domingo, 2 de junio de 2019

LA MASACRE Y MARIA EUGENIA

LA MASACRE Y MARIA EUGENIA Entre masacre y masacre, María Eugenia Vidal disfruta de un blindaje que refuerza el de los grandes medios. Se lo brindan dos personas que le hacen de pararrayos. Cada vez que una descarga amenaza con quemarla, ahí están Mauricio Macri y Patricia Bullrich para atraer el rayo. Todo tiene su explicación: si no asegura un margen importante a favor en la provincia de Buenos Aires, el Presidente no reelegirá. Simétricamente, por eso es clave el proceso de articulación entre el massismo y quienes se encolumnan detrás de Fernández-Fernández. Igual que en masacres anteriores, la gobernadora se mantuvo lejos de la muerte de un joven y tres menores a manos de su policía en San Miguel del Monte. También conservó distancia pública respecto de Rocío, la única sobreviviente, internada y grave en el hospital El Cruce de Florencio Varela. Sin hacer contacto físico con la tragedia provocada, Vidal sigue con su estrategia. Por un lado se recuesta en otro pararrayos, menor a los anteriores, el ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. Por otro lado continúa desplazando policías y purgando la Bonaerense. Pero la repetición de masacres y la inseguridad que no cede indican que la Bonaerense es parte del problema en la provincia y que, como solía decir León Carlos Arslanian, no basta con quitarle fetas al mismo salame si al mismo tiempo no hay cambios estructurales. La tercera pata de la estrategia es ignorar a la mafia real y repetir que el gobierno bonaerense libra un combate contra “las mafias” y “el narcotráfico”. El problema para Vidal es que, a casi cuatro años de haber asumido, la masacre de Monte revela el mismo modus operandi que tenía la fuerza en otros tiempos: matar y encubrir al mismo tiempo. Lo dejó en evidencia la declaración de Melina Bianco, la oficial de 25 años que estaba en el patrullero que persiguió al Fiat Spazio de los chicos Aníbal Suárez, Danilo Sansone, Gonzalo Domínguez, Camila López y Rocío Guagliarello hasta que se estrelló contra un camión parado. Bianco contó a la Justicia que del patrullero partieron los tiros y que jamás supo el porqué de la persecución. También informó que la comisaría organizó el retiro de cuerpos y pruebas y cambió actas y datos del libro de guardia. “De un aparente accidente de tránsito”, según escribió la jueza Marcela Garmendia, gracias a Bianco emergió “la cruda realidad de la masacre de San Miguel del Monte”. BERTRAN

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