viernes, 28 de febrero de 2020

EL BRETE EN EL QUE ESTÁN ALBERTO Y SU GOBIERNO

EL BRETE EN EL QUE ESTÁN ALBERTO Y SU GOBIERNO Malú Kikuchi (29/2/2020) El brete es un pasadizo incómodo, estrecho y corto, entre dos estacas, que es usado para hacer pasar al ganado que se quiere cambiar de lugar. Simbólicamente se refiere a estar en un apriete del que resulta difícil salir. Ese es el lugar en que se encuentra el gobierno de Alberto F y… Argentina. Pareciera, daría la sensación que este gobierno quiere pagar las deudas contraídas con los bonistas privados y con el FMI. No importa quién contrajo las deudas, el Estado de una nación tiene continuidad en el tiempo. Y las deudas, sean las que fueren, deben pagarse. No se conocen las propuestas que quizás esté haciendo el gobierno a sus acreedores. Suponemos que en particular con el FMI querrán empezar a pagar cuando al país le vaya mejor, mínimo de acá a tres años, llegando hasta diez. Creemos, porque nadie dice nada concreto al respecto. El FMI aclara que se está “hablando”, no usa “negociando”. Eso es malo. Porque Argentina está amesetada, mejor dicho, económicamente paralizada. Se supone que todo empezará a moverse una vez que se solucione el tema de la deuda. Por ahora no se soluciona, se “conversa”. Con palabras y sin propuestas concretas, es imposible llegar a buen puerto. Si el gobierno le dice a los acreedores que vamos a empezar a pagar cuando el país comience a crecer, los acreedores preguntarán y “¿cómo piensan crecer?” El gobierno contestará, “se lo decimos cuando sepamos cómo vamos a pagar”. Los acreedores insistirán, “¿qué plan económico tienen?” El gobierno responderá, “no tenemos presupuesto”. “No tenemos presupuesto porque no sabemos cómo vamos a pagar la deuda”. Los acreedores pensarán, “nos están tomando el pelo, lo que quieren es defaultear”. Y Alberto F y Martín Guzmán no quieren defaultear; CFK, sí. Tiene sus propias ideas y negocios con China y Rusia. Pero lo que está haciendo Argentina, además de perder el tiempo, el del país paralizado y el de los acreedores, que de alguna manera van a cobrar, le guste o le disguste a quien fuere, es un inútil sofisma sin salida. Los sinónimos más amables de sofisma son: falacia, argucia, engaño, falsedad. El sofismo fue un invento de los filósofos griegos del siglo V (a C), desacreditado por Platón y Aristóteles. Un sofisma es una premisa absoluta que incita al engaño. “NN dice que todos los brujos son mentirosos. NN es brujo, entonces es mentiroso. Si NN miente, los brujos no son mentirosos. Si los brujos no son mentirosos, NN no lo es. Si NN no es mentiroso, todos los brujos son mentirosos y así hasta el infinito. Describe la situación del gobierno argentino ante la deuda. Queremos pagar cuando hayamos crecido. No podemos decirles cómo vamos a crecer porque no tenemos presupuesto (ni plan económico, eso no se dice). Pero sin un plan sólido y plazos de pago, no hay negociación posible. Y seguimos dando vueltas en una calesita vieja y desvencijada. No es serio y las deudas son serias. Como nos hemos convertido en el país del alambrecito (Ignaciacio Copani, “Lo atamo con alambre”), creemos que el resto del planeta se maneja como nosotros. Pero los países serios se manejan con seriedad. Algo que nos falta y no se compra, se educa. Deberíamos asegurarle a los acreedores que no vamos a gastar más de lo que producimos. Si por algún milagro desaparecieran todas nuestras deudas y pudiéramos empezar de cero, al día siguiente volveríamos a endeudarnos, porque gastamos más de lo que entra. Existe una ley física que impide sacar más agua de un balde de la que entra en el mismo. Argentina está acostumbrada a hacerlo. Se financia con deudas que contrae a lo largo de los años, con todos los gobiernos. Con todos. Y el nuevo gobierno se debe hacer cargo de las deudas del anterior. Otra vez, la eterna calesita, sin la alegría de la infancia. La música sale de discos rayados. Está despintada, con los caballitos sin cabeza y los avioncitos sin alas. Y el calesitero no nos deja agarrar la sortija. Malo, es un hombre muy malo el calesitero. Tan malo como las deudas impagas.

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