martes, 7 de abril de 2015

MI MAMÁ ME DA LA TETA

Los "méritos" de Máximo Kirchner http://www.notiar.com.ar/index.php?option=com_content&view= article&id=6413:los-meritos-de-maximo-kirchner&catid=45:politica&Itemid=79 por Luis Domenianni Mientras el país observaba el paro más amplio registrado en mucho tiempo por el reclamo del "subsector" –al decir de Axel Kicillof- de los trabajadores contra el Impuesto a las Ganancias, el kirchnerismo, capaz de imaginar cualquier cosa por ganar con relato cuanto pierde en la calle, inventaba, a la mañana del mismo día, un largo reportaje a toda una celebridad de la política argentina: Máximo Kirchner. Es que no cualquiera es hijo de un ex presidente y, menos aún, de una presidente. Es decir de un matrimonio doblemente presidencial. Y ese "mérito" a Máximo Kirchner no se lo quita nadie. Bueno, tanto como nadie, no. Estaría en condiciones de disputárselo su hermana, Florencia quien, dado que de momento, no le interesa la política, podría delegarlo en su pareja, a partir de ahora de gran futuro, Camilo Vaca Narvaja. Como dijo Sergio Massa, existen en la Argentina asuntos mucho más preocupantes que la candidatura de Máximo Kirchner como, por ejemplo, el impuesto a las ganancias, pero eso solo le interesa al "subsector" de los trabajadores. Por tanto, el resto de los argentinos ocupan su tiempo en pensar en: ... el paladín juvenil Máximo Kirchner. Amor de madre... Algo se veía venir cuando su mamá-presidente habló de las calidades inconmensurables e inigualables de su hijo, casi un faro que ilumina a la juventud argentina. Fue cuando nos anotició, cadena nacional mediante, a nosotros los argentinos que su "nene" –ella lo llama así- era un político de raza, digno heredero de cada uno de los componentes del único matrimonio presidencial con hijos de la historia argentina. El otro matrimonio presidencial, claro, fue el del general Juan Domingo Perón con María Estela Martínez, pero ninguno de los cónyuges engendró hijos, ni juntos, ni por separado. Allí, nos enteramos que Máximo había reincorporado a la juventud a la política, alejándola de la droga y de la calle... Seguramente será por eso que el exponencial incremento del consumo en la Argentina se da en el "subsector" pasivo... Es decir, los drogadictos jubilados y pensionados. En fin, fue una manipulación espectacular digna de toda la admiración del mundo porque la presidente la dijo sin que siquiera se le coloreen sus mejillas y porque la claque aplaudió el nuevo invento del relato con la pasión de la novedad y de las conquistas sociales adquiridas... para sí mismos. Lo cierto es que todo ocurrió durante la presentación de un nuevo avión que Aerolíneas Argentinas incorporó a su flota. En rigor, el verbo incorporar lo utilizó toda la parafernalia de publicaciones, diarios, revistas, portales, blogs, twitter, Facebook, radios AM, radios FM, televisoras públicas y privadas, por cable o abiertas, que responden al modelo K, publicidad mediante, para no decir que se trataba de un mero alquiler. No está nada mal que un avión se alquile. Pero parece demasiado que la presidente concurra a la recepción de un avión alquilado y hable, por ende, por cadena nacional. Después de todo, la Argentina está muy devaluada pero es algo más que la Unión de Comores o la República de Maldivas, con las disculpas del caso ante comorenses y maldivos. Rápidos de reflejos, los periodistas no oficialistas imaginamos un justificativo propio de los K: es un acto de campaña para la candidatura a jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires de otro joven bien parecido de los que ama rodearse la presidente de la República. En este caso se trata de Mariano Recalde. Nos equivocamos. Cristina Kirchner nos saca varios cuerpos de ventaja a la hora de imaginar operaciones mediáticas. Porque la mera recepción del avión alquilado se convirtió en un recordatorio histórico. Alguien