domingo, 4 de agosto de 2013
MAMÁ HEBE..................
MAMÁ HEBE NO SE TOCA
Por Malú Kikuchi (4/8/2013)
En esta Argentina nuestra, ¿sigue siendo nuestra o se la apropió Cristina? nada tiene valores, todo tiene precio. Nada es sagrado, todo puede tergiversarse, manipularse, mentirse, acomodarse, degradarse o ensalzarse; depende de las circunstancias y necesidades del gobierno. Se actúa sin pudor y con impunidad total. La verdad ha muerto. El FPV la enterró.
Dentro de la maraña de mentiras descaradamente visibles, parte del poder judicial, vaciado de justicia desde hace mucho, trabaja para el ejecutivo. No para la gente, no con *“la voluntad de dar a cada uno lo que merece”, sino que adecua sus decisiones a los tiempos electorales.
Argentina tiene sus **monstruos sagrados, intocables, más allá del bien y del mal, muy por encima de las leyes que limitan a los demás mortales; mamá Hebe es uno de esos monstruos sagrados, cuyo mérito principal es tener una lengua filosa y conocer hechos que comparte y que sin lugar a dudas, no deben ser divulgados.
¿Se acuerda de “sueños compartidos”, esa gran estafa a la gente que soñaba con la casa propia, a los obreros que no fueron pagados, y a todo el pueblo argentino que contribuyó forzadamente con sus impuestos a enriquecer a ciertas personas y empobrecer al resto? Anularon el proceso.
Un poco de memoria. Desde el advenimiento de los K al poder, la fundación Madres de Plaza de Mayo, línea Bonafini, creció sin parar, con dineros del pueblo argentino. Desde una universidad, hasta una radio, pasando por la construcción de casas para los necesitados. ¿Con qué experiencia o conocimientos para tales emprendimientos? Ninguno. Aducir que sus hijos habían sido “maravillosos muchachos idealistas”.
En algún momento de nuestra convulsionada historia, Sergio Schoklender, parricida (madre y padre), condenado como tal, sale de la cárcel recibido de abogado y pasa a ser hijo adoptivo y apoderado de mamá Hebe. Se hace cargo a través de una empresa de su propiedad, Meldorek, de la construcción de las casas de “sueños compartidos”. Su hermano Pablo, también condenado por parricidio, es el bibliotecario de la fundación.
Algo pasa. Las casas no se construyen. El dinero desaparece. La hija de mamá Hebe, Alejandra, también interviene en el tema construcción. Cuando las finanzas se complican demasiado nombran a la ex ministra de economía Felisa Miceli (la de la bolsa con US$/$/EU en el baño del ministerio), a hacerse cargo de las mismas. Pero ya no tenían arreglo.
Resumiendo, dinero del estado, o sea nuestro, para construir viviendas por personas que no saben nada de construir viviendas. El dinero y la construcción manejados por mamá Hebe, madre de desaparecidos (¿?), por su hija Alejandra y por 2 parricidas “adoptados”, en reemplazo de los 2 hijos que mamá Hebe dice que están desaparecidos. Del dinero “desaparecido” en serio, se ocupa la ex ministra que no puede explicar el dinero en su baño ministerial.
En mayo 2011, los Schoklender, distanciados entre sí, se pelean con mamá Hebe. Denuncias de corrupción de un lado y del otro. El caso cae en el juzgado de Oyarbide, ¡qué casualidad!, que en junio detiene a los hermanos y a Alejandro Gotkin, contador de Sergio. Todos acusados de asociación ilícita, por retirar fondos de la fundación sin justificación. Alejandra y mamá Hebe, zafan. Los funcionarios que entregaron el dinero, también.
Fundación Madres nunca entregó los documentos pedidos por Oyarbide y éste allanó la Fundación 1 mes después. Tardó en procesar a 44 personas, insistiendo en dejar de lado a mamá, su hija Alejandra y algunos financistas.
Sergio, entre detención y detención (fueron varias), inteligentemente, se paseó por todos los medios de comunicación, dejando caer de a poco, pero cada vez con mayor “generosidad”, información sobre la estafa de los fondos públicos (nuestros), insinuando retornos a ciertos funcionarios, filtrando claramente: “o me dejan en paz, o prendo el ventilador y hablo”.
Igual que Ricardo Jaime ex secretario de transportes de la nación, íntimo de “Él” y dicen que su valijero personal. Ante la primera acusación, hace años, al preguntarle los periodistas si “Él” iba a echarlo, contestó: “Me puede pedir que le traiga un café y se lo traigo, no puede echarme. Hace 20 años que nos conocemos”. No es una frase de la mafia siciliana, ni una amenaza del cártel de Sinaloa, lo dijo Jaime. Alguien desde el gobierno, lo creyó.
Resultado. La Sala 1 de la Cámara Federal, cuestionó el proceder de Oyarbide, ¡sólo en este caso! y anuló todo lo actuado hasta ahora. Hay que volver a empezar, cuestión de alargar el juicio lo suficiente como para que prescriba. Se trata de $750 millones que el estado entregó a la Fundación y se habla de un desvío de $228 millones, nuestros. Y en caso Jaime, no sólo no lo detuvieron, se levantó la orden, sino que ya no debe presentarse en estos días, al juicio oral en Córdoba. Amenazar con hablar, reditúa.
Consejo del Viejo Vizcacha actualizado a los tiempos K: “si le robás al estado, hacelo con funcionarios importantes. Asegurate las pruebas sobre que funcionarios metieron la mano en la lata, cuándo y por cuanto. Con esas pruebas tenés la libertad y la guita del afano, asegurados”.
Ahora sí, respetando a José Hernández, “hacete amigo del juez, (…) pues siempre es gueno tener palenque ande ir a rascarse”. Y ya que estamos citando, Yabrán decía que “el poder es la impunidad”. Y saber quién es corrupto en el estado, da poder y asegura impunidad.
*Domicio Ulpiano (170/228), jurisconsulto, Roma; definición de JUSTICIA.
**Jean Cocteau, “Los monstruos sagrados”, obra de teatro, 1948.
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