lunes, 14 de septiembre de 2020

sábado, 12 de septiembre de 2020

CARAMBOLA


 




Panorama político nacional de los últimos siete días


Rodríguez Larreta y una

carambola presidencial




Es impresionante la velocidad a la que cambian los escenarios políticos. 

El lunes 7, en la Cámara de Diputados se alcanzaba un acuerdo para permitir que su funcionamiento no se interrumpa. La oposición reclamaba sesiones presenciales y cuestionaba el funcionamiento por vía telemática. Finalmente se pactó una combinación: habrá sesiones virtuales, pero los temaas de mayor envergadura deberán tratarse presencialmente. 

Es posible que dos días más tarde ese acuerdo fuera  inalcanzable, porque el miércoles 9 la relación entre gobierno y oposición se tensó al máximo. Ese día, en el contexto de una turbulenta revuelta gremial de la policía bonaerense que incluyó el asedio de la quinta presidencial, Alberto Fernández decidió rebanar a la Ciudad de Buenos Aires un punto y monedas de coparticipación (un monto que, para lo que queda de 2020, llega a unos 9 mil millones de pesos, pero el año próximo trepará casi a 45.000 millones) y destinará esa suma a la provincia que gobierna Axel Kicillof, de modo de financiar así las mejoras que reclaman los 90.000 policías bonaerenses.


Un decreto inopinado


Aunque Larreta fue anoticiado de la medida apenas tres minutos antes de que el Presidente la anunciara, el corte no fue un rayo en cielo sereno: el jefe de gobierno sabía desde hace meses que el gobierno nacional estudiaba un recorte de la coparticipación porteña, que en 2016 fue incrementada un 150 por ciento por Mauricio Macri vía decreto  y pasó entonces de 1,40 por ciento a 3,75. 

La decisión de Fernández corrige, también por decreto,  aquel aumento de Macri y lo reduce a un 100 por ciento. 

Larreta venía practicando el clinch con el Presidente en parte por la constricción de la pandemia, pero también con la esperanza de que la amabilidad contribuyera a moderar el recorte que la Casa Rosada maquinaba desde hace meses; indudablemente lo sorprendió la circunstancia elegida por Fernández  (quien,para colmo, se hizo escoltar por alcaldes del conurbano, entre ellos varios opositores que son aliados del jefe porteño, a quienes nadie les anticipó el anuncio que el Presidente descerrajaría). 

El momento fue, en rigor, desconcertante: se producía en un punto de extrema fragilidad del Estado y el sistema político: apenas logrado con esfuerzo el acuerdo para que funcione el Congreso,  justo en el vórtice del alboroto policial, de las tomas de tierras en el conurbano, en la Patagonia y en disintos puntos del país; en medio de las rabietas consorcistas que consiguieron  impedir que el servicio penitenciario federal cumpliera en tiempo y forma una disposición judicial y que Lázaro Báez pudiera hacer uso de sus propiedades privadas; y casi en simultáneo con una ofensiva de organizaciones de derechos humanos que forzó al Ejército a retirar una comunicación de homenaje a soldados caídos durante el combate  al terrorismo librado bajo un gobierno legítimo. 

Acuciado por la impotencia financiera y de gestión exhibida por el gobierno bonaerense para dar respuesta a los reclamos laborales y profesionales de su policía (reclamos bien acogidos en la opinión pública, por otra parte) el Presidente decidió arriesgar el vínculo  con el sector de la oposición con que mejor relación ha tejido, por la necesidad de financiar la solución salarial de la policía de la provincia con fondos extraídos del distrito porteño. Lo 35.000 millones de pesos que se le transfierirán a Kicillof equivalen a la mitad del presupuesto de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. 

Ayer Kicillof anunció que la policía bonaerense se equiparará a la porteña justo cuando ésta sangrará por la herida provocada por el DNU de Fernández.

Hsy una contrapartida: el anuncio salarial que el jueves pudo hacer Kicillof tuvo la virtud de desactivar las protestas de los policías. 

Sería, sin embargo,  un error pensar que todo volvió a su cauce y aquí no ha pasado nada. En este intermezzo, la autoridad del Estado ha quedado vulnerada. La administración de Kicillof postergó iniciativas propias para mejorar de conjunto la seguridad del distrito incluyendo al personal involucrado, y eso lo llevó a ceder  ante una medida de fuerza y llegar, incluso,  a compromisos en cuanto a no sancionar al personal que participó en protestas de notable gravedad, que incluyeron el cerco y el hostigamiento de las residencias del gobernador y del Presidente. 

La revuelta resintió la cadena de mandos -los efectos alcanzan al ministro de Seguridad, Sergio Berni, que tal vez deje la gestión para dedicarse full time a la política-  y marcó el ingreso al escenario de una nueva generación de policías que no parece predispuesta a disciplinas ciegas y que pretende una organización profesional y sindical para plantear orgánicamente sus reclamos. 

El tema de la sindicalización, que hasta ahora ha sido una especie de tabú, empieza a abrirse paso: hay organización sindical de la policía en la mayoría de los países europeos, en Canadá, en varios estados de Estados Unidos y, más cerca, en Uruguay. En el país se han pronunciado en favor de esa alternativa personalidades de diversa óptica, desde la ministra de Seguridad Frederic hasta el ex gobernador bonaerense Carlos Ruckauf. 