pudo imaginar una evocación de los franceses Antoine de Saint-Exupéry, de Jean Mermoz o de Henri Guillaumet o del argentino Vicente Almandos Almonacid, los grandes pilotos de la Aeropostale, la compañía francesa de aviación, antecedente de Air France y de Aerolíneas Argentinas. Evocación histórica o literaria de la fantástica obra de Saint-Exupéry con títulos, además de El Principito, como Vuelo Nocturno –cuya trama se desarrolla en la Argentina- o Tierra de Hombres o Correo del Sur. Pero no, claro, ni Saint-Exupéry, ni Memoz, ni Guillaumet, ni Almandos Almonacid, ni tantos otros, fueron K. Y, como todo el mundo sabe, la historia argentina y mundial comenzó con ellos, con los K, cuando Néstor Kirchner asumió la intendencia de Río Gallegos. Por ende, mal podría ocuparse de ellos Cristina Kirchner. ... mamá previsora No, para sorpresa de todos, se ocupó de De la Rúa, no del ex presidente Fernando, sino de su hijo Antonio que, por aquel entonces, formaba pareja con la mundialmente famosa cantante colombiana Shakira. ¿A qué viene? Calma. Todas las piezas van a encajar. Con algo más que fórceps, pero van a encajar. Resulta que la presidente, para ensalzar las virtudes de su hijo y para explicarle que deberá soportar todos los ataques de los medios de comunicación insidiosos y perversos, se le ocurrió comparar la actual etapa, pletórica de éxitos si se hace abstracción –como ella hizo- del déficit descomunal que subsidian todos los contribuyentes, de Aerolíneas con la que vivía en el 2001. ¿Por qué el 2001, si la empresa fue privatizada en 1989 durante el gobierno de su ahora aliado Carlos Menem? Porque en algún día del 2001, el diario Clarín puso en la tapa de su edición al noviazgo de Antonio de la Rúa con Shakira. Y eso dio pie para comparar la frivolidad en que andaba el hijo de ex presidente con el actual ejemplo de abnegación militante que es Máximo Kirchner. Ahora, todo resulta obvio. Cristina Kirchner dio, en aquel momento, el primer paso para convertir a Máximo Kirchner en diputado. Razones: dos. Porque si es candidato a algún cargo ejecutivo –intendente, gobernador o presidente- pierde, entonces a diputado donde no hace falta ganar sino ir bien colocado en la lista, algo que para Máximo Kirchner se descuenta. Segunda, y razón fundamental, porque Máximo necesita, requiere, casi que implora con urgencia, fueros. Entonces a este ejemplo del no estudio y del no trabajo, hay que convertirlo en diputado para intentar darle impunidad. Fácil, muy fácil. Si los Kirchner no tienen nada que temer, que vuelvan a sus casas. Que no se alejen de la política. Solo que abandonen los cargos electivos por dos años, hasta el 2017. No cambia nada, claro. Se trata, nada más que desafiarlos. A ver si se atreven. Ganancias Sergio Massa, en su intento lícito de revertir su caída en las encuestas, quitó importancia a la candidatura de Máximo Kirchner e intentó anteponerle el confiscatorio Impuesto a las Ganancias. No es así. El Impuesto a las Ganancias, su reducción, ampliación o mantenimiento es una decisión administrativa. Lo del joven Kirchner hace a la impunidad. No es bueno que un país soporte una presión fiscal como la que soporta la Argentina, pero mucho más grave es que la corrupción se enseñoree desde las más altas instancias del gobierno nacional. La Argentina no es un país con bolsones de corrupción que, de vez en cuando salen a la luz, como tantos otros. La Argentina es un país con un gobierno corrupto como lo es Zimbabwe o Venezuela. Y eso no se puede perder de vista porque hace a la convivencia en comunidad. De cualquier forma no está mal dedicar atención al mínimo imponible del Impuesto a las Ganancias que se lleva, en el gobierno nacional y popular, gran parte de los ingresos del "subsector" trabajadores. No se trata de volver a la discusión, irremisiblemente perdida, si el salario es o no una ganancia. Absurdo que los sindicatos