sábado, 18 de febrero de 2017

CRISTINA DESNUDA

Cristina desnuda. Ordinaria, autoritaria y sin autoridad, raleada por los verdaderos peronistas La frase "Se puede ser kirchnerista sin ser peronista pero no se puede ser peronista sin ser kirchnerista", pertenece a Florencio Randazzo cuando era parte del gobierno K, olvidada ahora que pretende ser candidato por el peronismo, pero tiene su raíz en la idea creada por Cristina de que el kirchnerismo fue el refundador del peronismo en Argentina. De cara a las elecciones de medio tiempo y las del 2019, habrá que ver si los verdaderos peronistas y el peronismo como partido, quieren que Cristina moralmente desnuda, mujer autoritaria pero sin autoridad, corrupta, bipolar, envuelta en (al menos) 6 causas graves y con sospechas de traición a la patria por el caso Nisman, ocupe un lugar en su conducción. Por Rubén Lasagno La imagen de Cristina Fernández no se puede erosionar más, políticamente hablando, porque está absolutamente desgastada, degradada y además, nunca tuvo entidad propia genuina, no fue una estadista, estuvo lejos de la conducción política y ni siquiera tiene capacidad para elegir y definir estrategias en ese campo; esto quedó claro con las designaciones a dedo que hizo de los candidatos fracasados en las elecciones del 2015 con la fórmula Scioli-Zannini, la exclusión de Randazzo y Domínguez por Aníbal Fernández y Sabbatella, entre otros. Todos perdieron. Si esto no fuera suficiente, enfrenta al menos 6 causas abiertas de enorme gravedad, está seriamente involucrada en delitos de corrupción estatal, mal desempeño de la función pública, enriquecimiento, cohecho, se la sindica como jefa de una asociación ilícita y encubridora (junto a su gobierno) del crimen de un Fiscal de la nación, lo que la puede llevar a enfrentar el cargo de traición a la Patria. Digamos que como cucardas de orgullosas victorias políticas conseguidas en sus años de dominación y control del país, no le van a llover propuestas, o al menos no como ella espera o le gustaría que sucediera. Personalmente no me importa nada que a Macri le convenga políticamente que CFK juegue en las elecciones de 2017. Creo que la justicia debe actuar y avanzar contra las ya demoradísimas causas abarrotadas de pruebas que existen y son un canto a la impunidad. Si Macri gana o pierde, si está solo o acompañado, si el espectro electoral no está polarizado y si derrotan o no a sus legisladores es un problema de Macri. Yo jamás votaría una lista donde hay un kirchnerista, pero a esta altura (por lo visto y vivido hasta el momento) tampoco lo haría donde va un macrista. La ex presidenta descorazonó a muchos que sí creyeron en ella. A otros sorprendió por la magnitud de su voracidad y la corrupción desplegada durante sus dos mandatos y a un sector minoritario que la veíamos con ojos menos glamorosos, no nos sorprendió que haya delinquido desde el poder absoluto que tuvo y destruyó por exceso de confianza, apostando a la perpetuidad del kirchnerismo en el poder y a la estupidez del pueblo argentino. Así como para ser irónico se necesita ser inteligente, para ser soberbio e impune en el poder se necesita respaldo. Ya sin el apoyo irrestricto de quienes sostuvieron a Néstor y a Cristina en el gobierno y sin el voto del electorado, la soberbia y la impunidad se desmoronaron en si misma. Después vino lo que vemos hoy: la desolación, la desesperación por asirse de cualquier cabo que la pueda salvar, la desorientación al ver que quienes abrevaban en sus fuentes hoy miran para otro lado, la tristeza de sentirse vencible, agobiada y saturada de problemas, sin tener a quien recurrir. El único al que hoy CFK puede recurrir es a Parrilli y no es mucho que decir de quien no la identifica en su teléfono y se olvida en una computadora ajena una carta que hizo para que firmara Cristina. A Cristina la hundió, primero, su brutalidad política y la enorme corrupción que desplegó; luego su soberbia y mala educación; el egoísmo, su egocentrismo y su ilimitado autoritarismo, que vació de contenido y gente su alrededor, cuando dejó la presidencia. La grieta que profundizó entre propios y ajenos ya la había abierto Néstor, solo que su marido sabía dónde, cuándo y cuánto tirar de la cuerda; ella no. La hundió la enorme impunidad que desplegó en 8 años y el robo masificado de fondos públicos que prodigó a manos llenas, usando cuanto mecanismo y personas tuviera a mano desde el poder. Ahora está sola. Solo un grupo de cómplices que se juntaron en "Miles" y alrededores, pero son cientos, preparan un "operativo clamor" que cada vez parece más lejano, más inapropiado y menos necesario. Todos (o la mayoría de ellos) están procesados, imputados o les ronda alguna causa por los desastres ocasionados en los años de la "década ganada". Con este cuadro de situación la pregunta que se nos ocurre es ¿A quien beneficia la adhesión de Cristina a las filas políticas, excepto que sea el propio FPV/kirchnerismo? ¿Al peronismo? ¿Le conviene al partido peronista involucrarse con alguien despreciado por la mayoría de los argentinos y glorificado por (en su mayoría) quienes perdieron sus prebendas? La imposición de "Cristina candidata" no es solo una construcción desde las filas de La Cámpora, que ven una luz al final del túnel para volver a acariciar lo que alguna vez fue su Maná (el Estado), también a esto se suman algunos medios como la cadena de Cristóbal López y tangencialmente el gobierno nacional. Pero sería una vergüenza y hablaría muy mal de los argentinos, que una mujer con semejante curriculum de corrupción y asalto al Estado nacional durante los 12 años que compartió el poder, incluyendo el gobierno de su marido, sea elegida en las urnas. Si esto sucede, realmente nos tenemos que preguntar a nosotros mismos hacia dónde queremos ir como sociedad y qué pretendemos hacer con el destino de la Argentina. Resumiendo: Cristina Fernández podría ser candidata por desesperación para hacerse de la impunidad que da la inmunidad del cargo, aunque objetivamente no entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra. La inmunidad parlamentaria no es para mantenerse al margen de la ley y (en el supuesto que ganara una elección) sus actos previos no pueden ser resguardados de la ley o constituidos en un nicho de salvaguarda de delitos previos. Esa es una interpretación capciosa de la norma y la Constitución que establece la inmunidad para otros estándares de protección del legislador y no para proteger a delincuentes. Sobre CFK candidata hay dos ponencias: una pretende que los sea, porque de resultar derrotada será el fin definitivo de su carrera política, que hoy está en su punto más bajo y otra que intenta polarizar al peronismo (opción del gobierno). Sin embargo, habrá que ver si el peronismo la quiere a la ex presidenta en sus filas, porque hoy Cristina Fernández es una "piantavotos" y ningún independiente, que supera la franja del 25% de los votantes en el país, va a poner un voto en aquel espacio contaminado por los mismos personajes que nos defoltearon la esperanza y política y económicamente al país en la última década. Randazzo, transformado ahora en "un cuadro" fue el repetidor de la frase "Se puede ser kirchnerista sin ser peronista pero no se puede ser peronista sin ser kirchnerista", acuñada por su jefa. ¿Qué piensa el verdadero peronista de esta frase que pone a los Kirchner sobre Perón? Ahora, remozado y yo diría camuflado, intenta separarse de la dama para aspirar los aires del peronismo y resurgir a través de este movimiento popular, al igual que Scioli, Gioja y sigue al lista de impresentables "kirchneristas" que hoy son más peronistas que Perón. Mi propuesta, la que sostendré y haré pública de aquí hasta las elecciones de 2019, es "No vote a ninguna lista que lleve en algún lugar a estos nombres y de aquellos que hundieron al país en la corrupción y el abandono o fueron parte y facilitadores del latrocinio Nac&Pop". Cuando aparezca un kirchnerista, cambie el voto o anúlelo. Es la única herramienta que tenemos los ciudadanos comunes para sacudirnos esta lacra que se adhiere al Estado como parásitos y se reinventan para seguir exprimiéndonos. Denuncie las listas, utilice las redes sociales, los medios, difunda los nombres y expóngalos. Ya sea que se cuelen como concejales, diputados, senadores o aspiren a cargos mayores. La impunidad del silencio los hace, como en el caso de la ex presidenta, fuertes en su ambición de volver, pero el ciudadano tiene la palabra final para rechazarlos. Si al presidente Macri le conviene un kirchnerismo vivo para polarizar el espectro, castiguemos a "Cambiemos" y los partidos que lo componen, con el retiro de nuestro voto. En este país nunca hemos tenido opción en una elección, siempre hemos debido decidir por "el menos malo". No repitamos el pasado y neguémosle la posibilidad de permanecer a quienes nos han robado y castiguemos a quienes especulan políticamente con la fortaleza del kirchnerismo, solo para que favorezca sus egoístas intereses políticos, sin importarle el país.

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