La inexistencia de canales institucionalizados de transmisión de las inquietudes laborales y profesionales de los policías genera cortocircuitos y eventuales explosiones caóticas, que dañan al estado. Esta vez las esquirlas llegaron hasta la presidencia de la Nación, que se vio forzada a involucrarse. Las crisis desnudan e iluminan problemas y abren la posibilidad de solucionarlos. La lucidez consiste en afrontar esa oportunidad, no en volver a barrer las dificultades bajo la alfombra.


Fernández entroniza a un opositor moderado


La inopinada cirugía infligida por el decreto de Fernández al presupuesto porteño para remediar una emergencia bonaerense bien pudo haber herido de muerte la viabilidad de una confrontación democrática constructiva y colaborativa. 

Horacio Rodríguez Larreta venía sosteniendo esa actitud  y era, por ello, acosado desde sus propias filas por sectores que interpretaban su sensatez como rendición ante el gobierno nacional . El recorte de la coparticipación parecía entregarle armas a los rivales intolerantes de Larreta, pero el jefe de gobierno aprovechó la ocasión para demostrar que  moderación no es sinónimo de capitulación y que se puede defender una posición con firmeza sin pintarse la cara para una guerra y apelando a los recursos que ofrece el sistema constitucional (para el caso: la Corte Suprema).

El mensaje de Larreta del jueves 10 lo posicionó ya incuestionablemente como la principal figura de la oposición y el candidato presidencial cantado para 2023 (en el momento en que las encuestas de imagen lo ubican como el político mejor calificado del país, con el mejor saldo de opinión favorable ,2 positivos cada 1 negativo, dejando en el segundo puesto, así sea por poca diferencia, a Alberto Fernández).

Dado que la confrontación entre las dos coaliciones es un hecho inevitable cuando falta apenas un año para la elección de medio término, quizás haya que celebrar que, como subproducto de la crisis, se haya perfilado con fuerza en la oposición un liderazgo moderado y dialoguista, que exhibe vocación por construir una alternativa pragmática y constructiva. 

En una carambola paradójica, con su intempestivo decreto Fernández impuso un líder de la oposición y determinó un triunfo de la moderación. Al entronizar al Jefe porteño, sin embargo, se gana un adversario más competitivo que Mauricio Macri. Larreta tiene llegada a una franja no desdeñable del público que en octubre de 2019 votó por el Frente de Todos. 

El país necesita que en las dos orillas del espectro político prevalezca el espíritu colaborativo. Es irónico que los fragmentos intolerantes que colisionan en el sistema político no registren el daño que sus enfrentamientos le ocasionan, más que  a sus adversarios,  a la burbuja que, así sea belicosamente, comparten. También es irónico cómo se parecen los razonamientos de esas fracciones: mientas para algunos termocéfalos del oficialismo, la chirinada policial bonaerense de la última semana fue organizada por Mauricio Macri y por…¡(José Luis)Espert!, para los delirantes del  otro lado las tomas de tierras del conurbano  forman parte de un siniestro plan extremista y por cada hecho que les disgusta culpan directamente a la señora de Kirchner. 

Unos u otros atribuyen, sea a Macri, sea a CFK , poderes que estos ya no tienen; confunden los gestos o las ilusiones ajenas con hechos, y sus propias pesadillas con realidades. 



Tierra y propiedad


Detrás de las ocupaciones de tierras hay años de decadencia social y un cuadro de miseria que ha recrudecido con la pandemia. Detrás de la protesta policial hay un contexto no demasiado diferente: buena parte del personal de la bonaerense padece privaciones, vive en barriadas precarias, camina por calles sin asfalto. 

Ocupas y policías de filas viven en los bordes, y muchas veces pisan del lado de afuera de la legalidad. Conviene para juzgarlos tomar en cuenta la visión de un estudioso de los márgenes, el peruano Hernando De Soto:: “Mucho más que una marea demográfica de pobreza, las oleadas de extralegalidad bien podrían ser el más importante factor que está obligando a acoger la revolución industrial y comercial que ya está encima”. 

El afamado The Economist evocó largamente esta semana a De Soto en una nota de tapa en la que se hizo eco de su libro El misterio del 

capital , donde el estudioso peruano explica cómo la pujanza de sociedades, que muchas veces sus sectores más pobres se ven forzados a practicar  al margen de las normas y rutinas establecidas, es el motor de las transformaciones y que se trata de abrir plenamente esas puertas para facilitar a esos sectores el acceso pleno a la propiedad.  “Como argumentó el Sr. de Soto, el capitalismo debería ser para muchos, no solo para unos pocos -puntualiza el semanario británico. Y agrega:- Si los pequeños agricultores y los habitantes de barrios marginales tuvieran un título legal claro sobre su propiedad, podrían pedir dinero prestado más fácilmente para comprar mejores semillas o iniciar un negocio. Podían invertir en su tierra, regando o erigiendo una tienda, sin temor a que algún día alguien pudiera apoderarse de ella. Los derechos de propiedad harían más ricos a los pobres”. 

