martes, 22 de enero de 2019

INDIGNO COMO FUI, JESUS ME DIJO...

Cuando tuve más tiempo que dinero en mi lejana y ya borrosa juventud, traté de recorrer el mismo sendero que Pedro hizo, desde la tarde de aquél Pentecostés, cuando Nuestro Señor, apareció frente a sus desolados Discípulos y Apóstoles frente a las costas del Mar de Galilea. Estuve en Antioquía, Tarso -de donde era oriundo un ex perseguidor de los primeros Cristianos- Pablo y así hasta la misma, sucia e irreverente Roma. Cuando arribé, me interesé en contactarme con algunos Frailes Franciscanos, por la extrema bondad que siempre le dispensaban a los viajeros casi sin recursos -como era mi caso-, ávidos de conocimiento. Me otorgaron albergue y comida, hasta que un Prior -el Padre Nicolás-, nativo de la Alta Silesia y ex Capellán del Sexto Ejército en el Frente del Este, me contó sus despiadadas vivencias, sobre todo, acerca las miles de extremaunciones dispensadas a tantos moribundos y heridos terminales en aquél fatídico teatro bélico. Y quizás por sentirse más allá del Bien y del Mal, me condujo por unos pasadizos no abiertos al público corriente, en el sótano de San Pietro in VincolI, en cuyo atrio, además de la estatua de Moisés, aun se exhibían las cadenas que le colocaron los rabinos del sanedrín al Primer Papa, cuando en Jerusalén, se negó rotundamente a comer carne del rito "kosher". Con gran paciencia y dificultad motriz por su estado de ancianidad, me guio hasta una piedra de unos 4 m2 que se situaba en un lateral de ese lúgubre y mal iluminado lugar. Con una improvisada tea que recogió en la entrada a ese subsuelo, la colocó sobre una inscripción muy antigua, casi ilegible. Estaba insertada en un dialecto griego que no entendí y él con su desbordante bohonomía me descifró. Decía más o menos así: Sobre este pedestal, fueron bautizados los primeros bebés de Padres Cristianos, por un pescador, que se hace llamar Pietro y que proviene de la gubernatura de Judea. Según los cálculos de este "Viejito", lo esculpido, databa de la época de Calígula, entre los años 37 y 40 de nuestra Era. Y por su cuenta sin mostrarme nada más, me confió que en ese subsuelo donde estábamos, se habían celebrado las primeras Misas. Y que luego, cuando las crucifixiones y persecuciones aumentaron, esos mítines se celebraron en las Catacumbas debajo de la Vía Apia. Agregándome que los restos de ése, uno de los primeros Mártires, estaban al cuidado de otros Monjes, fuera del Vaticano. Cuando hace algunos retorné, pude divisar un pequeño túnel vidriado en el sótano del Altar Mayor de San Pedro, en el que bajo el nombre de Capilla Clementina, se cree, están esos mismos huesos, tan celosamente guardados por Hombres Piadosos y sin tacha ninguna, durante 20 siglos. Me acerqué al diminuto Monasterio, a sabiendas del deceso de ese Santo que tuve la gracia de conocer. En verdad, pocos recordaban su existencia, porque en su mayoría eran jóvenes recién iniciados. Pero el recuerdo, permanece imborrable ante mis ojos y memoria. Observo ahora, este pálido y desteñido reflejo de lo que la Santa Madre Iglesia es actualmente y entiendo bien, mi actitud refractaria y condenatoria hacia estos actuales payasos con báculos bañados en oro y mensajes de bienaventuranza a Fieles atónitos, temerosos, desconcertados. Dejando de lado lo litúrgico, tan vacuo y falsario, por su abrumadora omnipresencia diabólica, a poco de haber leído de estos nuevos ONCE MIL CLÉRIGOS, abrazados a la pedofilia y muchísimos más que ya han dejado de ser noticia y por ello ni se publican, para ejercitar una breve exégesis de mi tan amada como lejana Patria. Macricio que a todas luces es un "soberano imbécil", si entendiese la realidad, muy aproximativa a su desaparición junto al Patrón Dólar, que el próximo año -CUANTICO-será una entelequia y que, explicaré detenidamente, quizás pronto, si tuviese el mínimo empeño, podría morigerar sus miserias, si voluntariamente se entregase a una investigación judicial, por sus desmanes y el de sus "Ceos". Toda vez que si eligiese ese desenlace, aún contaría con ciertas posibilidades de supervivencia. Todos sus estropicios en el affaire del Correo, haciendo apretar a jueces y fiscales, no lo conducirán a un plano muy diferente al de Kretina y los suyos. Alguien debería señalarse que para desperfilarse de los K, él debe inexorablemente acreditar que está hecho de otra madera, aunque volitivamente sea de madera. Nada le costaría exhibir un gesto, al abonar lo que adeuda Socma por ese ítem e investirse de un concepto de auténtica constricción. Dos mil palos gringos, para su familia son monedas. Pero se multiplicarían al infinito en capital político, con solo mostrarle a esta Sociedad, hambreada, descapitalizada e inerte que, el sincero arrepentimiento es algo debido. De seguir pontificando que los Argentinos con impagables tarifazos, extinción de las Pymes, delincuencia en crecimiento exponencial y más corruptela, como dicen en mi Pueblo -Solís- "se aguanten la calor con saco", ¿cómo imagina que será su futuro?. En verdad mucho me cuesta decodificar que alguien sea tan pelotudo como este ganso. Por ello, en momentos como éste, de tantas tribulaciones, me refugio en el recóndito pasado, deteniéndome en las encíclicas orales de nuestro Primer Pastor, cuando ante nuestros encapuchados y dubitativos Hermanos en la Fe, les dijo: INDIGNO COMO FUI, JESUS ME DIJO... Cordialmente Carlos Belgrano.-

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