jueves, 29 de abril de 2010

LA GUERRA DEL VIROLO


La guerra de Néstor


Los Kirchner jamás se imaginaron estos enemigos según el análisis de Fernando Paolella desde «Periódico Tribuna»:


‘’Tenemos que llamar a las cosas por su nombre. La primera fuerza de la oposición es la concentración mediática’’, se exasperó Néstor Kirchner ayer a la caída de la tarde, en un palco instalado a la vera del edificio de la CGT.


Y nuevamente le apuntó al multimedios Clarín, ya permanentemente instalado en el imaginario nacional y popular como el “Gran Satán” a quién destruir en defensa propia.



Sus palabras, celebradas por un exultante Hugo Moyano, viene a instalar más crispación en un ambiente enrarecido en el cual los escraches “patoteriles”, las acusaciones de operaciones políticas y demás yerbas están definitivamente a la orden del día.


Para colmo, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró que a algunos periodistas independientes ‘’había que vacunarlos contra la rabia’’.


Curiosa afirmación, dado que no se tiene conocimiento de que ningún hombre o mujer de prensa haya emprendido a mordiscones la humanidad de algún político oficialista.



Pero también esto, aparte de llamar la atención el dudoso humor empleado (si de veras se haya querido hace un chiste, claro está), no es la primera vez que se compara a la oposición con los aludidos perros.



Pues hace un escaso tiempo atrás, la primera mandataria dijo en uno de sus frecuentes discursos televisivos que sus contrarios ‘’seguían ladrando’’, mientras ella y su marido continuaban gobernando. Esto es una especie de transliteración del término aquel ‘’civilización y barbarie’’, pero visto desde otra vertiente. Mientras ellos dos, y sus seguidores, constituyen la civilización, a los contrarios ni siquiera les cabe el sayo de bárbaros, ya que son apenas una jauría aullante. ¿A quién se le ocurrió semejante ditirambo verbal, a Ricardo Forster?



En medio de tanto guau, guau, no ceden los ánimos violentos propios de una escalada fascista.



Para echarle una pizca más de napalm al incendio, la inefable Hebe de Bonafini ratificó que mañana jueves efectuará el anuncio juicio público a 12 periodistas sindicados como colaboradores de la Junta Militar. Ante esta otra muestra de intolerancia, se alzaron centenares de voces en protesta: ‘’Distintos referentes opositores, representantes del agro y organizaciones no gubernamentales se sumaron ayer al repudio a las agresiones a la prensa evidenciadas en la aparición de afiches anónimos agraviantes y al «juicio público» a periodistas que organizará mañana la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.



El ex presidente Eduardo Duhalde responsabilizó directamente al Gobierno por los ataques. «Yo, por ejemplo, adonde voy me escrachan, usan los mismos carteles, todo igualito. Son las cooperativas de escrache de la SIDE», denunció el ex presidente durante una disertación organizada por la Asociación de Dirigentes de Empresa.



Para la diputada radical Silvana Giudici, presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara baja, «el Gobierno promueve el clima de violencia en el país, porque no quiere una democracia plena donde todos hagan valer sus derechos».



La Comisión de Enlace de entidades agropecuarias, que integran sus cuatro organizaciones más representativas, se manifestó en contra de lo que denominó una «creciente ola de intolerancia hacia todos aquellos que exhiben una posición distinta de la del Gobierno, que trae reminiscencias de las más oscuras épocas de la historia argentina».



El Club Político Argentino también hizo llegar su «solidaridad activa a estas nuevas víctimas» y, además, instó «a todos los interesados a un debate público y una deliberación democrática sobre esta práctica repudiable que socava nuestra aún frágil democracia». Firman el texto, entre otros, Henoch Aguiar, Antonio Camou, Segundo Campos, Marcelo Cavarozzi, Federico Merke, Daniel Muchnik, Carlos Mundt y Juan Gabriel Tokatlian.



También las Madres del Dolor expresaron en un comunicado su repudio a los ataques sufridos por periodistas independientes.



La ex ministra Graciela Fernández Meijide fue enfática en su rechazo. «La intolerancia en todos los ámbitos crece. Siempre detrás de la caza de brujas hay una ideología, hay un poder, y está el idiota útil que lo hace. Algunas personas que han tenido todo el mérito de luchar contra la dictadura se olvidan que, cuando uno peleaba, peleaba también por las libertades. El escrache y la patota son lo más fascista que hay», afirmó la ex integrante de la CONADEP.



El senador socialista Rubén Giustiniani expresó en un proyecto de declaración su «preocupación» por la publicación anónima de carteles intimidatorios contra los 12 periodistas aludidos en él.



Por otra parte, el periodista Joaquín Morales Solá recibió decenas de mensajes de solidaridad a raíz del «juicio público» con el que lo amenazó Bonafini. Entre otros se destacan Aldo Donzis, presidente de la DAIA; Roy Cortina, titular del socialismo porteño; Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio, y Ricardo Recondo, presidente de la Asociación de Magistrados’’, según una nota de Cardales Producciones.



Días de delirio extremo



Con todo este iracundo trajinar, es obvio que ya no queda ningún margen para la coherencia de un debate sano o alguna otra manera de conciliación con quienes militan contra esta burda imposición de un pensamiento único. En su afán de transformar a la Argentina entera en una gran sucursal del Borda, los Kirchner le declararon la guerra a quienes jamás se pensaron como enemigos mortales. Y como contrapartida, y porque no autodefensa, surgen por centenares los grupos en las redes sociales que con miles de integrantes espontáneos, se agrupan a fin de aportar un poco de luz ante tamaño avance de las tinieblas de la impunidad.



El tremendo mensaje desprendido en el repudiable escrache al libro Indek: historia íntima de una estafa, del colega Gustavo Noriega, el domingo en la Feria del Libro, refleja con intensidad una metodología patológica. Como no se acepta la realidad, se la muele a palos y puñetazos.



El “Moreno style” marca por lo visto la agenda diaria de una administración que gira sobre sus propios delirios, incentivada por los aplausos y vítores de una minoría dudosamente voluntaria, marchando irremediablemente hacia un abismo de desencuentro y división del cual será muy difícil salir indemnes.

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