viernes, 17 de noviembre de 2017

ARREPENTIMIENTO

ARREPENTIMIENTO Malú Kikuchi (17/11/2017) ”Señor me arrepiento…” desde la lejana infancia vuelven las palabras liberadoras con las que empezaba la confesión. Cuando esta terminaba, llegaba la alegría intensa de sentirme limpia de los errores cometidos. Pero el arrepentimiento, sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo (definición del RAE), puede tomar muchas formas y los arrepentidos, a cambio de algo, pueden serlo delante de un juez. Vivimos en un país donde “el arrepentido”, hasta ahora, era denostado por ser un “buchón”. Palabra curiosa que en España significa una paloma que infla su buche, en México a los campesinos de Sinaloa, acá, un delator. Los chicos crecen con ese concepto, “buchonear” a un compañero está mal. Y crecen con esa mentalidad que se extiende a delitos mayores que pueden cometer sus pares de trabajo, o jefes, o funcionarios. Así nos fue en los últimos años. Pero ha sido tanto y tan grande la expoliación de los dineros públicos, que hasta nosotros, los reyes de la lealtad mal entendida, originada en la “omertá” mafiosa, el silencio impuesto bajo penas terribles, se ha permutado en actitudes lógicas. En octubre 2016, el congreso por unanimidad votó la ley del Arrepentido en casos de corrupción (ley Nº 27.304). Para “el arrepentido” el ingreso es voluntario, lo debe hacer por escrito, con abogado defensor, fiscal y el aval del juez. Debe comprometerse a denunciar con pruebas ciertas y verificables, hechos y personas que se atengan al delito por el que está imputado el arrepentido. Debe hacerlo antes de que se inicie el juicio. Si miente, le corresponde de 4 a 10 años de prisión. Si su delito mereciera prisión perpetua, no podría recibir menos de 15 años de cárcel. No podrán arrepentirse los ex y actuales funcionarios pasibles de juicio político (CN), ni los imputados por delitos de lesa humanidad. Los arrepentidos recibirán “el beneficio” de lo que en Brasil se llama “la delación premiada”, sólo después del dictamen de la sentencia. Entonces accederá al *Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados. Nuestro primer arrepentido fue Leonardo Fariña, joven y exitoso empresario, cercano a la farándula, que se confesó valijero y lavador del dinero de Lázaro Báez. Habló de La Rosadita, de la compra de campos y de la ruta del dinero K. Según el ministerio de justicia y DDHH, Alejandro Vanderbroele se acogió a la ley del arrepentido (por el momento), imputado en el caso de Formosa, Old Fund y Ciccone. Denunció a José Nuñez Carmona, Amado Boudou y a Oscar Parrilli, siendo este ex cabeza de la *AFI. Mientras, en un juzgado de Nueva York, EEUU, Alejandro Burzaco, ex CEO de Torneos (hermano de Eugenio Burzaco, secretario de seguridad de la nación), declara por el FIFAgate, la Conmegol y “fútbol para todos”. Dice haber pagado coimas por un total de US$160 millones a unas 30 personas. US$15 millones a Julio Grondona y siguen los nombres. Dice que su hermano lo previno que la policía federal lo iba a matar si hablaba. Esperemos que Julio De Vido entienda que arrepentirse y confesar ante un juez, es liberador. Lo mismo se espera de Boudou y de Etchegaray y de casi todos los ex funcionarios de los gobiernos kirchneristas. Y la inevitable pregunta: en la Argentina que vivimos estos últimos años, una Argentina absolutamente autocrática, donde no se movía un papel, ni se votaba o rechazaba una ley, sin órdenes de los presidentes K, ¿fue posible que tanto Néstor como Cristina no supieran de la enorme corrupción? Es difícil de creer. Arrepentirse es sanador, libera la conciencia, ¿tendrán conciencia de la pobreza que han generado, de la obra pública truchada, del pueblo al que han engañado? Probablemente, no. Pero esta bendita ley del arrepentido les acorta las penas de prisión que merecen por los delitos cometidos y puede que aporten las pruebas necesarias para llegar más alto, donde todo se imaginó y se puso en práctica. Arrepentirse es un verbo reflexivo porque implica una acción personal, la decisión de una persona, que puede ser emotiva o racional o ambas cosas, pero siempre es bienvenida, en particular por una Argentina necesitada de culpables castigados por la ley, que necesita recuperar el dinero que le robaron y que necesita conocer la verdad. RAE: Diccionario de la Real Academia Española CN: Constitución Nacional *AFI: Agencia Federal de Inteligencia *Ley Nº25.764

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