martes, 31 de julio de 2012

REHENES

Rehenes del delito editorial@diariocastellanos.net Dos noticias de ayer muestran la difícil realidad que nos toca vivir y la peor que nos deparará el futuro: la restitución de un juez al que se le había pedido un juri de enjuiciamiento y la utilización de presos a los que se los libera momentáneamente para participar en actos políticos. Rafael Sal Lari, juez de garantías de San Isidro provincia de Buenos Aires, socavado por un profundo desprestigio logrado en el tiempo, había sido denunciado por mal desempeño en sus funciones y suspendido. Pero las acusaciones en su contra no prosperaron y el Jury de Enjuiciamiento resolvió restituirlo en el cargo. Lo interesante del caso es que todo sucedió porque quienes lo imputaban no pudieron reunir la caución exigida por el jurado. Una caución que se fijó en ciento ochenta mil pesos y la condición de que podría ser presentado uno solo de los nueve casos que se le atribuían. Sal Lari está cuestionado por la facilidad y rapidez con que decide las libertades de muchos detenidos, muchos de ellos reincidentes que a poco de ser liberados mataron y/o violaron como antes lo habían hecho. Contrasta el monto de la caución exigida a quienes lo cuestionan dado que las libertades que otorgaba el juez no eran bajo fianzas cuantiosas sino bajo palabra. Por ese motivo el tribunal absolvió a Sal Lari y lo restituyó en su cargo dando por finalizado el jury. El proceso se inició en el 2009, cuando vecinos de San Isidro, familiares de víctimas del delito, las Madres del Dolor y el intendente Gustavo Posse lo denunciaron por su accionar en una decena de causas. La otra está referida al Vatayón Militante, este engendro de fuerza de choque ideado por La Cámpora, por medio del cual se llevan presos a actos políticos del oficialismo. La polémica saltó a la luz cuando se conoció que, uno de los presos estrella que componía tan selecto grupo, era el ex baterista de Callejeros, Eduardo Vásquez, condenado por prender fuego a su mujer, Wanda Taddei, quien estuvo en dos de los actos organizados por Vatayón. Aunque nunca este tipo de intentos ha sido medianamente controlable y arrojó resultados positivos, la agrupación cristinista Vatayón Militante justificó y admitió la organización de eventos político-culturales con presos que reciben salidas transitorias para participar en ellos. Frente a la posibilidad de salir, aunque más no sea un rato, no hay quién deje de asociarse a ese ofrecimiento, dado que la fidelidad se pagará en reducción de penas, subsidios y "borrones y cuentas nuevas" en tanto puedan asegurar su compromiso. Por una parte, un juez que ha entendido el garantismo como una inversión en provecho propio; por otra, fuerzas de choque integradas por quienes no tienen nada que perder y quedan a la espera de las órdenes que puedan llegar. Un panorama desolador a futuro inmediato. La distorsión de las ópticas con que se observa la realidad es cada vez más evidente. Día a día el delito se asocia al poder, jugando a protegerlo a cambio de prebendas. Día a día el poder se asocia al delito, lo preserva del castigo de la ley y le impone obediencia. Si alguien ve esto de afuera no podrá suponer otra cosa que estamos en manos de la delincuencia. Y sin duda tendrá una mirada objetiva.

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