martes, 6 de noviembre de 2018

PRONÓSTICO

Imagen de perfilfranciscoInicio Atrás Archivar Mover Borrar Spam Un pronostico para nada optimista de cara al futuro "...De tanto ver triunfar nulidades, de tanto ver triunfar la deshonra, de tanto ver agigantarse los poderes en manos de los malos, El hombre llega a desanimarse de la virtud, A reírse de la honra, Y a tener vergüenza de ser honesto..." (Rui - Barbosa) Cifras que asustan Conclusiones que extraigo del análisis de los indicadores psicosociales que teóricamente originan problemas sociales, como así también perturbaciones, tensiones y conflictos que se encuentran ligados a cambios sociales asincrónicos de su estructura social y que inciden a su vez en el ámbito de la cultura, de las normas y valores sociales. · El acuerdo con el FMI podrá ser útil si paralelamente el Gobierno ataca los problemas estructurales para resolver los problemas de productividad y competitividad · Los indicadores revelan que padecemos una situación de crisis orgánica profunda, en la cual el dinamismo vital y la capacidad funcional de la sociedad argentina se encuentran peligrosamente reducidas (según el INDEC los salarios acumularon un alza de 12,1%, contra el 19,6% en relación con diciembre de 2017). · Estamos atravesando un período en el cual confluyen cuatro crisis de importancia equivalente: una crisis económica, una crisis social, una crisis de mediación política y una crisis de autoridad o liderazgo. · La crisis económica, le ha cambiado la cara al país. Las familias argentinas pueden adquirir hoy apenas el 45,3% de los bienes y servicios que compraban hace tres años, y solo el 70% de la canasta de consumo que adquirían a fines del año pasado. La salud, la educación y la seguridad pública están próximas al colapso, o colapsadas, según quien las analice. · Gran error del gobierno fue privilegiar un incondicional apoyo a la burocracia sindical y algunos líderes de las organizaciones sociales · La inflación junto al permanente aumento de los combustibles, energía eléctrica y gas, contrajeron el poder adquisitivo y profundizó la caída de la actividad. A ese desconcierto, puede seguirle la desinversión empresarial. · El deterioro de expectativas, sumado al bajo nivel de confianza y la caída del ahorro en los estratos medios, indican la imposibilidad en el corto plazo de cualquier tipo de reacción positiva. Estamos, cada vez, más empobrecidos todos, con el agravante de que lo que realmente aumenta, es la deuda (interna y externa) muy por encima de nuestra capacidad de pago, el desempleo, la marginalidad social, la inseguridad y consecuentemente empeora la educación, la salud y en general nuestra calidad de vida, todo lo cual conforma un cóctel de indicadores sociales muy explosivos. · Convivimos en una sociedad zambullida en una profunda y espesa anomia fértil para todo símbolo de violencia · En dicho estado, los valores, las perspectivas y hasta las ilusiones son radicalmente diferentes según el estrato social que analicemos, lo que les permite poner en cuestión las reglas de convivencia sobre las que se asienta nuestra comunidad. La gente resiste y reclama por la defensa de sus derechos a alimentarse, educarse y a tener un trabajo; se rebelan contra el destino de pauperización material e intelectual que les está ofreciendo Mauricio Macri (según el INDEC, hay 12 millones de pobres y 2 millones de indigentes). Resiste, porque forma parte del espíritu humano el defender aquello que mucho les costó o cuesta alcanzar y que mucho más les duele perder. Resiste, porque resistir es sobreponerse, aguantar, tolerar el dolor y la angustia con la convicción de que existe otro horizonte, otra alternativa. Resiste, porque no acepta ser despojada de toda posibilidad de esperanza. Por ello es altamente probable que, paralelamente a la profundización de la crisis, se incremente también el malhumor y la conflictividad social. ¿Desobediencia civil? · La situación del empresariado nacional que jamás ha asumido riesgos confiando en las prebendas estatales y en los mercados "cautivos" para asegurar su ganancia, ante la aguda recesión y la incertidumbre financiera es crítica; ni hablar de su situación ante la Justicia. · La inflación junto a la "espiralización" de la cotización del dólar, están realizando el "ajuste" y la reducción del gasto público que los políticos tanto oficialistas como opositores (diputados y senadores del Congreso DEBIERAN HABER SIDO los encargados de definir la reforma política y el alcance de su propia exclusión) no se atrevieron ni se atreven hacerlo hasta hoy. · Tenemos por delante meses de malas noticias:fuerte recesión, inflación, conflictividad política y social, junto a una gran volatilidad del mercado.La recuperación no llega. Las perspectivas de corto y mediano plazo no son alentadoras DATOS DE LA REALIDAD LA ILUSIÓN DILUIDA · Convivimos en una sociedad sonámbula y devastada en la cual intentamos prolongar desesperadamente las transacciones cómplices hasta en la hostilidad. Cualquier desastre es preferible a la lucidez, a la la comprobación de la pérdida; cualquier riesgo es más aceptable que la percepción y toma de conciencia de la realidad. La pobreza se infantiliza. En la Argentina, los niños y los adolescentes, son el eslabón más débil en la cadena de la crisis. Alrededor de 5,5 millones de niños y adolescentes menores de 18 años, la mitad de la población de esa edad, están por debajo de la línea de pobreza. Pensemos que esos niños son los que forjarán el futuro de la Argentina y solo con ellos y a través de ellos se podrá interrumpir, o no, el ciclo de pobreza, exclusión, intolerancia y discriminación existente (pobreza 27,3%. 