argentinos, tan poderosos para enriquecer a sus dirigentes, no supieron combatir en su momento. Ahora reaccionan, con los paros. Mejor tarde que nunca. Se trata de hablar del mínimo, tan bajo y tan falto de actualización, que cada vez resulta menos beneficioso para un trabajador el hacer horas extras o el trabajar un feriado. Es, nuevamente por imperio K, el mundo al revés. A más trabajo, menos salario, proporcionalmente hablando. Los Kirchner lo hicieron. Pero es bueno e ilustrativo echar una mirada sobre los números del kirchnerismo en materia de gasto público y de presión impositiva. Medidos en términos de producto bruto, en el 2003, el año de asunción de Néstor Kirchner, el gasto público equivalía al 12,2 por ciento. Bajó al 10 por ciento en el 2004, 2005 y 2006 para subir al 12,3 por ciento en el 2007, año electoral. De allí en más gobernó Cristina Kirchner y el gasto público pasó del 12,3 por ciento al 21,9 por ciento –siempre en términos de Producto Bruto Interno- en siete años, hasta el 2014. Nuevamente, el 2015 es año electoral, aunque tal vez menos grave, dado que "ella" no es candidato... a presidente. En síntesis, el gasto público aumentó desde que el kirchnerismo gobierna, medido en términos del PBI, en un 80 por ciento. Y aquí hay que observar en qué se gastó semejante incremento. Muy poco, solo el 13 por ciento del total, se gastó en infraestructura y de allí hay que descontar los sobreprecios que hicieron la fortuna de los testaferros kirchneristas. El 87 por ciento restante se gastó en personal, insumos de la administración pública y... subsidios. Nada que mejorase la productividad de un país en estancamiento económico. ¿Cómo se financió? Por supuesto que con inflación y manotazos al Banco Central, al Banco Nación, al ANSES y hasta el PAMI. Obviamente, porque con los impuestos no alcanzaba y porque crédito externo este gobierno no tiene. Resultado: la presión impositiva que, al asumir Néstor Kirchner, equivalía al 19,2 por ciento del PBI, al 2014 es del 26,2 por ciento. Por ende, cada argentino tributa en términos reales un 36 por ciento más de lo que pagaba en el 2003. Frente externo: a esta altura del partido, salvo para quien se deja llevar por el relato oficial, la sociedad está en condiciones de pensar que el manejo de la deuda externa –con los impagos a los denominados fondos buitre-, lejos de beneficiar al país y a sus ciudadanos, los condena a pagar más impuestos que, además, se gastan en la persecución de votos. Es que la Argentina no tiene crédito externo. Así, no puede endeudarse. Y no puede endeudarse cuando no baja el gasto, sino que por el contrario lo sube y cómo. Hoy, la pelea con los tenedores de títulos de la deuda impagos, con el juez Thomas Griessa y ahora con el City Bank, es una pelea casi a título personal de Axel Kicillof, apoyado claro por Cristina Kirchner, en la búsqueda de algún rédito político personal, como la candidatura a la vicepresidencia. El artificial problema de la deuda quedará como herencia para el próximo gobierno que deberá arreglarlo en medio de la vocinglera acusación de traición a la patria que entonarán los K que queden como tales. Política "Coqui" Capitanich es todo un ejemplo del modo de cómo no se debe hacer política cuando se posee un mínimo sentido de la ética y de la estética, referencias que el kirchnerismo desprecia. Fue senador nacional, después fue jefe de Gabinete del presidente Eduardo Duhalde, después fue gobernador del Chaco, después volvió a la jefatura de Gabinete con Cristina Kirchner, ahora retornó a la gobernación del Chaco y anunció que va por la intendencia de Resistencia. Dicen algunos que en su próxima campaña electoral disputará una vocalía en la sociedad de fomento de su barrio. Mientras tanto, la gran novedad es que, al menos por esta semana, tal vez por las pascuas, Daniel Scioli dejó de ser mal mirado dentro del kirchnerismo. Bueno, a