Las tomas de tierras no son fruto de conspiraciones, sino que antes que nadaen la Argentina están vinculadas a ese problema básico. Y a otro: el enorme desequilibrio demográfico (más de un tercio de la población viviendo en el 0,4 por ciento del territorio: la Capital y el conurbano),algo que se resolvería desconcentrando,  impulsando la producción, el trabajo y la democratización de la propiedad en el conjunto de la Argentina. No se trata de un plan extremista: “El Banco Mundial quiere que el 70 por ciento de las personas tengan derechos de propiedad seguros para 2030”, informa The Economist.

Una vez más, hechos que parecen amenazantes nos recuerdan que en el seno del problema se encuentra la solución. 




                                                       Jorge Raventos


viernes, 11 de septiembre de 2020

DUHALDE, ¿ESTABA TAN EQUIVOCADO?


 

DUHALDE, ¿ESTABA TAN EQUIVOCADO?

Malú Kikuchi  /12/9/2020)

El 24/8, en América TV, en el programa “Animales sueltos”, el ex presidente Eduardo Duhalde dijo que “si no cambian estas políticas que no sirven para nada y buscan políticas de consenso como servicio público”. “La Argentina se dirige hacia un escenario peor que el del 2001”. “La gente se va a rebelar” Y amenazó con la posibilidad de “un golpe militar”.

Ante el escándalo que produjo, todos los sectores reafirmaron su decisión democrática y él se disculpó. Habló de sus temores, de un brote psicológico, de… Pero, más allá de las explicaciones, Duhalde es un político serio, avezado y es difícil creer que no supiera nada, que hablara porque sí.

Ante un gobierno decididamente sordo y una oposición en iguales condiciones, es imposible que no hayan visto lo que estaba al alcance de cualquiera que siguiera las redes sociales. El malestar de la bonaerense explotaba por internet. ¿Para qué pagan trolls si no se enteran de nada?

Si al anunciar un plan de seguridad multimillonario, sólo para la provincia de Buenos Aires (que con Kicillof tiene coronita), se olvidan de los muy retrasados salarios de los policías, la reacción era inevitable. Si el jefe del arma, Daniel García, les pregunta (la 1ª noche en Almirante Brown) qué problema tenían, era obvio que él formaba parte del problema.

Un jefe del arma que desconoce el justo descontento de sus hombres, un ministro de seguridad, Sergio Berni, que se luce haciendo trucos cinematográficos y raids televisivos y radiales, que se expresa bien, pero que no gestiona, ¿para qué sirven? Sirven para que se amotine la fuerza.

Dicen, que CFK exigió que Berni fuera el ministro de seguridad de la provincia recordando que el motín de la policía en Cochabamba, que se extendió por toda Bolivia (noviembre 2019), fue el comienzo de la caída de Evo Morales. Ha de ser cierto, entre Berni y Frederic hay un abismo.

Un motín policial, de 90.000 hombre armados (la fuerza más poderosa del país) es preocupante. Los reclamos eran justos, el hecho de rodear Olivos fue abominable. La gobernabilidad bajo ningún concepto se debe poner en juego. Este gobierno, por malo que sea y lo es, debe durar hasta el 10/12/2023.

El gobernador Kicillof nunca apareció. El problema se lo tuvo que resolver de muy mala manera, el Presidente. Kicillof es tan inoperante como su ministro de seguridad y su jefe de policía. El Presidente adoptó el sistema de confrontación de CFK. La gente lo votó porque era dialoguista.

No se es dialoguista si le hace mandar un mensaje de texto personal al jefe de gobierno de CABA, 1 minuto antes de iniciar el acto donde se le da el mazazo de quitarle 1 punto de la coparticipación, sin haberlo hablado antes. Resultado: la ciudad más pobre y Rodríguez Larreta candidato 2023.

Hay jugadas destinadas a molestar al enemigo (ya no hay adversarios para el Presidente, sólo enemigos, como para CFK), que funcionan como bumerang. Es lo que sucedió con esta disposición arbitraria, discrecional, unipersonal de Alberto Fernández. Nada más unitario que decidir solo.

En cuanto a la bonaerense, cuando le suban los salarios a la Federal, algo que todavía no ocurrió, otra vez quedará retrasada. ¿Volverán a amotinarse? O cualquier otra fuerza o gremio que se encuentre desposeído, ¿llegará armado a reclamar a las puertas de Olivos?

Se ha sentado un muy mal precedente. El Presidente no debe aceptar chantajes. La preocupación de Duhalde, que puede haberse debido a un sueño premonitorio, a un agobio psicológico,  a información, o simplemente a una lectura de la realidad, no estaba tan equivocada.

PACIFICACIÓN NACIONAL DEFINITIVA: LOS HÉROES YA ESTÁN CANSADOS (Autor Anónimo)

PACIFICACIÓN NACIONAL DEFINITIVA: LOS HÉROES YA ESTÁN CANSADOS (Autor Anónimo):   Los héroes ya están cansados. De aquello no queda nada. Ya no es suya ni la guerra. Ni la paz de la cruzada. Unos hundieron la pluma. ...

viernes, 4 de septiembre de 2020

USURPACIONES E INSEGURIDAD.


