lunes, 31 de julio de 2017

EL GRITO

Emilio Guillermo Nani, el grito que Argentina necesita dar “Cuando a mi marido lo metieron preso… ni mis vecinos de toda la vida se movilizaron… ni siquiera para tocar timbre y preguntarme cómo estaba, si necesitaba algo. Con los ojos reventados de tanto llorar iba a hacer los mandados… y nadie nunca me preguntó qué me pasaba”. Así, con estas dolorosas palabras, se refirió a quien suscribe la esposa de un Preso Político Argentino. Es, pues, el sentir de muchos familiares de militares y policías ilegalmente encarcelados en el marco de los llamados juicios de lesa humanidad, lacerante sentir que, quizás, les impida observar que, si bien son los militares los que van presos, la sociedad toda es rehén de esta situación alarmante, y la sociedad también son los vecinos afectados por lo que pasa. Es más que visible, entonces, el reproche hacia la notable cantidad de personas que han puesto el grito en el cielo y que se han movilizado en función de la arbitraria detención que hace poco sufrió el teniente coronel Emilio Guillermo Nani en Mar del Plata. Aunque existen algunas importantes razones a considerar que quizás expliquen “la llegada” que tiene Nani a diferencia de muchos de sus camaradas. Antes que todo, Nani es una persona “pública”, conocida (y que incluso ha integrado un programa de radio llamado “De eso no se habla – La voz de los Presos Políticos”). Incontable cantidad de veces el nombre de Nani supo ser referenciado en distintos medios de comunicación, ya sean gráficos, radiales o televisivos. Tal es así, que su reciente detención, a diferencia de las diarias detenciones que acontecen a lo largo y a lo ancho del país, fue noticia en todo el país. DAVIDREY.com.ar fue el último medio en hacerle una entrevista antes de su arresto, por lo que varios medios nacionales “levantaron” dicho trabajo o bien de allí sustrajeron puntual información. Por otra parte, la “demonización” sistemática que tanto los medios como organizaciones de DD.HH. llevan a cabo respecto de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en general no funcionó ni funciona con Nani. Las espurias denuncias por supuestas violaciones a los DD.HH. durante los años del último gobierno Cívico-Militar no han logrado empañar u opacar su nombre ni mucho menos su heroico desenvolvimiento como soldado argentino. El coronel Emilio Nani peleó contra los ingleses en Malvinas y también peleó contra los terroristas del Movimiento Todos por la Patria en La Tablada, en 1989. En ambas guerras resultó seriamente herido (en la segunda de ellas, le volaron medio rostro de un disparo, por lo que perdió un ojo y a raíz de lo cual utiliza un parche). En fin, en más de una oportunidad el coronel Nani ofreció su propia vida para defender este país, su soberanía, sus instituciones democráticas y su libertad. En un país civilizado, para esta clase de personas suele aplicarse la definición de “héroe de guerra”, excelsa condecoración que Nani podría ostentar por partida doble. O, mejor dicho, por “partida triple”. Es que – y esto es lo más distintivo de Nani en lo que concierne a los circos “de lesa” – a diferencia de muchos militares (en actividad o retirados), Nani nunca tuvo ningún resguardo al momento de salir en defensa de sus camaradas detenidos ilegalmente, a quienes con total valentía – y sin medir consecuencias – denomina como a Presos Políticos y Prisioneros de Guerra. Como me dirían por ahí, “no les tuvo miedo a los ingleses ni a las balas del ERP, menos le va a tener miedo a estos zurdos chupines”. Ya, en el año 2000, Nani fue noticia a nivel nacional por haber devuelto la Condecoración Nacional que recibió del presidente Raúl Alfonsín por su participación en la recuperación del cuartel de La Tablada. Entonces, Nani no pudo soportar los indultos que el gobierno de De la Rúa otorgó a los terroristas que llevaron