domingo, 6 de abril de 2014
DESGRANADA SOCIEDAD
“La marcha convocada por Leopoldo López, más que abrir un agujero a la dirigencia, muestra una respuesta de buena parte de la sociedad que no aguanta más el lento reaccionar de los jefes, que aún piensan que estamos en la vieja democracia” Nelson Bocaranda
El martes pasado comencé a conducir un ciclo de televisión, “Un país diferente”, que podrá verse cada semana en www.canaltlv1.com. Pretendo que se transforme en un ámbito en el cual se discutan los temas más importantes para el futuro de la Argentina. Para la primera emisión invité al Ing. Emilio Apud, integrante del grupo de los ochos secretarios de energía; conversamos sobre la situación del mercado, a raíz de la quita de subsidios, y de las perspectivas mediatas en materia energética . Si tiene interés, puede ver ese primer programa pinchando en https://www.youtube.com/watch?v=2C-9t8hI0SU&list=UUgF9ahMxHViwYu-wF8OD0Dw. El 8 de abril me acompañarán Julio Bárbaro y Ricardo López Murphy, y el 15 Agustín Monteverde.
La inseguridad, primera en las preocupaciones de los ciudadanos, copó los titulares de la mano de los más de doce linchamientos –uno se transformó en asesinato- que, pese a ser relativamente usuales en los últimos meses, adquirieron visibilidad cuando la escena se trasladó a un barrio de Buenos Aires, cercano al centro de la ciudad. No voy a explayarme sobre el particular (sólo mencionaré la edad de los “ajusticiados” que, cuando llegó el kirchnerismo, tenían diez a doce años), ya que de ello se han ocupado pensadores, funcionarios, periodistas y compatriotas de a pie; pero voy a recordar una respuesta de Borges cuando un periodista malintencionado le preguntó en Europa si en la Argentina había caníbales: “no, ya no; nos los comimos a todos”.
Se ha hablado mucho de la ausencia del Estado; algo realmente sorprendente en una Argentina donde éste ha tomado un rol preponderante en montones de actividades que le hubieran debido resultar ajenas: el fútbol, Tecnópolis, Aerolíneas Argentinas y hasta el mercado de telefonía celular, entre muchas más. Es claro que, dada que su capacidad de presencia eficiente no es infinita, ha dejado de ocuparse de otros asuntos que sí le son propios y esenciales: salud, vivienda, educación, seguridad, defensa y justicia; de todos estos temas, los ciudadanos con capacidad para hacerlo afrontan el doble costo -el primero, los impuestos- de proveerse privadamente.
Lo curioso es que la Presidente se comporta, frente a una sociedad yaciente y desgranada, como si recién hubiera llegado al poder, olvidando que los miembros de su familia llevan once años sentados en el sillón de Rivadavia; pretender, todavía, que los Kirchner no tuvieron nada que ver con los actuales niveles de pobreza e indigencia, el deterioro de la enseñanza y, sobre todo, el grave desgarramiento del tejido social de la Argentina es, como mínimo, hipócrita. Doña Cristina debiera tener más respeto por sus conciudadanos, no súbditos, cuando exagera la frecuencia de la cadena nacional para hablar de pavadas, mientras manda al Coqui Capitanich a “relatar” la realidad, es decir, a intentar convencernos de que no es lo que es, o viceversa.
Un hecho que, a pesar de cuanto muestra sobre la forma en que se conducen tanto las relaciones exteriores como el “capitalismo de amigos” en esta época, no deja de ser cómico, fue el decreto de quiebra de la empresa que, en teoría, fabricaba cosechadoras y había vendido, en versión oficial, dieciocho unidades durante la visita presidencial a Angola y que, en realidad, no era más que una gran estafa. Ahora resulta aún más insolita la rara movida de Patotín y el entusiasmo de doña Cristina en Luanda, cuando llegó al extremo de aletear desde el atril. Incluyo este comentario porque, en estos días, parece más probable la teoría que esbocé en una nota que escribí entonces, a la que titulé “¿Son eternos los diamantes?”, que puede verse clickeando en http://egavogadro.blogspot.com.ar/2012/05/son-eternos-los-diamantes.html, básicamente porque no hay más explicaciones racionales para la visita.
La conmoción producida por la auto-denuncia de British Petroleum (BP) ante el mercado de valores (SEC) de Nueva York, por haber pagado coimas en la Argentina, alcanza al Portugués Das Neves, ex Gobernador hoy militante del massismo, y a funcionarios nacionales de primer nivel, como el incombustible Ministro de inexistente Planeamiento, Julio De Cobrado, y a varios de sus segundos, encabezados por Daniel Cameron, el Secretario de Energía; en algún momento, , las compras de gas de Enarsa y los contratos de Bridas con Chubut, de Timba López con Petrobras, de Chevron y Apache con YPF, y del Gobierno con Repsol, guardados siete llaves, verán la luz y exhibirán el inmundo hedor de uno de los costados más graves de la monstruosa corrupción de esta década.
