domingo, 7 de julio de 2013
MARLO DESGRANADO
Un Violento Marlo Desgranado
“¿Por qué ellos son pequeños y, sin embargo, fuertes? ¿Por qué nosotros somos grandes y, sin embargo, débiles? Lo que tenemos que aprender de los bárbaros es sólo barcos sólidos y armas eficaces”. Feng Guifen
En esta semana se han producido varios hechos que, analizados en conjunto, dan irrefutable cuenta de la soledad en la que se va sumergiendo la viuda de Kirchner, que sólo parece contar ya con su núcleo duro.
Veamos a qué me refiero. En la CGT Balcarce, comandada por un Caló cuyas actitudes se parecen cada día más a las de Lancha Scioli, comenzó una diáspora encabezada por el Gordo Lescano, al que seguramente seguirán sus demás congéneres, como West Ocampo. Esta semana, uno de los más fervientes kirchneristas, hasta ese momento, Omar Locomotora Maturano, detonó un paro salvaje que dejó a ochocientas mil personas varadas en la Capital sin poder regresar a sus hogares, produciendo un daño irreparable en la base electoral del Gobierno, que no ha olvidado los crímenes de Once y Castelar. Si, como ha trascendido, la UTA –también integrante de esta central obrera- declarara una huelga del transporte automotor, se habrá firmado la sentencia de divorcio entre los sindicalistas afines y el “modelo”.
Por su parte, Hugo Camión Moyano ha anunciado un paro nacional para mañana de su gremio, que afectará la distribución de combustibles, la recolección de basura y la reposición de dinero en los cajeros automáticos, entre otras cosas, con movilización a la Plaza de Mayo, para recuperar protagonismo en el mundo sindical; lo acompañarán la CTA de Micheli, la CCC de Alderete y varias organizaciones.
La presentación de Sergio Kolynos Massa produjo una fuerte demanda de garrochas entre los barones del Conurbano, que ven peligrar sus respectivos feudos a manos de La Cámpora, una organización política incapaz de ganar siquiera una elección universitaria. Los peronistas, sean gremialistas o intendentes, pueden acompañar al caudillo de turno hasta la puerta del cementerio, pero nunca se entierran con él. Además, los diputados que responden ahora al tigrense se han separado del bloque del Frente para la Victoria, dejando a éste sin quórum propio en la vital Cámara.
La designación del General Milani, acusado de tantas irregularidades, debe ser estudiada por separado. En primer término, no está claro que el ungido continúe respondiendo al Perro Verbitsky; si fuera así, no tendría explicación el acercamiento propugnado por el nuevo Comandante hacia las fuerzas armadas de los Estados Unidos y Chile, obviamente limitado por las pésimas relaciones que mantenemos con la patria de Obama.
Pero lo verdaderamente curioso del nombramiento de Milani, que ha conseguido poner hombres leales tanto como cabezas del resto de las fuerzas como en el Estado Mayor Conjunto, es que indica que doña Cristina pretende apoyarse ahora en los militares para sostener su poder, al mejor estilo chavista, después de haberlos humillado y denostado desde hace una década. El nuevo Comandante, que continúa al frente del sector de inteligencia del Ejército, utiliza a los ojos y oídos que mantiene en las unidades para controlarlo, pero la cadena de mando está cortada y el débil liderazgo de este jefe no resistirá cuando los hechos se precipiten; en su ascenso ha dejado demasiados heridos y cuentas poco claras e impagas.
Otro campo en el cual las cosas parecen estar complicándose para el Gobierno es el judicial, justificando el desgraciado e infructuoso avance que doña Cristina intentó contra la Justicia. Los jueces de Comodoro Py -como siempre he dicho, jamás se venden sino que se alquilan al ocupante de la Casa Rosada- poseen las narices más experimentadas en percibir los aromas que acompañan los fines de ciclo; pruebas de ello es que Ricardo Avión Jaime está al borde de ir preso -¿en silencio y soledad?- y el propio Patotín Moreno deberá presentarse ante Claudio Botitas Bonadío, hasta hoy uno de los jueces más dóciles, a prestar declaración indagatoria el miércoles.
A riesgo de ponerme pesado y repetitivo, me vuelvo a preguntar: ¿por qué la viuda de Kirchner y sus cómplices, que tanto han demostrado lo poco que les importa la democracia y sus condicionamientos, aceptará que las PASO se realicen? ¿Ignoran que, de concretarse, se transformarán en un formidable instrumento para que la ciudadanía ejerza el “voto útil” eligiendo en octubre a quien haya exhibido mayores posibilidades de derrotar al Gobierno en cada jurisdicción? ¿Qué ganarían con ellas, más que la comprobación de su pobreza y su decadencia?
