domingo, 2 de junio de 2019

MACRI CERO EN ECONOMIA

MACRI CERO EN ECONOMIA Transcurría la mitad del Siglo Primero, cuando el filósofo griego Epicteto de Frigia plasmó una frase que sirve para describir uno de los principales problemas de la actual política económica argentina: “Si no quieres ver tus deseos frustrados no desees jamás sino aquello que sólo de ti depende”. En nuestros días, la ciencia económica traduce las palabras del filósofo diferenciando entre aquellas variables cuya dinámica depende de las decisiones y medidas adoptadas por el funcionario de turno, a las que se denomina ‘endógenas’, y aquellas que están fuera del alcance de la órbita de la política económica doméstica, a las que suele llamarse ‘exógenas’. Desde el principio, cada uno de los hitos que arrojó la gestión Cambiemos en materia económica estuvo indefectiblemente atado a cuestiones exógenas. La ‘lluvia de inversiones’ que nunca llegó, ‘el ánimo’ de los fondos de inversión que ingresaron en manada desde 2016 y partieron de la misma forma desde 2018, ‘la tasa de interés del bono a 10 años del Tesoro de los EEUU’, ‘la sequía más importante de los últimos 50 años’ registrada el año pasado, ‘la guerra comercial entre China y EEUU’, o ‘el derrumbe de los precios internacionales’ en 2019, amén de la “turbulencia”, el “tsunami” la “tormenta” y cuanta inclemencia meteorológica se pueda uno imaginar. Sin embargo, al comienzo todo era optimismo: la inflación no era ningún problema y sería derrotada “de taquito”, o poco menos; nos íbamos a “embuchar” de dólares; el mundo nos miraba con admiración; la pobreza desaparecería como por ensalmo; habría millones de puestos de trabajo y muchas maravillas más. La Argentina sería un país de sueño, por lo ubérrimo y magnífico. Lastimosamente todo esto no fue nada más que un frágil castillo de naipes que, ante la primera brisa, se vino abajo y se desbarató. La realidad fue muy otra, triste y desoladora ante la incapacidad demostrada por “el mejor equipo” que prontamente también se desintegró como manteca al fuego. Advirtiendo la gravedad de la situación, en una maniobra desesperada, el gobierno recurrió al Fondo Monetario Internacional, y éste, percatándose del “bomboncito” que se le presentaba (al decir de Melconian), como no tenía otro cliente a la vista, nos inundó de plata y nos impuso una deuda que terminarán de pagar nuestros tataranietos, quizá. Y así estamos, llegando al final de los cuatro años del período de gobierno cambiemista, que todo lo iba a cambiar ¡y vaya si lo hizo! en medio de un derrumbe estrepitoso cuyos escombros habrá que remover con pala mecánica para iniciar la reconstrucción del país con gran esfuerzo y sacrificio.

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