martes, 12 de noviembre de 2013

VACA MUERTA

La política de Vaca Muerta http://www.elliberal.com.ar/ampliada.php?ID=113353 por Julio Burdman Vaca Muerta es uno de los temas centrales del futuro argentino. Podría equivaler a varias revoluciones de la soja para nuestro país. Su explotación no va a ser inmediata, pero podría ser una realidad para el próximo período presidencial. Para tener una dimensión del significado de Vaca Muerta, basta con el siguiente dato. El discutido acuerdo entre YPF y Chevron, la empresa que trae inversión directa por 1.200 millones de dólares, tecnología y capital humano para una modalidad de exploración de petróleo y gas no utilizada en la Argentina, es para una prueba piloto en una superficie de aproximadamente 20 kilómetros cuadrados. Es decir, una pequeña fracción de sólo uno de los 75 lotes de alrededor de 200 kilómetros cuadrados cada uno, que posee YPF en esa región "bendita por la naturaleza". YPF cuenta con 12.000 kilómetros cuadrados; Vaca Muerta, en total, con 30.000. Se trata de una de las áreas de recursos no convencionales más grandes del mundo, que pueden convertir a la Argentina en una potencia energética. Oficialmente, el potencial de Vaca Muerta fue descubierto en el año 2010. Y no faltan quienes sostienen que la decisión de expropiar YPF se tomó después de leer un informe técnico sobre el mismo. Pero los viejos petroleros dicen que desde hace 40 ó 50 años se sabe lo que hay debajo de esos 2.000 metros de roca, y que lo único nuevo es la tecnología para la explotación. La fracturación hidráulica o fracking –se acaba de estrenar una película de "Pino" Solanas al respecto- es un método para extraer hidrocarburos ubicados a gran profundidad, y que para ascender a la superficie requiere fracturar las formaciones rocosas en las que se encuentran (shale), valiéndose de la inyección de grandes cantidades de agua y arena, creando reservorios artificiales para su extracción. Es un procedimiento que exige grandes inversiones, porque se deben hacer varias perforaciones simultáneas. La revolución del shale está cambiando la ecuación energética en Estados Unidos y Canadá. La Argentina, dicen Galuccio y los geocientistas que estudiaron Vaca Muerta, puede ser el territorio de la próxima revolución hidrocarburífera. Vamos a ser exportadores. Los ecologistas están en contra del fracking, pero los políticos, en general, están encolumnados detrás de este proceso. En el no-peronismo hay escépticos, pero también están los entusiastas radicales Julio Cobos y Ernesto Sanz, que son mendocinos y, por ende, petroleros de alma. Y en el peronismo, en todas sus variantes, no hay vacilaciones. Casi nadie cree, en la industria petrolera, que un futuro gobierno peronista no será un buen aliado de lo que viene. Todo indica que en pocos años esto será una realidad. Hay inversores haciendo cola para entrar. Y si todo evoluciona de acuerdo al escenario previsto, la política sufrirá un cimbronazo transformador. Las expansiones petroleras son, para los entramados políticos de un país, lo que los seis aciertos del Quini para una familia: gran oportunidad y no pocos riesgos. Mientras tanto, Vaca Muerta quiere un presidente que garantice largos períodos de estabilidad, en alianza con gobiernos provinciales del mismo tenor.

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