lunes, 13 de agosto de 2018

CUADERNOS DE LAS COIMAS GLORIOSAS

Los cuadernos de las coimas, la gota que rebalsó el vaso Escrito por Sergio Berensztein Las expectativas económicas y la desconfianza de los inversores venían deteriorándose desde fines del año pasado. El escándalo alimenta la visión negativa que los mercados tienen respecto de la Argentina. Desde que estalló el escándalo de Los cuadernos de las coimas, la situación financiera de la Argentina se deterioró notablemente. El riesgo país superó los 700 puntos básicos, el dólar minorista atravesó la barrera psicológica de los $30 y la cotización de las acciones experimentó un nuevo derrumbe. ¿Hasta qué punto ambos eventos están efectivamente vinculados? ¿Hay acaso una relación causal entre la revelación del caso de corrupción más espectacular de la historia argentina y el empeoramiento de la crisis que ya veníamos sufriendo? ¿No deberían incluso los mercados valorar positivamente el hecho de que estemos avanzando en el camino de la transparencia y el fin de la impunidad ante casos grotescos de corrupción? En rigor se verdad, las expectativas económicas y la desconfianza de los inversores venían deteriorándose desde fines del año pasado. Aquella fatídica conferencia de prensa del 28 de diciembre detonó una profunda preocupación en los mercados, que se profundizó cuando el ahora presidente del Banco Central, Luis “Toto”Caputo, por entonces ministro de finanzas, advirtió a comienzos de enero que no había más voluntad en los inversores de continuar financiando el “gradualismo”. Con la inflación creciendo más que lo esperado en enero y febrero y con una creciente demanda de dólares a partir de marzo, la situación continuó desdibujándose paulatinamente. Todo empeoró a finales de abril, cuando muchos fondos que habían apostado por las Lebacs (en una operación denominada en la jerga financiera “carry trade”)prefirieron volver a comprar dólares y salir de la Argentina. Muchos creen -sobre todo en la plaza local- que el Banco Central, por entonces conducido por Federico Sturzenegger, no actuó de la manera correcta. Economistas de su entorno responden que “con el diario del lunes es fácil hacer esos comentarios” y que en realidad el problema estuvo en la falta de coordinación con otras áreas del gobierno, en particular la Jefatura de Gabinete. Tal vez el tiempo y la distancia nos permitan, con mayor perspectiva, comprender mejor lo que ocurrió y extraer lecciones de toda esta dura experiencia. Pero lo que está claro es que el deterioro de la situación macroeconómica lleva ya mucho tiempo. ¿Fue correcta la decisión de haber recurrido al FMI?Muchos especialistas consideran que, dadas las circunstancias, no había opciones mejores: había que frenar la hemorragia y mostrar apoyo externo lo antes posible. Otros, por el contrario, juzgan que esa decisión fue muy apresurada: una improvisación bastante desprolija y que obliga al país a implementar un durísimo plan de ajuste que será casi imposible cumplir. Mirando el devenir de la post crisis cambiaria luego del acuerdo con el Fondo, pareciera que fue útil para calmar al mercado por un tiempo, pero las dudas y la desconfianza volvieron a aflorar en las últimas semanas. ¿Alcanza el dinero de ese préstamo para despejar los riesgos de default? ¿Es viable políticamente el plan de austeridad a apenas un año que se dispare la carrera electoral y con un presidente que, al menos hasta ahora, va a buscar su reelección?El FMI ha dado muchas señales de flexibilidad y tal vez estaría dispuesto a dar un perdón (waiver) a algunos de los aspectos más controversiales del programa acordado apenas hace 10 semanas con la Argentina. Pero muchos inversores consideran que la reacción del mercado sería de todas formas muy negativa. Las dudas que sigue generando nuestro país son demasiadas: no hemos aún podido recuperar del todo la erosión reputacional derivada de la crisis del 2001 y profundizada hasta extremos insospechados en los años K. De hecho, el peso viene sufriendo desde la llegada de Cambiemos al poder un debilitamiento sumamente significativo. Luego de la salida del cepo, con la flotación dispuesta a horas de comenzar el mandato de Mauricio Macri, la cotización del dólar oscilaba entre los 14 y los 15 pesos. El viernes pasado duplicó ese valor. Esto implica que, en los últimos 33 meses, el peso fue una de las monedas que más se devaluó en todo el mundo. Ciertamente no fue la única: la lira turca, el rublo ruso y hasta el real brasileño también sufrieron caídas, aunque bastante más acotadas que la de nuestra moneda. Esto se explica