sábado, 23 de agosto de 2014
BONOS
Los fines del derecho, los bonos soberanos y la injusticia
por Carlos Berro Madero
carlosberro24@gmail.com
"No hay definición de un título jurídico de la propiedad o de las obligaciones que no ofrezca necesariamente un doble aspecto. Por un lado, nos indica el fin que se propone; por otra parte, nos indica los medios para llegar a él. En sustancia, éste se reduce siempre a la lucha contra la injusticia"
- Rudolf von Ihering
Si aplicáramos este principio general a la "elusión" del gobierno a encontrar una forma de cumplir con los compromisos contraídos oportunamente por escrito, SOMETIÉNDOSE A TRIBUNALES INTERNACIONALES, lo que dice von Ihering permite inferir que está provocando al hacerlo un claro caso de injusticia con aquellos que decidieron no aceptar quitas y plazos de una deuda contraída libremente por sucesivos gobiernos elegidos por nosotros en NUESTRO país (no en Saturno ni Júpiter).
Y sigue diciendo el autor: "la lucha, la discordia, es lo que el derecho se propone evitar, porque la lucha es perturbación, es negación del orden legal y no es una condición del orden jurídico. La dificultad sería sostenible y justa SI SE TRATASE DE LA LUCHA DE LA INIQUIDAD CONTRA EL DERECHO".
¿Podemos asegurar, poniéndonos una mano sobre el corazón, que se trata de una iniquidad que nuestros acreedores quieran ejercer el derecho a cobrar por haberlo obtenido así en un litigio con sentencia firme?
Para eso dice von Ihering: "la voz DERECHO abraza en sí un doble significado: derecho en sentido objetivo y subjetivo. Por el primero, entendemos la universalidad de los principios jurídicos fundamentales, LA ORDENACIÓN JURÍDICA DE LA VIDA. El derecho subjetivo, por el contrario, quiere decir el descenso de la regla abstracta HASTA INVESTIR A LA PERSONA DE UN DERECHO DE MODO CONCRETO".
Por otra parte, quien invierte su dinero en bonos soberanos de un país, supone que obtiene la máxima garantía de sus ahorros, la que emerge, asualmente, por dicho concepto extendido de SOBERANÍA, el cual ha implicado tradicionalmente en el mundo una regla moral. Una regla de sujeción a principios que no serán violados frente a ninguna circunstancia por más adversa que ésta se presente.
Los Kirchner decidieron desde el principio de su gobierno que atenderían las cuestiones públicas pendientes con el estilo que los caracterizó siempre: la soberbia y la extorsión (modo de actuar que, curiosamente, provoca hoy la queja de Cristina respecto de quienes le "cerraron la puerta" según ella).
Cuando los canjes de bonos ocurridos en 2005 y 2010, la palabra usada en las negociaciones (muy complejas) fue siempre "por única vez". Y la consiguiente implicancia tácita de esta frase resultó finalmente algo así como "tomen esto, porque después no obtendrán nada".
Tensaron así la cuerda al máximo y cerraron por medio de una ley "cerrojo" cualquier posibilidad de arrepentimiento posterior de quien fuere (lo que no hicieron, por ejemplo, con los inmorales CEDINES, cuya vigencia se ha prorrogado sucesivamente en el tiempo, PORQUE LE CONVIENE AL GOBIERNO).
No parece haber habido un interés genuino de arreglo en ocasión de los canjes mencionados, PORQUE SIMULTÁNEAMENTE LE CERRARON LA PUERTA AL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, para eludir eventuales dictámenes de viabilidad y control de los ¿desmanejos? económicos de quienes parecen haber hecho de la contabilidad pública un negocio personal. Al punto que se ha hecho célebre la "libreta negra" de Néstor -cuya existencia confirmó Miriam Quiroga-, donde llevaba el "debe" y el "haber" de dicha contabilidad sin discriminación alguna, creando un pastiche fenomenal de vasos comunicantes: donde faltaba jamón, iba la mortadela.
¿De qué patriotismo habla hoy la Presidente, el sumiso e inexpresivo Scioli, el "derretidor" pedante de "bolitas" de nieve Kiciloff y toda la jauría de funcionarios que protegen sus espaldas frente al desastre que han montado?
"Cuando la arbitrariedad y la licencia intentan con osadía y temeridad levantar la cabeza, es señal segura de que no cumplen con su obligación los que están llamados a defender la ley, a custodiarla y a cumplirla" sigue diciendo el jurista que hemos mencionado ut supra.
Estamos convencidos que el sentimiento ¿jurídico? de un gobierno que se siente "atentado y despreciado" por tener que cumplir con una sentencia supuestamente injusta sacando afuera por tal motivo sus instintos rastreros, no puede ser considerado en su derecho.
Decía Shakespeare en la voz de Schylock, en El Mercader de Venecia: "la libra de carne que yo reclamo fue comprada a muy elevado precio; (en el caso de los hold outs arriesgando algún día una sentencia adversa), es mía y yo la quiero. Si me la negáis, ¡adiós vuestra ley! Las leyes de Venecia ya no tendrán ningún valor. Insisto en que se me haga justicia".
Así se ha de sentir el resto del mundo frente a este choque que estamos provocando contra el sentido común y la moral: ¿qué podremos esperar en un futuro de quienes ven cómo eludimos sibilinamente nuestros compromisos de pago?
Y que no nos digan que los hold outs son solo "buitres", por favor. Hay buitres y ahorristas. En todo caso, personas, sociedades y fondos de inversión que se relacionan habitualmente con el mundo de las finanzas confiando en sus REGLAS DE JUEGO, como suelen decir los kirchneristas cada vez que le tapan la boca a los opositores frente a asuntos que les convienen, mandándolos poco menos que a limpiar letrinas.
Si el Congreso Nacional convalida esta jugada audaz y desprejuiciada, habremos retrocedido moralmente una vez más en cuestiones de orden público, que debieran sostener siempre el andamiaje jurídico e institucional de una Nación para quedar en manos de la falacia que intentan vendernos ciertos aventureros de la política.
Estamos seguros que muchos ciudadanos piensan como nosotros y a todos ellos les dedicamos un último párrafo memorable de von Ihering: "que los pueblos no puedan sin laboriosidad penosa alcanzar el derecho, el que deban agitarse, luchar y combatir y dar por él la sangre y la vida, establece entre ellos el mismo vínculo interior que el peligro inminente en la generación de la vida que se crea entre la madre y el hijo".
¿Será demasiado tarde para que logremos rescatar los "principios" antes que las supuestas "conveniencias"?
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