viernes, 9 de diciembre de 2016

EL LABERINTO

1 AÑO DE MAURICIO MACRI En el laberinto de la 'nueva política' que no aparece El 10/12/2015 comenzó la Administración Macri. Durante las semanas recientes se ha complicado en exceso y sin necesidad. Así como el Presidente se resiste a anunciar un plan económico, a elegir un ministro de Economía y a modificar su gabinete de colaboradores, él considera que no le está yendo tan mal. Probablemente lo primero que debería hacer Mauricio Macri es contemplar menos la foto y más la película, y definir una estrategia más allá de lo cotidiano. Si lo hiciera, el resto sería por añadidura. Macri, en el laberinto. Imagen tomada de 'Diario Alfil'. "Vamos a crecer y a expandir la economía y a los trabajadores les voy a devolver el impuesto a las ganancias para que sólo paguen los que más ganan. La Argentina tiene un futuro enorme, pero necesita un Gobierno inteligente. El actual ha demostrado incapacidad, desprecio al federalismo y ha sido el peor devaluador de la historia". Mauricio Macri, 22/09/2015, Ciudad de San Luis. VIDEO por EDGAR MAINHARD Sábado 10/12/2016, 1 año de Mauricio Macri Presidente con un resultado complicado pese a que él se autocalifique con 8, en una escala de 0 (pésimo) a 10 (excelente). Macri, con una verificable pérdida de imagen positiva y, probablemente, de intención de voto si hoy tuviese que concurrir a las urnas, concluye un 2do. semestre de inferior calidad al 1er. semestre, en especial luego de sufrir varias derrotas legislativas consecutivas, luego de haber destinado un dineral a conseguir apoyo de los gobernadores en el Congreso. Lo más grave que le ocurre a Macri consiste en que, luego de sostener que el eje de su estrategia electoral 2017 pasaba por mantener fragmentada a la oposición, en especial la peronista,&nbs p;concluye 2016 habiendo permitido una exhibición del poder de fuego de la unidad legislativa Frente para la Victoria + Justicialistas + Frente Renovador. No sólo es una contradicción sino un peligroso antecedente de impericia política. Es necesario recordar cómo comenzó este presente de penurias políticas para Macri. Durante la campaña electoral 2015, que llevó a una 1ra. vuelta que ganó Daniel Scioli pero un balotaje que ganó Macri, con el aporte de votos de la mayoría de los electores de Sergio Massa, el actual Presidente se negó con insistencia a cualquier acuerdo electoral con Massa porque Marcos Peña, expresión no sólo de Jaime Durán Barba, también de Grupo Clarín, consideró que una eventual gobernabilidad futura se encontraría garantizada por el apoyo popular, en caso de imponerse Cambiemos, y no por los entendimientos entre dirigentes. Y Macri, quien considera a Peña como una extensión de sí mismo, creyó semejante argumento. La construcción de la gobernabilidad, tan diferente al desarrollo del proselitismo, es subestimada por Macri, descubrió Urgente24 con preocupación en el período final de cierre de listas para los comicios 2015. Esta apreciación no ha cambiado 1 año y 4 meses después. La República Argentina practica una democracia representativa, o sea que el voto popular elige a los representantes de los ciudadanos en quienes delega las decisiones reales. No hay una democracia directa, tal como la imaginan para el mundo del futuro los fanáticos de las redes sociales. El factor institucional es muy importante cuando se evalúa la gobernabilidad. La popularidad emergente de las redes sociales puede resultar engañosa pero, además, es inútil en términos de garantizar la gobernabilidad. Por si había alguna duda, acaba de ratificarlo el nuevo traspié de Cambiemos en el Congreso de la Nación. Pero aquí también hay una contradicción: la gran triunfadora de la elección 2015 fue María Eugenia Vidal, en el territorio bonaerense, el distrito electoral N°1 de la Argentina, y ella sí avanzó en un acuerdo bastante amplio con Massa, exhibiendo un enfoque totalmente diferente al de Macri, aunque ambos integren la alianza Cambiemos. Esta diferencia dejó al descubierto que no hay criterios uniformes en Cambiemos acerca de las políticas de acuerdos, y menos acerca de Massa. En el caso de Macr i, ocurrió algo más grave aún: decidido a mejorar la imagen exterior de la Argentina, en especial ante los gestores de los flujos de inversiones globales, el Presidente inició su mandato visitando el encuentro de invierno (europeo) del World Economic Forum, en Davos (Suiza). En un inicio, Macri imaginó concurrir junto a Daniel Scioli, a quien había derrotado en el balotaje, pero el asunto se presentó bien complejo porque Scioli no ejerce mandato alguno sobre el Frente para la Victoria. Entonces, los colaboradores de Macri pensaron en Massa, quien aceptó acompañar a Davos porque le permitía recuperar protagonismo, luego de no haber podido ingresar al balotaje. Sin duda, era el momento para Macri de comprar barato lo que iba a subir de precio por decisión del propio Macri: la cotización del Frente Renovador. Se imponía un acuerdo de gobernabilidad que, sin duda, hubiese resultado mucho más austero para el Tesoro Nacional que el dinero que consume la estrategia de acuerdos puntuales. Pero la Casa Rosada decidió invertir en Massa, ayudándole a su recuperación política, pero prescindir de cualquier acuerdo porque Macri entendía que no era necesario, cuando Vidal sí lo consideró imprescindible al punto que durante 1 año le obsequió la presidencia de la Cámara baja provincial al Frente Renovador, y en 2017 le concede la vicepresidencia 1ra. y una lapicera en toda decisión de gasto. VIDEO VIDEO Los fracasos