por el deterioro de las expectativas económicas internacionales derivadas, sobre todo, del incremento (aunque moderado) de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal (el banco central de los EE. UU.)y fundamentalmente de la inexplicable guerra comercial que Trump desató ante la incredulidad y el desasosiego de los principales líderes mundiales. En este contexto tan complejo es que se desata el escándalo de los cuadernos. ¿En qué medida esto afecta aún más, de manera negativa, las expectativas del mercado? ¿Por qué la tan severa caída en el valor de los activos financieros?Son tres los motivos que pude identificar en conversaciones que tuve con algunos de los principales operadores, dentro y fuera de la Argentina, a saber: •1-Muchas empresas mencionadas por Centeno cotizan en Buenos Aires o han colocado deuda en el mercado. En algunos casos, cotizan en otras plazas, incluyendo Nueva York. Este escándalo puede derivar en fuertes multas luego de investigaciones judiciales por parte de las autoridades regulatorias. Más aún, accionistas minoritarios pueden iniciar demandas por el mismo motivo. Aunque finalmente no pueda probarse ningún fraude o mala praxis, por cuestiones de compliance (procedimientos estandarizados para evitar el lavado de dinero y otras prácticas de corrupción),las empresas sospechadas tendrán muchas dificultades para conseguir nuevo financiamiento, puesto que los bancos prefieren evitar dolores de cabeza. Además, si la obra pública se detiene como ocurrió por ejemplo en Brasil, otros sectores relevantes que forman parte de la cadena de valor (como la producción de cemento)se verán seriamente afectados. La parálisis no afectaría entonces solamente a las firmas involucradas en el escándalo, sino también a sus proveedores. •2-Muchos de los empresarios y ejecutivos mencionados en los cuadernos tienen estrechos vínculos con la familia presidencial y/o han sido contratistas en obras realizadas por la Ciudad de Buenos Aires cuando Mauricio Macri era el jefe de gobierno. Si bien no hay denuncias ni menciones que puedan generar suspicacias -al menos hasta ahora- algunos inversores temen que, gracias al convenio entre las justicias de Brasil y la Argentina, el escándalo Odebrecht reavive y propague el incendio reputacional que se ha extendido en la Argentina. ¿Puede afectar esto la estabilidad y cohesión de Cambiemos?Nada hace suponer que esté en riesgo. Pero algunos memoriosos recuerdan el impacto que tuvo en la Alianza el escándalo de las coimas en el Senado. Si eso fue disparado por un texto anónimo y de un “arrepentido”poco creíble como Pontacuarto, ¿cuál puede ser el impacto de una investigación mucho más rigurosa, con evidencia más convincente y sobre todo una larga y variada lista de imputados colaborando activamente y ratificando lo que tan obsesivamente detalló Centeno? •3-Argentina se caracteriza desde siempre por sus problemas de gobernabilidad. Desde sus orígenes como nación independiente, la inestabilidad política fue uno de los elementos característicos de nuestro desarrollo político. Esto no pude ser resuelto en esta transición aún incompleta a la democracia, que ya lleva 35 años. Los gobiernos no peronistas no pudieron terminar su mandato (Alfonsín y De la Rúa),pero al menos dos presidentes pertenecientes al PJ también renunciaron antes de tiempo (Rodríguez Saá y Duhalde). ¿Hay riesgos de que este episodio genere un ciclo de inestabilidad política en el país? Por suerte, la probabilidad de que eso suceda luce sumamente baja. Sin embargo, ¿puede ocurrir, como en el caso de la Italia post mani pulite, que colapse el endeble sistema de partidos que tiene ahora nuestro país y entremos en un ciclo de gobiernos débiles? ¿Hay acaso espacio para un candidato “extra-sistémico”, por ejemplo, una versión criolla de Jair Bolsonaro?Sin llegar a contemplar hipótesis catastróficas, de todas formas, la cuestión de la gobernabilidad preocupa también a los inversores. En síntesis, si bien la desconfianza en el país se había profundizado desde finales del año pasado, y veníamos de un deterioro paulatino, evidentemente el escándalo de los cuadernos alimenta la visión negativa que los mercados tienen respecto de la Argentina. Tal vez a mediano y largo plazo, si avanza a fondo esta investigación e implantamos reformas para mejorar los estándares de calidad institucional, este episodio contribuya y mucho a mejorar la reputación del país. En el corto plazo, sin embargo, parece aumentar nuestra siempre presente y preocupante vulnerabilidad.

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