 



TODO BIEN, ¿PERO HAY DECISIÓN POLÍTICA?

Malú Kikuchi  (5/9/2020)

El Código Penal Nacional en su artículo 181 dice que: “Será reprimido con prisión de seis meses a tres años: 1. El que por violencia, amenazas, engaños, abusos de confianza o clandestinidad despojare a otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido sobre él, sea que el despojo se produzca invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a los ocupantes;
2. El que, para apoderarse de todo o parte de un inmueble, destruyere o alterare los términos o límites del mismo;
3. El que, con violencia o amenazas, turbare la posesión o tenencia de un inmueble.

El artículo 181 es claro, no deja dudas al respecto, el que lo infringe comete un delito. Lo sabe el Presidente de la Nación, abogado, especializado en derecho penal, profesor de derecho penal. Debería saberlo la antropóloga Sabina Frederic, ministra de Seguridad de la Nación; debería saberlo el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, aunque sea economista.

Parece que se enteraron del artículo 181 recién el 3/9, hasta ese momento Frederic anunciaba que no le correspondía a seguridad el tema de las tomas de tierras en Mascardi, aunque sí le correspondía a seguridad denunciar a los que denunciaban las tomas. En cuanto a Kicillof, su ideología no le permitía tomar una posición acorde a derecho y apelaba a los derechos de los que necesitaban un lugar para vivir, refiriéndose a las tomas en su provincia.

El Presidente estaba ocupado por la “cuareterna”. También recordó las carencias habitacionales, cual si fuera un corresponsal llegado desde Finlandia a relatar los inverosímiles hechos que ocurren en la Argentina. Los intendentes PJ de la 3ª sección pusieron sus quejas y finalmente el artículo 181, se leyó.

Tanto el Presidente como Frederic y Kicillof siguen sin nombrar la palabra “delito”, no les sale. Pero se presentó un programa sobre seguridad para la provincia de Buenos Aires, dicen que es la más afectada por la inseguridad. Patrulleros, insumos policiales, a futuro 10.000 policías más (con el tiempo) y ahora 4.000 gendarmes y prefectos. Para la enorme provincia, es poco.

Además de desamparar en 4.000 efectivos a las provincias desde donde los retiran. Síndrome de sábana corta. En el anuncio, que agradecieron varios de los intendentes, el Presidente también habló de la construcción de dos nuevas cárceles muy necesarias para descomprimir las comisarías atiborradas.

Anuncios y promesas de gobiernos sobre el tema seguridad ha habido muchos, realidades, pocas. Entre falta de plata, siempre más necesaria para otras cosas, por ejemplo los sueldos de la política, generalmente se quedaron en anuncios y promesas. Supongamos que esta vez se harán realidad. Pero…

Los 4.000 efectivos federales más, sumados a los 3.000 enviados con anterioridad, más los 90.000 de la policía bonaerense, ¿serán suficientes en 3 turnos diarios para la enorme provincia de Buenos Aires? Obviamente, no. Mucho menos si a pesar de toda la tecnología que tendrán las fuerzas actuales, más los 10.000 policías bien educados en derechos humanos que llegarán con el tiempo, si la ideología de lo “políticamente correcto” sigue imperando, nada de todo eso será una sólida barrera para no dejar prosperar la inseguridad.

Las imprescindibles cárceles a construir, ¿serán sanas y limpias como lo indica la Constitución Nacional? Probablemente, sí. Pero ¿estarán habitadas por personas juzgadas y condenadas a través del debido proceso por jueces probos? ¿O estarán vacías gracias a jueces educados en las teorías de Zaffaroni?

La Constitución Nacional en su artículo 17 dice que: “La propiedad privada es inviolable y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley”. Señor Presidente, Señora Ministra de Seguridad de la Nación, Señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, sólo hace falta leer a conciencia la Carta Magna y tener voluntad política para terminar con la inseguridad. Lo demás, aunque necesario, es cháchara.

CRISTINA Y MADURO


 

Y ahora, ¿qué?

por Enrique Guillermo Avogadro

 

“¿Acaso no se han hecho siempre las revoluciones de esta manera: armando

al completo los bajo fondos sociales con pistolas y granadas de mano?”

Antonio Scurati

 

Los procesos que encabezan Nicolás Maduro y Cristina Fernández tienen génesis diferentes. Hugo Chávez se hizo con el poder mediante sucesivos golpes de Estado, mientras que Néstor Kirchner lo hizo con la legalidad que dan las urnas en procesos legítimos; y el actual tirano venezolano sostiene su sangrienta dictadura con el apoyo castrense cuando nuestra Vicepresidente lo hace con todo el peronismo detrás suyo, aunque esto constituya una foto ya descolorida y ajada.