El jueves 10, por primera vez desde 1975, el sindicalismo concretará una huelga general contra una administración peronista que, con seguridad, paralizará al país entero; la adhesión a la medida de colectiveros y ferroviarios, gremios enrolados en la CGT oficialista, garantizan ese resultado. Por lo demás, la izquierda ha comenzado a presionar a las cúpulas eternizadas para incrementar el nivel de protesta con cortes y concentraciones, y Camión Moyano se ha mostrado favorable a las posturas de Bandeja Barrionuevo, que pretende la organización de un plan de lucha con paros de duración creciente.
Metalúrgicos, comerciales, estatales de UPCN y algunos otros sindicatos importantes se han mostrado permeables a las exigencias de la Casa Rosada para firmar convenios muy por debajo de la inflación reconocida; eso producirá, y es fácil predecirlo, la migración de muchos de sus afiliados, descontentos con la fuerte poda que implicarán sobre los salarios y la falta de actualización de la base del impuesto a las ganancias, que se comerá el aumento que obtengan. Habría que recordarle a Caló, el jefe de la alianza más cercana a la Casa Rosada, que cuando los dirigentes aceptaron una quita importante en los sueldos, los convenios fueron desconocidos por los afiliados, y ése fue el principio del fin de la era de Isabelita.
La falta de recursos del Gobierno ha congelado el monto de los planes sociales y de las jubilaciones, y los damnificados engrosan cada día las filas de los descontentos con el “modelo”, que se manifestarán en el único lugar en que su protesta puede adquirir visibilidad, la calle. Ante la segura inacción de las policías, descontentas por la marcha atrás en los aumentos concedidos bajo presión en diciembre, por las permanentes purgas e inficionadas por la corrupción y el narcotráfico, sólo le quedará a la señora Presidente el recurso de la Gendarmería, muy bien equipada y pagada, pero insuficiente en número para controlar el escenario en todo el país.
Habrá llegado así la hora del Tte. Gral. Milani, cuyo concurso resultará esencial para ese objetivo; resta saber qué sucederá si, como presumo, las bases –los oficiales con mando de tropa- no acatan las órdenes de represión de la rebelión social, sobre todo porque saben que, en el futuro, serán encarcelados por ello, aún cuando se dicten leyes y decretos que lo habiliten. La existencia de mil seiscientos camaradas presos, muchos de ellos sin condena y, casi todos, ya en edad provecta y muy enfermos, actuará como fuerte disuasivo para la obediencia reglamentaria.
El “modelo”, hoy en manos de los imberbes de La Cámpora, está haciendo agua en el imaginario de todo el universo social, pero con una marcada incidencia en los sectores más humildes, tradicional base electoral del PJ; pretender, entonces, que reuniones de figurones piantavotos –como las que están haciendo bajo el control del Chino Zannini- consiga restaurar los daños producidos en esa cadena de poder y reunifique al partido bajo autoridades groucho-marxistas, no pasa de ser una ilusión, como tantas otras en las cuales creyó la familia imperial a lo largo de su prolongado período.
Resulta razonable pensar, como muchos, que es preferible esperar hasta diciembre de 2015, sin hacer olas que pudieran presentarse como excusa para la fuga con honor y, de ese modo llegar, hasta lograr que las muchas bombas de tiempo que el kirchnerismo ha plantado estallen. Sin embargo, viendo cuantos inversores están aguardando un cambio de gobierno para traer sus dólares, a esta altura tan necesarios como el oxígeno mismo, me pregunto por qué hacer que los ciudadanos, sobre todo los más indefensos, sufran tanto, y permitir que los delincuentes que han asaltado el poder dispongan de tiempo para poner a buen recaudo sus bienes mal habidos.
El cambio de percepción de los mercados sería muy rápido y se generaría trabajo y riqueza. Argentina tiene enormes posibilidades de desarrollo, pero sólo se transformarán en realidades cuando este régimen haya terminado y el respeto a la ley y la Justicia independiente dejen de ser una utopía. Continúo sosteniendo que, para ello, deben utilizarse todos los mecanismos previstos en la Constitución Nacional para destituir a los mandatarios, y no acompañaría un golpe de estado salvo, como dijo el Gral. San Martín, “cuando la Patria está en peligro, todo está permitido menos dejarla perecer”.
Bs.As., 6 Abr 14
Enrique Guillermo Avogadro.
Abogado
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