domingo, 22 de marzo de 2020

EL FIN DEL MUNDO QUE CONOCIMOS

EL FIN DEL MUNDO QUE CONOCIMOS Infiero que, algunos de nosotros seguiremos despachando artículos hasta que, por razones de edad avanzada, fatalmente contraigamos este bíblico castigo. Y luego de ingresados hospitalariamente, un día no muy lejano, se deshagan de nosotros, para socorrer con el respirador que nos coloquen a alguien más joven y acaso con más derechos para seguir viviendo. Debemos de aceptar estas reglas, porque después de todo el orden natural de las cosas será el que deba de sobrevivir. Sobre este inexorable pandemónium ¿queda algo por agregar que el común de la gente ignore?. Apenas un detalle, al que los Medios Corporativos de la Prensa Mundial, todo indica, le restan absoluta trascendencia. Las directivas de todos los gobiernos a nivel global, dan cuenta que, la excluyente manera de no propagar con mayor velocidad a este satánico bacilo es simplemente el aislamiento y la higiene personal. Y creo que ningún mortal en su sano juicio sea refractario a ello. Sin embargo, por estrictas razones de emergencias sanitarias, ninguna Administración ha señalado ni otorgado indicios de como sigue esta catástrofe, en el doméstico y lineal plano de algo demasiado básico,como lo es y será en lo inmediato la subsistencia alimentaria. En anteriores entregas, les hicimos saber acerca de nuestros adustos pronósticos sobre un cambio de paradigmas universal, respecto al abrupto final de las reglas tanto económicas como políticas. Auguramos -y sin exultancia alguna- respecto a la desaparición de estas obsoletas monarquías. O más bien, los despojos de ellas en un puñado de naciones europeas, mayoritariamente bálticas, con excepción de Bélgica y España y el rezago de las situadas en Oriente Medio. Pero hicimos especial hincapié -porque lo anterior, a estas alturas debemos de situarlo en meras notas de color-, en relación a la extinción del capitalismo como la forma occidental más conocida de gobierno. Pues bien, no nos ufanaremos en señalar que, hicimos de augures de algo que, pues, consideramos inevitable. Como eso de las Deudas Externas, el FMI y su rol de Policía Financiera Mundial, trasladando esa misma caquexia al resto de los organismos multilaterales de crédito. Que, conjuntivamente no fueron más que, un reservorio de filibusteros y hacedores del hambre y la desnutrición infantil en las Naciones más vulnerables. Consorciados a su vez con los parasitarios fondos buitres que, a precio de saldos, y con la canallesca concupiscencia de gobernantes en un todo desprovistos de una pizca de moralidad, multiplicaron con el hedor de sus ambiciones, sus enormes imperios monetarios. Ahora, creemos, todo aquello ya está, digamos, precluido. Toda vez que, el único desafío universalmente aceptado será el de la supervivencia colectiva. El interrogante y enigma que nos planteamos y con enjundia trasladamos al Lector es ¿como lo haremos?. ¿Quienes producirán la inagotable cadena de bienes y servicios?. Sobre todo, si debe de prevalecer la involuntaria pero a su vez necesaria reclusión individual de miles de millones de individuos que, hasta hace un mes a cargo de ello estaban. Evidente, al menos para nosotros se impone como ineludible, preguntarnos simplemente eso. En otras palabras ¿quienes habrán de generar recursos para sostenerse y adquirir alimentos básicos si todos debemos permanecer en una cuarentena sine die?. En una dirección en paralelo, otra incógnita, tal vez más doméstica y merced un didáctico ejemplo: Cual será el circulante o mejor dicho ¿quien proveerá el dinero para que el pequeño comerciante, el propietario de una pyme o incluso, los accionistas mayoritarios de una gran industria abonen salarios a sus dependientes, atrapados en esta suerte de prisión domiciliaria voluntarista?. Aquí, Trump, dispuso que la Reserva Federal distribuya un mil dólares a cada residente. A finales de este mes ¿reiterará idéntica fórmula?. Y si la Pandemia se agiganta ¿ acaso lo hará indefinidamente?. Merkel, días atrás esbozó la necesidad creativa de un Nuevo Gobierno Mundial. Y encontramos esa iniciativa como altamente saludable, pero ¿cuál será el patrón monetario?. Los malditos comodities -vgr- el barril de crudo, la tonelada de soja, el precio de electricidad y el gas, por tomar algunos y azorozos ejemplos ¿como y a cuanto cotizarán?. Y algo aun más inescrutable: ¿que patrón se aplicará?. Puesto que, como con suficiente antelación lo señalamos, ni el dólar y mucho menos el euro, serán referenciales. Y algo aún más indescifrable: La reservas de cada Nación, amonedadas precisamente en divisas norteamericanas, a partir que éstas sean tenidas como monedas domésticas ¿como justipreciarán esos activos?. Hoy, solo son noticias, las cifras ascendentes de hospitalizados y cadavéricos, pero el ciudadano común que está sano y saludable debe seguir viviendo. Y para ello, requiere y requerirá de alimentos, elementos de aseo, medicamentos y vestimenta. Esta última y ninguna otra es la pregunta que, todos debemos de formularnos. Sin más ni menos ¿quien nos proveerá de salarios para adquirirlos?. Les dejamos estos irresueltos matices para que, quienes se encuentren en aptitud técnico-fáctica de responderlos, empiecen a darlos a conocer a una opinión pública mundial demasiado cianótica. Por cuanto, nada se resolverá con nuestro anodino intitulado... EL FIN DEL MUNDO QUE CONOCIMOS. Cordialmente Carlos Belgrano.- No hay ninguna descripción de la foto disponible. Me gusta

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