 

Pasó en Venezuela: empobrecimiento masivo de la población, oleada inédita de emigración, destrucción de la economía, hiperinflación, fuga de inversiones, control de Internet y de las redes sociales, subsidios a mansalva, brutal caída en la producción de hidrocarburos, usurpación o cooptación de partidos políticos de oposición, anulación del Poder Legislativo, prisión y tortura de disidentes, liberación y armado de delincuentes, impunidad para la generalizada corrupción, violencia desatada por colectivos paramilitares, centralidad del narcotráfico, saqueo de las reservas de oro, creciente aislamiento internacional y alianza con Cuba e Irán, apoyo a los movimientos guerrilleros continentales, colonización de la Justicia y del Ministerio Fiscal, falsificación de los resultados electorales, confiscación de la propiedad privada, persecución y clausura de la prensa opositora, control social masivo y, ahora, el genocidio sanitario. ¿Le suena?

 

Si no, recuerde que aquí se llegó a asesinar a un fiscal que había denunciado a la actual Vicepresidente, que el Gobierno enfrenta a pobres contra ricos, liberó 5.000 asesinos y violadores, intentó estatizar Vicentín, intervino la industria de las telecomunicaciones, avanza sobre la propiedad privada con impuestos confiscatorios, privilegia a sindicalistas corruptos y barrabravas sobre empresarios innovadores y, para no extenderme, controla a la población imponiéndole el confinamiento más prolongado del mundo, a pesar de su ya innegable y costosísimo fracaso.

 

Eduardo Duhalde nos alertó acerca de la inminencia de un golpe de Estado. Algunos despistados creyeron que se refería a las fuerzas armadas;  sin embargo, el ex Presidente aludía a la propia Cristina Fernández. El kirchnerismo ha roto esta semana todos los canales de diálogo precisamente para hacerse con el control de la Justicia, con el único propósito de obtener la absolución para los innumerables delitos de saqueo que su jefa ha cometido. Y para lograrlo, sin pruritos de ningún tipo, la viuda se está llevando puestas a la República y a la democracia.

 

El martes, ese golpe comenzó en el H° Aguantadero, que vivió una triste noche de la mano del Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el aceitoso, cuando desconoció la presencia en el recinto de los diputados de la oposición y aceptó a los oficialistas que comparecían por pantalla, para tratar la colonización de la Justicia federal, el nuevo impuesto a la “riqueza” y la ley de presupuesto. El último recurso de la oposición será negarse a dar quórum para impedir el tratamiento del proyecto de reforma judicial; si el oficialismo lograra iniciar la discusión en Diputados y aún si aceptara modificaciones, volverían al Senado, donde le bastaría con una mayoría simple para obtener su sanción definitiva sin cambio alguno.

 

Mientras tanto, la Corte Suprema continúa durmiendo su siesta y evita decidir acerca de la inconstitucionalidad del cambio en la integración del Consejo de la Magistratura, que tiene a estudio hace cuatro años. Tampoco ha fallado en el recurso per saltum que interpusieron contra su ilegal desplazamiento los magistrados que, por haber confirmado los procesamientos de la Vicepresidente, concitan sus odios más profundos y que fueron corridos por el Senado ayer mismo. El superior Tribunal parece no percibir que se encuentra ante un monumental conflicto de poderes generado por esta infecto-dictadura que hoy nos gobierna y que, si no es frenada a tiempo, terminará con lo poco que queda del andamiaje jurídico y, con él, con todas las libertades ciudadanas.

 

El país, ya inviable, ha caído en la total anomia, tal como puede comprobarse en la masiva ocupación de tierras, siempre violentas y siempre impunes. Jorge Ossona explica que esas tomas responden a los intereses políticos del kirchnerismo, que en ellos fabricará nuevos votos, sobre todo en la 3ª sección electoral de la Provincia de Buenos Aires, el semillero de pobres desde el cual se eligen los presidentes, al cual inundará de billetes en 2021. Eso si es que, invocando la emergencia sanitaria, no intentara postergarlas; porque el Gobierno deberá hacer populismo sin dinero, y la inseguridad, la desocupación y la inflación carcomiendo ingresos, salarios y jubilaciones no auguran un fácil triunfo en ellas.

 

Hasta aquí hemos llegado y debemos preguntarnos con qué armas resistiremos a este proyecto que pretende imponernos el socialismo del siglo XXI, o sea, sobrevivir como ya lo hacen Cuba, Nicaragua y Venezuela, países todos que han sido arrasados por esta siniestra ideología.

 

Bs.As., 5 Sep 20

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401

Chico Novarro - Algo contigo

BETO ORLANDO - DEJATE DE RECUERDOS (AÑO 1979)

