domingo, 2 de marzo de 2014
SINIESTRA
Cristina demostró que sigue siendo la misma (que perdió 2 veces en 2013)
"(...) Por otro lado, la Presidente ha recurrido a sus clásicos: la falta de autocrítica, el llamado a la unidad (cuando es principal protagonista de lo contrario), las mentiras, la defensa de la mal llamada democracia de Venezuela (obviando que un dictador a cargo desterró los DDHH y ya acumula 17 muertos en 18 días de protestas con cientos de heridos y detenidos), el acomodamiento de los hechos para justificar equivocaciones de gestión enormes, etc. (...)"
En un sistema hiperpresidencialista tal como el que instalaron los Kirchner hace más de 11 años en la Argentina, donde todas las decisiones pasaban antes por él y luego por ella, que la primera mandataria no trate los temas que más preocupan a la sociedad en casi tres horas de discurso en la apertura de las sesiones legislativas, no es extraño; es enloquecedor.
Si Ud. va un médico y le consulta sobre un malestar y este habla todo el tiempo de las hazañas que logró a lo largo de su vida profesional y no aborda su problema; Ud. además de sentirse peor, no solo pensará que ha perdido el tiempo sino que considerara al facultativo soberbio, fuera de la realidad, loco.
En este ejemplo, Ud. tiene una solución a mano. Ir a otro médico. Hay muchos.
En el caso de la Presidente del país, Cristina Fernández viuda de Kirchner, la solución a los problemas de todos se agrava. No hay alternativas. No hay otro funcionario que tenga más poder que ella.
Por lo tanto, es de esperar que la inflación, la inseguridad y el narcotráfico no solo no encuentren remedio sino que estos flagelos se profundicen.
Cristina Férnández, la ex dama de luto, no solo ignoró olímpicamente estos temas trascendentes durante su alocución en el Congreso, convertido en bastión de la militancia rentada o acarreada, sino que volvió a repetir como lo hace siempre los números de la gestión de los Kirchner que más le conviene. Aquellos que se comparan con los magros de la crisis de 2001/2.
En síntesis, fue una vez más, un reguero de palabras carentes de futuro; donde el porvenir está ausente, como hace 11 años.
Qué más se puede opinar acerca de los dichos de la titular del Ejecutivo ante la escribanía del mismo, el Parlamento argentino que lo fue y quizás lo seguirá siendo hasta 2015.
La desazón ante semejante despropósito, por más recurrente que este sea, no deja de ser preocupante.
Los problemas que no se afrontan se agravan.
La acumulación de dificultades graves que afronta la Argentina es tal que enumerarlas serían no solo sería imposible no omitir alguna, sino que resultaría decepcionante.
Por otro lado, la Presidente ha recurrido a sus clásicos: la falta de autocrítica, el llamado a la unidad (cuando es principal protagonista de lo contrario), las mentiras, la defensa de la mal llamada democracia de Venezuela (obviando que un dictador a cargo desterró los DDHH y ya acumula 17 muertos en 18 días de protestas con cientos de heridos y detenidos), el acomodamiento de los hechos para justificar equivocaciones de gestión enormes, etc.
En síntesis, un cocktail enloquecedor.
Pero este brebaje no es esporádico. Es repetitivo.
Encuentra repetidores a diario.
Con lo cual el clima social es de pesadumbre.
Individualmente, el habitante de estas tierras está irritado. Sus problemas son cada día mas profundos. A la inseguridad personal y de sus seres queridos, se le sumó el narcotráfico y la escasez cada día mayor de dinero en el bolsillo.
Las relaciones humanas en la Argentina se han deteriorado. Además de la fragmentación social buscada desde arriba; se agrega que el malhumor personal se extiende a lo colectivo.
Casi todo el mundo tiene el umbral de tolerancia a la frustración en el límite más bajo.
Cualquiera explota por cualquier cosa, por más ínfima que esta sea.
Si la sociedad en su conjunto no reacciona, al menos por ahora, es porque está dominada por un sentido de egoísmo que asusta y doblegada por haberse acostumbrado a lo peor.
No por nada, la presidente que tanto dejó cortar calles, avenidas y autopistas; está buscando que esto no se siga repitiendo.
Venezuela, es un ejemplo, la gente algún día reacciona como puede.
Ella obvia muchas cosas, pero repara en otras…con un egoísmo que no escapa al común de los argentinos.
La comandante del Titanic demostró que sigue siendo la misma, matices la separan en sus formas, en el fondo sigue conduciendo el barco en la misma dirección que garantiza un siniestro inevitable.
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