares cada uno, a pesar de que las habitaciones incluían el café con leche de la mañana.

En total, el gobierno nacional le transfirió 11.619,30 dólares por hospedaje, alquiler de oficinas y breakfast completos en esa parada del tour. El transporte por el congestionado Distrito Federal costó 5.170 dólares, pagados a la empresa local Chapultepec.

A Washington, la primera dama llegó para participar de la gala central del Congreso Judío Mundial. Al recibirla, su director, David Harris, la comparó con una “estrella de rock” con “brillante futuro”. Ella hizo honor al menos a la primera parte de ese halago. Se alojó en el exquisito Sofitel de Washington donde pagó 3.800 dólares por dos noches y alquiló oficinas para reuniones por otros 5 mil dólares.

En total, la cuenta de la comitiva argentina en el Sofitel fue de 17.588 dólares. A ese viaje también asistió Rubén Zaccarías, director de Ceremonial de Presidencia, quien pasó 8.570 dólares de propinas por tres días de estadía. En esa corta visita, los traslados dentro de Washington también fueron dignos de las clases más acomodadas del mundo. American Transportation facturó 19.621 dólares por llevar de un lado a otro a toda la comitiva.

Llegar a España es como volver a casa para la Presidenta. Su afinidad con los reyes y con Rodríguez Zapatero convirtió a Madrid en un destino amigable. En julio del año pasado viajó hasta allí para almorzar con el rey Juan Carlos en el palacio Marivent, de Mallorca. La acompañaron los asistentes, el vocero presidencial, sus secretarios, funcionarios de Ceremonial y su custodio. A pesar de que el cerco a la prensa argentina fue –como casi siempre– infranqueable, Laura La Torre, una de las encargadas de la relación con los medios enviados, pasó viáticos por “café con periodistas” por 8.184 pesos durante los cinco días de viaje.

El funcionario de Ceremonial presentó “propinas” por 2.100 euros. También figura en ese viaje una factura de un almuerzo para dos personas por 429,77 euros. Fue en el Café de Oriente, un clásico restó frente al Palacio Real y junto al teatro de la Ópera madrileña. El lugar es famoso entre los entendidos por su gran cava de vinos y su carta de habanos y allí los argentinos pidieron un solomillo de buey de 114 euros, entre otras delicadezas. Para que no se les atragantaran los platos, tomaron un espumoso Moet & Chandon grand vintage de 104 euros la botella.

Para septiembre, mientras recrudecía el conflicto docente en Santa Cruz y la protesta social acorralaba al gobernador Carlos Sancho, Cristina voló a su quinto destino, Alemania y Austria. Invitada –según se encargó de promocionar el gobierno– por la empresa automotriz Volkswagen, en tres días Cristina recorrió Wolfsburgo, Berlín y Viena. Viajó con su comitiva de siempre y con la compañía de las cámaras de televisión de la productora La Corte, que transmite las imágenes oficiales de Presidencia. Se alojó en el Hotel Sacher Wein y en el Regent Berlin.

Su secretario, Mazza, pidió anticipos para asistirla por 211.000 euros. Aquel viaje, que no debía generar demasiados gastos –se trataba de una invitación, en teoría–, terminó restando de las arcas del Estado 1.370.762,95 pesos. Fue el último tour de la candidata Cristina, un periplo que, días antes de ser electa presidenta, se convertía en una denuncia penal. En la cuenta de gastos del fisco quedaron así casi 8 millones de pesos que buscan justificarse.

El álbum de fotos más deseado

Los viajes de Cristina Kirchner fueron organizados especialmente por el equipo de campaña para mostrarla como una futura estadista y dejar atrás la imagen de legisladora que consiguió en su paso por el Congreso nacional. A pesar de que aún no se había lanzado oficialmente como postulante, Cristina se reunió en febrero en Francia con Ségolène Royal, la entonces candidata socialista, y con el primer ministro Dominique de Villepin. En Quito se sacó fotos con el presidente Rafael Correa y con su colega Hugo Chávez hizo lo mismo en Caracas. En México fue recibida por el presidente Felipe Calderón y en Washington se entrevistó con Hillary Clinton, que compite por la candidatura del Partido Demócrata por estos meses. En Alemania se dio la mano el 11 de septiembre con la canciller Angela Merkel y en Austria fue recibida por Heinz Fischer, el presidente de ese país.

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