Soda Stereo - De Musica Ligera

Les Luthiers - La Gallina Dijo Eureka - Hacen Muchas Gracias De Nada

sábado, 29 de agosto de 2020

PANORAMA- SENADO. DUHALDE

Panorama político nacional de los últimos siete días
Lo que pasó en el Senado
y lo que dijo Duhalde
El último jueves la Cámara de Senadores otorgó su media sanción a la ley que reforma los tribunales federales. El Senado tiene una clara hegemonía oficialista que sólo se pone en discusión en los casos en los que se requieren mayorías especiales, ya que su número no llega a los dos tercios.
La oposición no quiso participar activamente en modificaciones al proyecto del Ejecutivo, que sin embargo recibió retoques, producto, en parte, de las consultas que el cuerpo hizo a organizaciones profesionales y oenegés pero también de iniciativas del bloque oficialista. Una de ellas, sugerida por el senador Oscar Parrili (una cláusula que obligaba a los jueces a denunciar eventuales presiones de “poderes mediáticos”), fue retirada por el propio autor ante la resistencia pública y periodística que mereció, que hasta incluyó la elocuente objeción del presidente Fernández (“es ociosa”).
Los opositores se atrincheraron en el Senado tras el derecho al pataleo, apostando a que el oficialismo no conseguirá completar la sanción en la Cámara de Diputados como producto de que “la presión de la calle” impedirá que legisladores independientes condesciendan a incrementar los números insuficientes del Frente de Todos. Esa intención venía creciendo tras el llamado banderazo del 17 de agosto. Sus voceros políticos y periodísticos más entusiastas sostuvieron entonces que “la reforma nace muerta” y que ahora “la oposición le ganó la calle al peronismo”.
Montadas sobre esas expectativas, las fuerzas adversas al gobierno quisieron repetir una convocatoria análoga el día del debate en el Senado y hasta contaron para ello con la inédita cooperación de medios que actuaron como órganos oficiosos de la movilización y ofrecieron el detalle de todas las esquinas y horarios de la concentración en distintas ciudades y barrios. Ese despliegue organizativo no dio los frutos esperados: la marcha y el “abrazo al Congreso” tuvieron intensidad militante pero muy bajo número;se escucharon consignas más duras que el 17 de agosto pero se vió una extensión mucho más reducida. Es probable que los sectores más intransigentes de la oposición estén confundiendo sus deseos e intenciones con la realidad. ¿No hubiera sido más astuto conservar la imagen de aquella movilización que competir con ella en tan breve plazo?
La oposición moderada no había comprado la manifestación del 17 de agosto y con menos razón se iba a subir a la de esta semana. La figura más obvia del sector realista de la oposición es, sin duda, Horacio Rodríguez Larreta, que ha decidido acompañar al gobierno nacional en la lucha contra la pandemia y subrayar, en ese contexto, su voluntad de construir consensos por encima de las presiones de su propio campo que le reclaman que marque diferencias.
Esa política ha convertido a Larreta en el político que más ha crecido en los últimos meses, su imagen supera inclusive en alguna muestras la del Presidente (que ha perdido puntos con respecto a su momento más alto, pero conserva en la mayoría de los estudios un respaldo elevado) y, además, se ha proyectado más allá de su distrito, tanto al conurbano como al interior.
Con sutileza, Larreta se diferencia ventajosamente del Presidente sin tensar la relación. El viernes, desde un acto en Santa Fé con gobernadores de provincias, Fernández se ufanó de ser “el porteño más federal” y declaró que “Buenos Aires es una ciudad que nos llena de culpa por verla tan opulenta”. En el contexto de la grieta, muchos periodistas alentaron una réplica frontal del jefe de gobierno de la ciudad autónoma, algo que este esquivó con elegancia y eficacia: “No me quiero enganchar en discusiones que no sean constructivas; ahora si en la Capital nos ha ido bien, yo creo que lo que tenemos que buscar es nivelar para arriba. Si hay alguna diferencia, creo que hay que buscar que todos se desarrollen, que se consiga un desarrollo lo más equilibrado posible y eso necesita un consenso. Yo estoy para ayudar, en mi rol de jefe de Gobierno de la Ciudad”. Larreta le respondió a Fernández desde el sentido común pero también desde una idea clave del peronismo que forma parte del imaginario común de la política argentina: “nivelar para arriba”, la movilidad social ascendente.
La moderación de Larreta no aporta titulares escandalosos,pero quizás sea más rendidora como estrategia que la de los que apuestan al alboroto y la confrontación. Se trata de distinguirse en el marco de una construcción cooperativa, que permita gobernar al que gana y colaborar al que no ganó.
Ganar, perder. Hablamos de elecciones. Pero alguien dijo esta semana que no habrá elecciones al menos no el año que viene.
Su pasión por el ajedrez suele inducir a Eduardo Duhalde, también en sus movimientos políticos, a conjeturar escenarios anticipados y a calcular estrategias destinadas a neutralizar las amenazas que sospecha dos o tres jugadas más adelante. Los ajedrecistas -los mejores y también los regulares- incurren casi fatalmente en esa “hermosa monomanía”, como la consideró medio siglo atrás George Steiner en un artículo para The New Yorker (“Anuncia mate en seis porque la posición final victoriosa está de alguna forma ahí afuera en la gráfica e inexplicablemente clara visión de su mente; el mecanismo cerebral-nervioso da un verdadero salto adelante a un espacio subsiguiente”. Puede fallar. A veces la visión equivoca el escenario; a veces la estrategia pensada no funciona. Y a veces el salto adelante termina en una caída.