no exagerar, nadie sabe si efectivamente dejó de ser mal mirado y, en ese caso, por cuánto tiempo. Pero es lo que afirma su entorno y lo que asegura su pretendiente a sucesor, Julián Domínguez. Scioli anduvo por Tandil acompañado de Domínguez y de Diego Bossio, el titular del ANSES, también predispuesto a sucederlo en la gobernación provincial. Fue motivo suficiente para que los allegados al ex motonauta imaginen que lo peor ya pasó. Según esos mismos allegados, las demostraciones de sumisión de Scioli al kirchnerismo dieron buen resultado. Ahora, no se le pega. Y Domínguez llegó a decir que "Daniel es parte del equipo de Cristina Kirchner y vamos a trabajar juntos". Con eso solo, Scioli se conforma. Es tan grande su ambición que lo predispone a pagar cualquier precio. Como por ejemplo que Julián Domínguez que no conversa personalmente con Cristina Kirchner, lo bendiga. En fin... Mientras los sciolistas se muestran entusiasmados porque llevan una semana sin recibir "palos", Florencio Randazzo maneja su campaña... "ferroviaria". Ahora entregó, en la estación Constitución, un manual con los deberes y derechos del usuario del ferrocarril. Randazzo apuesta todo al ferrocarril. Y, efectivamente, algunas cosas se hacen y otras, como corresponde al kirchnerismo, se declaman. Después de once años de desinversión, subsidios, tercerizaciones sindicales y concesiones, algunos trenes nuevos circulan, algunas vías son objeto de renovación y poco más. Claro es mucho si se lo compara con la nada anterior. Pero, otras cosas se declaman con la estatización. Nunca los ferrocarriles fueron privados, como máximo fueron concesiones completamente dependientes del gobierno que les congeló las tarifas y que las hizo depender del subsidio. Sirvió para que algunos empresarios inescrupulosos, amigos del poder, se enriquecieran sin riesgo, dado que no invertían, hasta que todo culminó en la tragedia de la Estación Once. Desde la oposición, la semana santa fue un bálsamo que permitió un cierto relajamiento con la excepción de la provincia del Chaco donde quedaron cerradas las listas para disputar las PASO el próximo 24 de mayo. Allí quedó confirmada la candidatura "capitis diminutio" de Coqui Capitanich a la intendencia de Resistencia y la conformación de la fórmula K a la gobernación con Oscar Domingo Peppo, actual intendente de Villa Angela, y con el hermano de Coqui, Mateo, intendente de Campo Largo. En frente, la oposición unificada con la radical Aída Ayala, actual intendente de Resistencia, como candidata a gobernadora y con el muy joven -29 años-, también radical, Bruno Cipolini como candidato a vicegobernador. Pero lo más importante, detrás de Ayala y Cipolini, se ubican no solo 18 partidos de oposición, sino el radicalismo, el socialismo, el PRO y el Frente Renovador. Y de aquí en más corren las elecciones. La semana próxima es el momento de las PASO en la provincia de Salta, donde se pondrá en marcha una experiencia de voto electrónico. Allí, el principal enfrentamiento es entre dos peronistas: el actual gobernador Juan Manuel Urtubey, 45 años, por el Frente Justicialista Renovador para la Victoria, con apoyo crítico a la presidente, y el Frente Romero + Olmedo, con el ex gobernador Juan Carlos Romero, 64 años, opositor a Cristina Kirchner, como candidato a gobernador. Luego, entre las cinco candidaturas restantes, sobresalen la de Claudio del Plá, 55 años, por el Partido Obrero que concurre, esta vez, separado del MST, y la del radical de Cafayate, Miguel "Micky" Nanni, de 37 años de edad. A nivel gobernación, las PASO salteñas conforman otro absurdo de la Argentina política, dado que no existe competencia interna en ninguna de las agrupaciones. La única incógnita es si el voto opositor se volcará o no como útil –es decir al candidato opositor más votado- en la elección general del 17 de mayo.

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