ENTRE INCOHERENCIAS Y CONFUSIONES
Malú Kikuchi (3/10/2020)
La Argentina, con relato y sin rumbo, se desbarranca entre incoherencias y confusiones. Corrección, hay un solo rumbo claro, visible y de necesidad inmediata: evitar todos los procesamientos y posibles juicios penales de CFK, por hechos de corrupción durante sus presidencias anteriores.
El objetivo es indigno, ya que si es inocente se debe probar y si es culpable se debe probar, lo que no se puede es sostener “ya me juzgó la historia”. Por el momento, mientras el covid-19 avanza imparable, la pobreza alcanzó al 41,9% de personas y al 56,3% de chicos menores de 14 años.
Un panorama desolador, sin demasiadas esperanzas de poder revertirlo, salvo que la Argentina establezca “relaciones carnales” con China. ¿Será el matrimonio ideal? Pregunta sin respuesta. Como tantas otras. Pistolas Taser, ¿sí o no? De estar en uso, estarían vivos el policía Roldan y el orate.
Pero el relato confunde pistolas Taser con picanas y las asocian con el Proceso Militar. Si sirve o no, si salva vidas o no, no importa. El relato manda. El gobierno debería escuchar, la sociedad se está hartando del seudo “garantismo”, quiere una mano justa y delincuentes presos.
A la confusión se le suma la incoherencia. El Presidente amonestó la semana pasada al Presidente de la Corte. Lo presionó esperando un fallo a favor del gobierno en el caso del per saltum de los 3 jueces desplazados por el senado por orden de CFK. Pero se dio el lujo de criticar bocinazos.
Ciudadanos de Rafaela (Santa Fe) pasaron en una ordenada fila de autos haciendo sonar sus bocinas delante de la casa de Lorenzetti, juez de la Corte. El Presidente comparó este acto de “intimidación” al juez, con ¡¡¡el nazismo!!! ¿Nuca leyó nada al respecto? ¿No vio “La lista de Schindler”?
Si todavía existen sobrevivientes de los campos de concentración nazis, la indignación o las carcajadas, han de ser homéricas. Alberto Fernández da la sensación de estar cada día más perdido, más alejado de la realidad, más mimetizado con su vicepresidente y dueña de casi todos sus votos.
La incoherencia sigue arrasando, como el coronavirus y la pobreza y la falta de destino, que por lo que se ve, no es el éxito. Por lo menos si siguen estas políticas, el destino cantado es el fracaso. La Argentina está representada ante la *OEA, por el embajador político Carlos Raimundi.
La Alta Comisionada para los DDHH de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, ex presidente de Chile, presentó por 2ª vez su informe sobre las violaciones a los DDHH por el terrorismo de estado, perpetrados en la Bolivariana República de Venezuela, liderada por Nicolás Maduro.
Las pruebas, que incluían torturas, muertes, mutilaciones, violaciones y todo tipo de tropelías, alcanzaban a más de 7.000 opositores al régimen chavista. Ante el desconcierto de la mayoría de los países que componen el organismo, la Argentina, a través de su embajador, negó los hechos.
Los atribuyó a una lectura sesgada de la realidad, teñida de políticas anti chavistas. En América del Sur, con la excepción de Venezuela, sólo la Argentina apoyó al dictador Maduro. Fernández es el único en la región que forma parte del Foro de San Pablo y preside el Grupo de Puebla.
La Argentina, ante la OEA, es pro Maduro y simpatiza con el chavismo. Pero no. Eso sería coherente. La cancillería aclara que Raimundi no representa la opinión del gobierno. ¿Qué pasó? ¿Raimundi hacía turismo, vio un edificio oficial, había luz y entró? ¿De paso opinó? ¿Sigue allí?
Mientras los embajadores sostengan una cosa y la Cancillería, que los ha enviado a sus destinos, diga lo contrario, las incoherencias y las confusiones seguirán contribuyendo al desconcierto general. Al de los argentinos y al del resto del planeta. Al tiempo que CFK, sin confusiones y con mucha coherencia, trabaja por su impunidad. Con prisa y sin pausa.
*OEA, Organización de Estados Americanos.
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