Esta semana Duhalde sintió la pulsión de transmitir con elocuencia una visión que tuvo sobre el año próximo: “"Es ridículo pensar que el año que viene va haber elecciones (...) tengo una convicción de que no va haber elecciones”.
Aunque dos días después de sus primeros dichos y tras insistir en ellos otras 24 horas, el ex presidente los atribuyó a su “miedo profundísimo a los golpes militares" y a un “desenganche de la realidad”, sus palabras no parecían
una opinión liviana, al menos en el sentido de que procuró fundamentarlas con varios argumentos, como quien anota desprolijamente los movimientos que en el tablero preceden al momento decisivo.
"Nadie puede ignorar que el militarismo se está poniendo de pie nuevamente en América Latina"- dijo, por ejemplo.
“Esto es un desastre y la gente se va a rebelar con todo esto”, señaló. "Se puede generar un peor clima al que se vayan todos, vamos a un escenario evidentemente peor que el 2001, ya que puede terminar en una especie de guerra civil".
“Por supuesto que Argentina puede tener un golpe”, agregó. “Argentina es la campeona de la dictaduras militares".
Las verdades de Duhalde
Es probable que se trate de un listado de impresiones sin ilación, de un razonamiento que salta taquigráficamente a sus conclusiones, es evidente que de la valoración social de los militares no se deduce una dictadura. Pero el arrepentamiento posterior de Duhalde (“Fue un comportamiento psicótico”, llegó a decir) seguramente reeducado por el unánime vade retro de sus pares políticos y de la cadena de valor del pensamiento correcto, no debería impedir que se oigan algunas verdades de sus discurso. Viene al caso una ironía de Michel Foucault: “Los unicos que dicen la verdad son los locos y los niños. Por eso a los locos se les encierra y a los niños se les educa”.
Es cierto, por empezar, que las instituciones militares han recuperado una imagen positiva en la sociedad. Es cierto que esa tendencia se verifica en todo el continente y tiene como contrapartida el deterioro de la confianza en la política y en las instituciones. Hace muy pocas semanas un estudio de Latinobarómetro que abarcó toda la región latinoamericana registró que la confianza en las instituciones militares es mayor a la que inspira cualquier otro poder del Estado. El promedio de confianza en los militares es del 44 por ciento, el del Poder Judicial, 24 por ciento, el del Poder Ejecutivo 22 por ciento, el Poder Legislativo, 21 por ciento y los partidos políticos,13 por ciento. Las palabras de Duhalde pueden interpretarse como una señal de alarma dirigida a alertar al conjunto de la corporación política.
También es cierto que, junto con la imagen en ascenso, también se observa un mayor protagonismo político de los militares en el continente, más allá de frnteras ideológicas: son columna vertebral del gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil y también del régimen que preside Nicolás Maduro en Venezuela así como del gobierno de Bolivia surgido del desplazamiento de Evo Morales. Dato interesante: la mayoría de los gobiernos democráticos del continente (y buena parte de las elites políticas) admitieron sin protestas la entronización del gobierno de la señora Añez en ese país, y hasta se negaron a considerar que la caída de Morales había sido fruto de un golpe que capitalizó los errores y desvíos políticos del caído.
En fin, también es cierto que la situación social es grave: lo vienen advirtiendo intendentes del conurbano tanto del oficialismo como de la oposición. Antes que Duhalde, Mario Ishi dijo dos meses atrás que la situación “a partir de agosto” podía volverse peor a la del 2001. Duhalde conversa seguido con intendentes del conurbano y recibe de ellos una radiografía inquietante.
Forma parte de esa radiografía la preocupación por la inseguridad y la constatación de que en los barrios populares se requiere la presencia de las fuerzas federales y se valora la acción de los militares que colaboran en la lucha contra la pandemia y en la alimentación de las barriadas pobres. Los observadores reportan que la simpatía tiende a ser mutua.
Coincidencias inusuales
Esta semana, declaraciones de un periodista sobre la participación militar en la guerra de Malvinas dispararon una reacción novedosa y, si se quiere, desacostumbrada: las tres fuerzas armadas (Ejercito, Marina, Fuerza Aérea) dieron a conocer comunicaciones simultáneas de repudio: "Profundo dolor y vergüenza por las expresiones agraviantes en un medio de comunicación social hacia nuestros VGM”(veteranos de guerra de Malvinas).­ escribió por ejemplo el jefe de la Armada, Contralmirante Julio Horacio Guardia. De su lado, el general Agustín Cejas, titular del Ejército, expresó: “Fue una guerra. Y nadie, sino los soldados que tuvieron un fusil en las manos frente a un enemigo, pueden interpretar y valorar las conductas, los miedos y los heroísmos. Honramos a nuestros héroes caídos y a los que regresaron, a todos los veteranos de guerra#SomosElEjército”. La Fuerza Aérea: “Honramos por siempre la memoria de nuestros héroes y Veteranos de Guerra de Malvinas”. Probablemente haya que remontarse al menos tres décadas para encontrar, una reacción coincidente de este tipo y ese hecho también muestra que las fuerzas han asimilado las últimas décadas de historia y comprenden por qué la opinión pública las ah revalorizado.
Los consensos y las coincidencias nacionales no son sólo cosa de las fuerzas políticas sino de todos los sectores del país.
Jorge Raventos