Aplicar el Impuesto a las Ganancias a los salarios es una aberración sostuvo siempre Urgente24. El empleador ya tributó sobre ese dinero, y sin duda es una doble imposición por más que el tenedor de los pesos resulte ahora el trabajador: es una contraprestación por su desempeño, nunca una rentabilidad. La Argentina se encuentra repleta de impuestos caprichosos. Es insólito gravar los débitos bancarios. Es estúpido cargarle IVA a las tarifas de los servicios públicos. Es incomprensible aplicar todo el impuesto que pagan los combustibles. Carece de lógica el gravámen a los ingresos brutos. Y apestan numerosas tasas municipales. El problema de fondo trasciende a Cambiemos: los políticos argentinos están enfermos de gasto público. Pero lo que es más grave: carecen de algún criterio de eficiencia en la asignación del dinero de los contribuyentes. Hoy día ninguna actividad comercial que tribute toda la carga fiscal puede ser rentable, a menos que aplique una tasa de rentabilidad reñida con los estándares globales. Pero los políticos o no lo registran o no les importa. En la Argentina es imperioso reducir la carga tributaria porque el origen de la estanflación que no se interrumpe es un desequilibrio fiscal acumulado que siempre se pretende resolver o por emisión o por deuda pública o por impuesto, pero nunca por alivio del gasto y eficiencia en la utilización del dinero. No lo entendió ningún Presidente democrático pero ellos pertenecían a los partidos políticos tradicionales, la 'vieja política'. Cuando Macri, Peña y Durán Barba prometieron la 'nueva política'. Sin embargo, ¿cuáles son las características de 'la nueva política'? Se suponía que traerían un nuevo enfoque sobre gasto público, impuestos y déficit fiscal, algo bastante más interesante que comprarle máquinas a Corea del Sur para imponer el inne cesario y prescindible sufragio electrónico. Para esto era menester un acuerdo de gobernabilidad. Pero la verdad es que Macri perdió el tiempo, erró en el diagnóstico y fue frívolo en la propuesta. Sólo así es explicable la licuación veloz de su capital político. Sin fundamento alguno explicó que una salida inmediata del 'default' garantizaría una lluvia de dólares a una tasa accesible con la cual financiar el déficit fiscal hacia las elecciones 2017 que ganaría y entonces sí lograría una mayoría legislativa propia para realizar los cambios estructurales necesarios. Hoy día esa estrategia se encuentra complicadísima. Pero, además, era falsa: cuando fue Jefe de Gobierno porteño nunca Macri apostó por una menor presión tributaria ni un descenso del gasto. Decidido a mantener elevado el optimismo de los ciudadanos, un voluntarista Macri que persisti ó en no difundir un plan económico, prometió un 2do. semestre de inflación drásticamente menor, y 'brotes verdes' en la actividad. No ocurrió porque no se ejecutaron medidas para ello. Los sindicalistas comenzaron a reclamar la reapertura de la negociación colectiva de trabajo, y Macri les concedió para que cesaran con el reclamo, el pago voluntario y satisfactorio de una voluminosa deuda del Estado con las obras sociales que los Kirchner nunca les concedieron a los sindicalistas para tener siempre algo que negociar. Para completar la negociación apareció el bono de fin de año, que los propios sindicalistas aceptaron frustrar porque consideraron que así estaban a mano con Macri por el pago de la deuda. Ahí aparece una brecha considerable: para Macri, los sindicalistas le deben políticamente; para los sindicalistas, ya le devolvieron a Macri. Pero sucedió algo más: la irrupción en escena de los movimientos sociales, o sea los desempleados organizados, en muchos casos organizaciones clientelares disfrazadas de cooperativas de trabajo, exigiendo participación en la mesa socioeconómica para que no ocurriese un octubre violento. Una extorsión enorme que la Administración Macri no supo/no quiso/no pudo resolver. Los sindicalistas no consiguen entender cómo es que el Presidente le ha prometido el apoyo del Estado a esos grupos -inorgánicos en su mayoría- para organizar obras sociales. Imposibilitado el Ejecutivo Nacional de frenar el dispendio fiscal, entonces apareció lo del ajuste del mínimo imponible de los salarios, la 4ta. categoría del Impuesto a las Ganancias, una bandera de campaña de Macri. Pero, pese a esto, el resultado fue muy negativo para el Presidente que ahora queda obligado a un impopular veto, apenas el Senado confirme lo que aprobó Diputados. No se entiende cómo es que Macri se autocalificó con 8. Pero sí es evidente que él precisa mejorar su capacidad de negociación política, estrategias de mediano y largo plazo tanto para la política como para la economía, y resultados inmediatos en la economía, antes que lleguen las paritarias 2017. Para que Cambiemos tenga alguna posibilidad electoral, marzo debe abundar en 'brotes verdes', cuando comenzarán a definirse las listas de precandidatos. Y, de alguna manera, Macri precisa recuperar la autoridad política, porque de eso trata la gobernabilidad. Si la respuesta es suspender la convocatoria a extraordinarias y congelar el Congreso hasta el período ordinario de sesiones, que comienza el 01/03/2017, sólo estará difiriendo el problema, prolongando la agonía. Macri necesita quitarle el vértigo a sus dificultades. Y necesit a recuperar el control de la agenda porque la Argentina es una república presidencialista. Pero antes tendrá que despojarse de enojos, orgullos y pruritos. Quizá por ahí comience la 'nueva política'.

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