a cabo la tragedia en la que casi pierde la vida y que le costó varias semanas en terapia intensiva. Supo decir, entonces, al matutino La Nación de Buenos Aires: “Me siento total y absolutamente defraudado. Esta medalla yo la lucí con orgullo durante 12 años”. Seguidamente, arreció: “Esta conmutación de penas no va a servir para nada. Saben que no les corresponde nada de lo que están haciendo, pero le han torcido el brazo al Gobierno. Han logrado que el Presidente les conmute la pena (…). Gorriarán Merlo dijo hace tiempo que, si no los dejaban en libertad, hablaba”. En este mismo sentido, aunque más recientemente, dijo, en una sentida carta que publicó DAVIDREY.com.ar: “Este país no se merece una sola gota de la sangre que derramamos por su libertad”. Seguidamente, tras su ilegal detención, este mismo medio consiguió nacionalizar otra emblemática frase suya: “Estoy cansado de la cobardía de los argentinos”. Su abogado, el doctor Eduardo San Emeterio, supo afirmar, también, a este editorial: “Nani está dispuesto a dar la vida por sus camaradas”. En fin, al igual que Nani, son muchos los militares y demás integrantes de las distintas fuerzas de seguridad que acreditan una tan probada como heroica participación ya sea contra el inglés invasor como contra el enemigo terrorista, y no son pocos los que hoy están injusta e ilegalmente detenidos en condición de Presos Políticos. Sólo que, por el cúmulo de cuestiones aquí detalladas, Nani posee “la llegada” o el alcance tanto en los medios como en la ciudadanía que lamentablemente no tiene el resto de los más de 2 mil detenidos. Es, por más difícil que resulté decirlo, el Preso Político que tanto necesitábamos, cosa que quizás el mismo Nani sabía cuándo confió a DAVIDREY.com.ar: “Por largo tiempo esperé este momento”. Parte de “esa llegada” se debe, justamente, a la insistente e impertérrita campana que Nani ha sabido tocar en favor de sus camaradas detenidos, dato no menor que lo distancia a años luz de tantos otros militares – tanto en actividad como retirados – que han mantenido un vergonzoso y cobarde silencio respecto de la sistemática persecución ideológica que padece el Ejército como gran parte de la ciudadanía argentina. Es verdad, por muchos Presos Políticos… apenas se movilizaron sus familias (a veces, ni eso). Y por Nani hoy marcha medio país. Es que Nani viene a significar justamente eso: el hartazgo acumulado de miles y miles de argentinos respecto de las reiteradas injusticias como de ese hipócrita y cobarde “correctísimo” político. Nani es el grito que hace más de quince años se viene gestando y que hoy, más que nunca, Argentina necesita dar: ¡BASTA DE PERSECUCIÓN, basta de setentismo, basta de falsos derechos humanos y basta de hipocresía! Ayer la lucha de Nani fue contra los ingleses, en Malvinas; dos veces lo hirieron hasta dejarlo fuera de combate. Más tarde, su lucha fue contra los terroristas del MTP, en plena democracia; un disparo en la cara le arrancó el ojo, le provocó dos infartos seguidos y vaya a saber Dios cómo hoy está vivo. Hoy, la lucha de Nani, es por sus camaradas. Es decir, hoy, la lucha de Nani es por nosotros; es al fin la lucha que miles y miles de argentinos podemos dar, el grito que al fin podemos pegar al unísono en favor de los más de 2 mil Presos Políticos. Ya lo dejaron afuera de combate dos veces, pero sólo de modo eventual. Evidentemente, ahora quieren dejarlo afuera otra vez. Está claro que esta gente nunca terminó de aprender que el Teniente Coronel Emilio Guillermo Nani, como soldado argentino que es al servicio de su Patria, nunca se ha rendido, nunca ha temido ni nunca ha dudado, y su corazón guerrero no abraza otra convicción que la de repetir, hasta su último aliento, “¡Dios, Patria o Muerte!”. Nosotros somos ese grito. Y llegó la hora de hacerlo valer.

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