viernes, 5 de noviembre de 2021

STANDALONE


 

LA ARGENTINA Y SU PRESIDENTE “STANDALONE”

Malú Kikuchi  (5 /11/2021)

Si se traduce literalmente, “stand alone” quiere decir parado solo, pero la definición económica se refiere a “mercados  con muchísimos problemas regulatorios y/o políticos, muy poco atractivos para inversores”. Argentina y su Presidente califican como “standalone”.

El país es “standalone” por su desastre económico y su impagable deuda con el FMI (y con los argentinos) y su carencia de plan para pagarla. Alberto F. es “standalone” por su solitario discurso en Glasgow durante la *Cop 26 de Cambio Climático. Sólo había 20 personas en la sala.

La propuesta del Presidente al mundo mezclando el problema del pago de la deuda con el cambio climático, pareció el disparate de un desesperado. Estudiando la propuesta, es original y no es mala. Si un país tiene un activo para la defensa del Ambiente, puede usarlo.

Entre otros ítems prometió enviar al congreso un proyecto de “ Ley sobre Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de Defensa de los Bosques Nativos” y agregó “se trata de un compromiso tangible, concreto”.

El tema es que Alberto Fernández no es creíble para nadie, ni en su país ni en el exterior. A eso hay que sumarle que la Argentina gracias  a su pésima historia de todo tipo de incumplimientos, tampoco es creíble. Pagar deuda con bonos verdes plantando árboles, acá, es difícil.

El hecho es posible, si lo hace un país con credibilidad. No es el caso argentino. El 1º relevamiento del territorio nacional fue en 1915 (un proyecto de ley que no se plasmó), concluyó que la superficie del país era de 2.949.300 km2 y de ellos 1.067.700 km2 eran de bosques; el 38% de la superficie total. Treinta años después había sólo 508.400 km2 de bosques. Pero todo empezó mucho antes.

El 1º intento para proteger los bosques fue un decreto de Avellaneda en 1879, que pasó a ser ley en 1880.  Se suceden a partir de ahí…las buenas intenciones en 1915/1927/1936/1937. Se siguen talando árboles y no se los planta. Los bosques desaparecen. En 1946 Ley Nacional Nº 13.273 de “Defensa de la riqueza forestal” (Perón). No se cumplió.

En 1996, ley Nº 24.688 (Menem), no se cumplió. En 2007 se sancionó la Ley Nº 26.331  (Kirchner) “Protección de Bosques Nativos”, se promulgó en 2009, sin apuro. No se cumplió. No es un problema de falta de leyes, sobran;  el problema es la falta de cumplimiento de las mismas.

Se explica el desmonte por la ampliación de la frontera agropecuaria. La población crece numéricamente y necesita comer. Por eso se talan los bosques para plantar más o tener más ganado. Después de alimentar a los propios, el resto se exporta. Así entran dólares, se invierten, la gente vive mejor. Es un círculo virtuoso.

Uno de los grandes misterios argentinos de los últimos tiempos es que en la Argentina hoy hay personas con hambre, y no se permite exportar. ¿Entonces para qué se talan árboles, se desforesta el país? Puede que el socialismo del siglo XXI tenga la respuesta.

Alberto F. no puede pretender pagar la deuda con el FMI a cambio de plantar árboles, ni siquiera puede prometer que se dejará de desforestar. Es algo que la Argentina no hace. El tema ambiental al que se comprometió el país debe cumplirse. La deuda con el FMI debe pagarse.

El disparate del suicidio ambiental y del suicidio económico debe ser prioritario a la hora de votar. El 14/11 la opción es simple, o la Argentina se encamina hacia el mundo libre o sigue de la mano de las dictaduras.

Los argentinos deciden.

 

*Vigésima sexta Conferencia Marco de las Naciones Unidas  sobre el Cambio Climático.

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