Hoy, el panorama electoral que muestran las más serias encuestas, respaldadas por los resultados recientes de Misiones –donde el cristinismo, pese al enorme fraude, perdió la mitad de los votos obtenidos en 2011- y en Neuquén, donde salió quinto en las elecciones de concejales, dicen que el oficialismo perderá la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santa Cruz y Neuquén, y tiene negras expectativas en Corrientes, Salta y Chubut. Kolynos, a quien la Presidente está empujando inexplicablemente a definirse en su contra, seguramente derrotará a sus candidatos en la crucial Provincia de Buenos Aires. La suma de esas realidades habla de una crisis inminente de gobernabilidad, en especial para un sistema de poder que no admite cortapisas: ¿se imagina usted a Cristina presidiendo el Ejecutivo sin un Congreso dócil y transformada en un pote de yogurt con fecha cierta de vencimiento? ¿Cree usted que todos los funcionarios actuales estarán dispuestos a perder libertad y fortuna pacíficamente? Yo no.
¿Cómo pueden hacer para evitar las seguramente desastrosas competencias electorales de agosto y octubre? Creo que sólo pueden elegir entre un fraude tan monstruoso que lo convierte en inalcanzable, o la violencia callejera, que le permita decretar el estado de sitio y perpetuarse un rato, con vistas a que la economía mejore –otro imposible- y, con ella, cambie el humor social.
El mundo está mudando velozmente. El viento de cola que tanto hizo por el crecimiento de América del Sur, salvo en Argentina y Venezuela, parece perder intensidad y, quizás, comience a invertir su sentido. Brasil y China, nuestros grandes socios comerciales, están creciendo menos y, por ello, también comprarán menos productos argentinos, y el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos preanuncia una baja en los precios de los commodities, sobre los cuales los Kirchner construyeron su imperio personal. Y un hecho nada desdeñable: después de, al menos, una década, el mundo civilizado ha tolerado una revolución militar en Egipto, sin condenas ni bloqueos al nuevo régimen.
Quien herede, alguna vez, el sillón de Rivadavia recibirá una economía en ruinas, un país sin reservas de ningún tipo, con falsos dólares (los Cedin) circulando sin respaldo y con una creciente crisis de energía que, ante la imposibilidad de afrontar las indispensables y crecientes importaciones de combustibles, será un grave escollo para el crecimiento nacional; para dar una idea acerca de la dimensión del problema basta con decir que, este año, esas importaciones alcanzarán los trece mil millones de dólares y que, por diez años como mínimo, crecerán a razón de tres mil millones por año, acumulativamente. Es decir, un panorama trágico y acuciante, pero que tendremos que encarar con coraje e imaginación si queremos sacar al país adelante.
No debo dejar de mencionar el episodio que protagonizó Patotín en la Embajada de los Estados Unidos, insultando a gritos a una espléndida periodista de Clarín, Silvia Naishtat, y a su colega, Walter Curia. Me he puesto a pensar, como tantas veces, qué nos ha sucedido a los argentinos, que hemos dejado de tener sangre en las venas, como lo demuestra el hecho de soportarlo en el poder. Este repugnante personaje, el inventor de los más grandes desastres económicos del kirchnerismo, sólo puede hacerse el valiente rodeado de una patota de delincuentes y guardaespaldas, enfrentando a empresarios que, por tener tantos muertos en el placard, tiemblan de miedo en su presencia; no se atrevería a batirse a duelo singular, una madrugada y a pistola.
En fin, qué tristes días para la Nación y para la República, saqueada una y degradada la otra por una pandilla de corruptos, ladrones, narcotraficantes y sinvergüenzas de toda laya, a los que hemos permitido “ir por todo” mientras nos acurrucábamos al calor de una bonanza económica que, además, resultó breve y falsa.
Salgamos el 8 de agosto a las calles por millones, a tomar, de una vez por todas nuestro destino común en nuestras propias manos, como lo están haciendo los brasileños y tantos otros pueblos del mundo (http://tinyurl.com/mk3mp7d), y obliguemos a todos los opositores, tan pronto asuman sus bancas, a impulsar el juicio y el castigo, la cárcel y la confiscación de bienes a toda esta runfla de cafres. Pero también preparémonos para la lucha porque, como digo, eso no sucederá en paz.
Bs.As., 7 Jul 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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