No llores por mí Argentina - Paloma San Basilio .

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viernes, 21 de agosto de 2020

Francisco Tárrega - Las dos Hermanas - Vals

QUÉ PARTE NO ENTENDIERON ????

 


 

¿Qué parte no entendieron?

por Enrique Guillermo Avogadro

 

“¡Cuidado con la ira de los centuriones!”.

Robert McNamara

 

El kirchnerismo no está acostumbrado a perder el dominio de la calle, que supo colonizar con el transporte de pobres que, a todas luces, ignoraban el motivo de la convocatoria pero asistían extorsionados y empujados por pagos en efectivo y en especie. El espectáculo de la gigantesca marcha ciudadana del lunes 17 en todo el país lo conmovió y la única respuesta del Gobierno, más allá de las habituales y patológicas descalificaciones de funcionarios y pseudoperiodistas militantes, fue doblar la apuesta y acelerar en pos de la rápida aprobación de una reforma judicial tras la cual la sociedad sólo ve la impunidad para Cristina Fernández y sus cómplices.

 

Presumo que esperar algo diferente era casi ridículo, toda vez que lo único que interesa a la Vicepresidente es ese objetivo. No le importa la crisis socio-económica, salvo porque pone en serio riesgo, en las elecciones de 2021, el mantenimiento de su omnímodo poder; y nada ha dicho sobre el hambre, la pobreza y la indigencia, la inseguridad, la violencia y el narcotráfico o la desaparición de personas en democracia, ya que no constituyen para ella prioridades; las ignora olímpicamente, aunque se trate de las principales preocupaciones de sus propios votantes.

 

Dos cosas llamaron la atención en el banderazo: el marcial saludo de un policía a la ex Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, y las advertencias a los gobernadores Juan Schiaretti y Omar Perotti, que resonaron fuerte en Córdoba y Santa Fe, para rechazar que los diputados de esas provincias acompañen al oficialismo en su tentativa de aprobar la bastarda reforma judicial. Si a esto último, que ya produjo declaraciones en tal sentido de los cordobeses, le sumamos que los tres legisladores que responden a Roberto Lavagna adelantaron que no lo harán, me parece que Sergio Massa, el aceitoso, tendrá serias dificultades para lograr el quórum necesario para la aprobación en la Cámara baja. Será crucial, entonces, que controlemos uno a uno a los diputados de los bloques no kirchneristas, al menos para que sufran una enorme condena social y política que les impida hasta salir a la calle si acompañaran al oficialismo en su proyecto demoledor.

 

De todas maneras, Cristina Fernández busca el conflicto y continuará avanzando, cual aplanadora, en varios frentes: en el Tribunal de Enjuiciamiento de la Procuración, para reemplazar a uno de sus miembros y llegar a destituir al Procurador General interino, Eduardo Casal; y en la comisión de juristas encabezada por Alberto Beraldi, defensor penal de la multiprocesada Vicepresidente, que asesora al Presidente para modificar el número de jueces de la Corte Suprema y las funciones de ésta.

 

En el Senado se esmeró y consiguió que el oficialismo firmara en comisiones el proyecto de reforma judicial en el que incluyó una grave mordaza a la prensa y a la libertad de expresión; una vez más, un atentado contra la democracia. Ese texto llegará a la Cámara esta semana, y el bosque kirchnerista de brazos enyesados le dará media sanción sin problemas, aunque en las redes ya se está convocando a una nueva marcha para ese día. Y todo eso sin contar la moratoria impositiva, y la consecuente impunidad, sancionada a la medida de Cristóbal López y Fabián de Souza, que se robaron por años el impuesto a los combustibles, para financiar la compra de empresas de todo tipo, casinos entre ellas, y medios de comunicación que pusieron al servicio del “relato” de su benefactora.

 

¿Qué alternativas tiene Cristina Fernández? A las muchas investigaciones a su respecto que se están llevando silentemente en otros países, se ha sumado un factor crucial: la detención, en Cabo Verde, del testaferro de Nicolás Maduro, Alex Saab. Es el dueño de todos los secretos financieros del chavismo y, cuando sea deportado a Estados Unidos, se convertirá en colaborador del Departamento de Justicia y describirá con precisión los oscuros negocios que vincularon a Hugo Chávez y a su “hijo”, a Néstor y Cristina Kirchner, a Irán y a Hezbollah, responsables de los atentados de la Embajada y la AMIA. Tal vez, también cuente qué fue de las enormes fortunas en efectivo desaparecidas de la Argentina; si fuera así, a nuestra Vicepresidente no le quedarán muchas opciones, ya que sus fueros la protegen sólo fronteras adentro.

 

Si la gravísima crisis que se expondrá en toda su magnitud cuando la actividad se normalice totalmente -algo que ya inevitable para Alberto Fernández y sus “científicos”- no fuera suficiente, la insistencia de la Vicepresidente en evitar condenas a cualquier precio, aunque ello implique el fin de la República democrática, puede complicar aún más, mucho más, el panorama. Los argentinos no estamos dispuestos a perder la libertad, algo que sucederá si ella consigue hacerse con el control total de la Justicia.

 

La sociedad ha despertado, está movilizada, resistirá estos nuevos atropellos y, en la medida en que se ha adueñado de la calle, será allí donde se dirimirá este conflicto, aún con gran violencia, si fuera necesario.

 

Bs.As., 22 Ago 20

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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