9,6% desocupados) · Los costos que nadie mensura de esta crisis y que inexorablemente afectarán al país en el mediano y largo plazo, son los sociales, porque la mala alimentación, la peor educación junto al daño psicológico y económico que genera la desocupación, a nivel individual y familiar, no podrá ser aliviado por un subsidio, que ni siquiera modificará los índices de indigentes, porque ese monto muy pronto será devorado por el efecto negativo de un escenario con inflación y una presión impositiva asfixiante e inimaginable. · Hoy por hoy la única oligarquía perenne extractiva y corrupta que sobrevive, es la de los políticos. · La gente descree de todo desarrollando su escepticismo y resentimiento a espaldas de la sociedad. Familias disgregadas, escuelas que no pudieron contener a sus alumnos y un Estado que no entiende que el progreso de nuestra sociedad, no puede depender solo del mercado. · Dejar que la marginación aumente y que la sociedad se polarice en la forma que lo está haciendo, es activar un peligroso dispositivo de desintegración social. · La violencia urbana es como un espejo que devuelve a la sociedad su imagen erosionada y anómica en donde una juventud despreciada laboralmente junto a un pueblo que no encuentra reposo, ni bienestar, ni la menor consideración, juegan al límite entre la vida y la muerte. · El 58% de los jóvenes del conurbano no cumple con las 4 comidas principales. El 71% de los jóvenes de hasta 25 años confesó que nunca recibió consejos nutricionales; un 47% admitió que se saltea el desayuno; un 54% afirma que no practica ningún deporte ni actividades físicas; el 60% de los adolescentes y jóvenes no ingieren diariamente verduras; un 66% no come frutas y un 68% admitió el consumo de alcohol. · La clase media está destrozada; cada vez hay más villas miserias, más mendicidad en la calle y más analfabetos culturales… La diferencia entre la clase media con la baja es más cultural que económica. Desde diciembre de 2017 a agosto de 2018 el peso se ha devaluado un 61%!!! · Lo que queda de 2018 y los 5 primeros meses de 2019 serán recesivos con retracciones de todo tipo, salarios atropellados, lógica caída del consumo… desilusión política. · ¿Sabrán lo que están haciendo? Piense que al comienzo del corriente año la inflación apreciada por Macri fue en un 15,7% (vamos a terminar en un 30%), con un dólar de $19,30 (hoy está en $35,49) mientras el PBI rondaba los 3,5 puntos (esta por el piso)… ¿Qué nos pasó? · ¿Cuál será el límite de paciencia de nuestra sociedad? · De no mediar prudencia política y acertadas medidas económicas y financieras que alivien la presión de los ajustes y eviten desbordes impositivos, estará cerca el día en que los hechos sociales que se produzcan, serán mucho más graves y dolorosos que los que hemos podido observar y padecer recientemente. · Una profunda reforma del Estado que permita reestructurar integralmente el diseño de una administración pública cuestionada tanto por su tamaño burocrático, como por su pesado costo financiero, merece ser tenida en cuenta a la hora de analizar tanto las causas como las soluciones más apropiadas para una argentina casi defaulteada. El recorte de unos 85.000 cargos (de los más o menos 290.000 existentes a nivel nacional, provincial y municipal) que nos permita ahorrar unos 10.000 millones de pesos al año, junto a la introducción de criterios de eficiencia e idoneidad para cubrir cargos considerados decisivos, debieran ser tenidos en cuenta en el momento de materializar los criterios para la ejecución de la necesaria reestructuración para alcanzar una anhelada solvencia fiscal genuina. · Políticamente, la merma de imagen del gobierno nacional es indicador de lo que se detecta en los análisis de la opinión pública y en la de los medios que la informan: síntomas de un Estado disárquico. · La Argentina necesita urgentemente una propuesta diferente que achique la larga lista de los perdedores. Los tiempos políticos y sociales están yendo más rápidos que los económicos y pueden, en su dinámica, llevarse por delante en breve a una diligencia profundamente cuestionada en su representatividad. No hay nación posible sin cohesión social. (Mientras no haya unificación de consignas, de modo que el desasosiego y la bronca sean conducidos hacia un proyecto común consensuado, no habrá pronóstico que no sea la profundización del abismo). Hugo César Renés (5 de noviembre de 2018)

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