viernes, 5 de abril de 2013

INUNDACIONES....

INUNDACIONES: UN PAÍS DEVASTADO POR LA ESTUPIDEZ Y LA IGNORANCIA por Carlos Berro Madero carlosberro24@gmail.com “No es cierto que la adversidad haga frágil al hombre; solo muestra qué clase de hombre es” - Thomas Kempis Los argentinos en general, tenemos un defecto que anula casi todas nuestras virtudes: perdemos un tiempo precioso en decirnos qué es lo que debe hacer una “buena persona”, SIN PROPONERNOS EN LO MÁS MÍNIMO CONVERTIRNOS EN ELLA. Estos días en que hemos sufrido un verdadero “tsunami” pluvial con sus consiguientes inundaciones, hemos roto todas las fronteras que nos pudieran separar de la estupidez, estorbándonos torpemente mientras buscamos en un tacho de basura a los “culpables” que “debieran” asumir el papel “reparador” por años de decadencia y de un clima que ha cambiado dramáticamente en todo el mundo. “Antes de hacer algo, damos un paso atrás, como lagartijo al matar, buscando en el pasado un modelo para la situación presente y nos zambullimos en la actualidad protegidos y deformados por una escafandra ilustre” habría dicho muy probablemente Ortega y Gasset de haber estado entre nosotros. Vivimos construyendo objeciones que nos demuestren que nuestras instituciones democráticas no funcionan y decimos que están en manos de quienes creemos que hacen todo mal y solo buscan perjudicarnos. Allí comienza y termina todo. ¿Propósitos para el futuro? Ya se verá cuando terminen los “palos”. Es decir, muy probablemente, nunca. El clima ha cambiado dramáticamente en todo el mundo y los diarios internacionales están llenos de referencias acerca del daño que todos los habitantes le estamos causando al planeta con nuestro desprejuicio por el uso de “activantes” de la degradación de la tierra, el agua y la atmósfera. La sensación de menoscabo y de impotencia no tenemos que dirigirla solamente a funcionarios de gobiernos que son blancos de nuestro deseo incontenible de echarle en cara a alguien una supuesta torpeza por causarnos “pesares”. Porque ¿quién los votó al fin y al cabo? ¿El Chapulín Colorado? “El hombre medio”, sigue diciendo Ortega, “tiene las ideas más taxativas sobre cuanto acontece y debe acontecer en el universo. Por eso ha perdido el uso de la audición. ¿Para qué oír si ya tiene dentro lo que le hace falta? Ya no es sazón de escuchar, sino al contrario DE JUZGAR, DE SENTENCIAR, DE DECIDIR. No hay cuestión de vida pública donde no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus opiniones”. La reflexión que antecede, sirve para preguntarnos cuántos de nosotros tenemos capacidad para oír y “separar la paja del trigo”, evitándonos parlamentos incriminatorias que solo desnudan una fragilidad que demuestra –como dice Kempis-, qué clase de hombres somos. Y tratemos de recordar nuevamente a Ortega, aceptando nuestra liviandad, para poder decir con él: “Nobleza es signo de vida esforzada, puesta siempre a superarse a sí misma, A TRASCENDER DE LO QUE YA ES, HACIA LO QUE SE PROPONE COMO DEBER Y EXIGENCIA”. Todos somos responsables por no saber afrontar las tragedias del tiempo presente -inimaginables hace algunos años-: unos por “inacción” y otros por “distracción constante”. Macri, Scioli, De Vido, Bruera, Fernández y muchos otros, son solo una anécdota en medio del desastre; una muestra de nuestra habitual labilidad. Ya deberíamos haber comprendido a esta altura de las cosas, que lo único que paraliza ante las adversidades de este mundo es el miedo para afrontarlas. Y la única verdad, saber deshacerse de él a tiempo.

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