domingo, 4 de marzo de 2018
EL DERECHO DE LOS OTROS
El derecho de los otros
por Omar López Mato
La educación es la única instancia niveladora, equiparadora y/o superadora. Es un problema de humanidad y una falta de respeto por los derechos de los niños impedirles su acceso solo por reclamos salariales.
Los dirigentes docentes que tanto se desgarran las vestiduras los derechos humanos, podrían tener formas más originales para reclamar… pero, después de hora y sin involucrar a los niños que se convierten en sus rehenes ni al resto de la sociedad. Que la protesta no sea un chantaje a los derechos de los otros.
Hoy sabemos que aproximadamente 30 % de los argentinos son pobres, pero el dato más terrible es que el 50 %, de los menores de 14 años son pobres. Esto significa que el crecimiento demográfico (de no mediar un cambio profundo), se hará a expensas de los pobres. Roberto Cachanosky ha demostrado qué con las pensiones a madres con prole numerosa se han multiplicado. Cuantos más planes, hay más hijos y más pobreza.
Las familias de escasos recursos tienen un promedio de 4,3 hijos por pareja, y los de mejores medios tienen 2. Una simple progresión geométrica demuestra que en tres generaciones (16-20 años) los pobres serán el 80 %, y los no pobres 20. El crecimiento de las personas de escasos recursos es 5 veces más que a los demás.
Con la asignación de planes en el tercer mes de gestación, en algunos hospitales se quintuplicó la atención a adolescentes embarazadas, porque entonces reciben subvención, y cuando tiene el hijo reciben el aporte completo.
No le podemos echar la culpa de nada a esta gente, ellos necesitan plata para sobrevivir y no la tienen. Son víctimas de un sistema que ha multiplicado los pobres en la Argentina.
Un libro que fue best seller en New York Times, Freakconomy de Steven Levitt y el periodista Stephen J. Dubner, analiza en uno de sus capítulos la criminalidad, y establece que el 50 % de estos niños de madres adolescentes con escasa educación serán delincuentes.
El coeficiente intelectual de esos chicos de escasos recursos también es escaso. Ellos no tienen los mismos derechos que nuestros niños, y nadie los defiende, aunque muchos se llenen la boca sobre la defensa de los humildes.
Los pobres generan más pobres, porque raramente el hijo de un pobre, hoy en la Argentina, podrá salir de esa pobreza. Esto es pobreza estructural y el freno de toda transferencia social que no sea gracias a las patadas (futbolistas exitosos), con los puños (boxeando) o con una ametralladora en las manos (robando), las únicas formas que podrán utilizar para mejorar sus ingresos, hecha la excepción de la educación.
¿Por qué el hijo de pobres será pobre? No solamente porque tendrán menor educación y, por lo tanto, menos oportunidades de un mejor trabajo, sino porque el coeficiente intelectual es menor. No es solo la deficiente alimentación desde el embarazo, cuando nace un chico de una madre malnutrida, ya tiene un coeficiente bajo por falta de estimulación. La plasticidad del cerebro se produce dentro de los primeros cinco años. Hay un segundo período de plasticidad en la preadolescencia, pero es muy corto. Esencialmente la inteligencia depende de la nutrición durante el embarazo, y en los primeros cinco años de vida.
La mayoría de estos chicos son no deseados, ni esperados, no tienen estímulos, sufren agresiones físicas, padecen enfermedades (las enfermedades infecciosas como la sífilis y la tuberculosis están en pleno apogeo), sufren el acoso de las pandillas en su barrio, la falta de afecto y el uso de paco y otros psicotrópicos. La sustancia gris de estos chicos que caen en la adicción del paco, se reduce en su volumen. La superficie de su cerebro también es menor; ni que hablar de las conexiones interneuronales, que son muchísimo menos.
El problema es que este déficit alimentario, aunque se lo nutra en períodos posteriores, produce un daño irreversible a nivel intelectual. Estos chicos que son el 50 % de los niños en Argentina hoy, van a ser nuestro futuro... ¿Qué futuro podemos esperar?
La educación en Argentina es deficiente. En todas las villas de emergencia pocos maestros tienen título habilitante. Los que tienen título no van a las villas, entonces hay que convocar a los que abandonaron los estudios, pero no tienen título de maestro. Es decir, que en los lugares donde más educación necesitamos, tenemos a los peores maestros.
El futuro de estos jóvenes está signado: serán perdedores, desocupados, resentidos y muchos de ellos van a terminar delinquiendo. Desde el año ’86 hasta ahora, el delito aumentó diez veces, y de seguir así va a continuar en aumento.
La falta de formación y conocimientos le resta importancia al hecho de traer un niño al mundo. Hay que dignificar la creación de una nueva vida que no sea un acto de lujuria del que nadie se hace cargo. Pregúntele a una adolescente en qué día del período está. ¡No lo sabe! ¡No tiene idea! Hay que darle la importancia que merece el bienestar y la felicidad de los niños, y para eso se necesita fomentar la procreación responsable. Tarea muy difícil.
¿Qué podemos hacer? Los incentivos económicos deben ser inversos. Las familias con dos o menos hijos no deben tener incentivos. No hay que crear familias numerosas, al menos no con el apoyo estatal. Ya no debemos poblar la Patagonia. Gobernar no es poblar, como decía Alberti hace 150 años. Eso ya fue. ¡Los K crearon pobres en un lugar donde hay escases de habitantes! (¡No fue magia!)
Gobernar es educar, gobernar es dar empleo, gobernar es dar salud. De aquí en más hay que suprimir las Asignación Universal después del segundo o tercer hijo.
¿Qué pasó en China? Ustedes habrán leído por años sobre las hambrunas, que morían más de diez millones, veinte millones, treinta millones; en China establecieron que cada familia en la ciudad puede tener un hijo, y en el campo dos hijos. ¿Saben cuál es el índice de pobreza de China hoy? 3 %. Nosotros tenemos 30 %. Cuando termine este debate del aborto ¿por qué no discutimos la vasectomía responsable? La natalidad es de a dos. ¿Por qué no hablamos de padres responsables?
La democracia implica igualdad de derechos e igualdad de oportunidades. ¿Les estamos dando iguales oportunidades a todos? No. Y, por lo tanto, tampoco estamos mejorando nuestra democracia.
No hay justicia social desde que el peronismo comenzó con la dádiva como medio para lograr la justicia social. El populismo prebendario cambió votos por comida. Y creó la democracia del sanguche y la Coca ($ 300 más comida cobraron los que fueron a aplaudir a Moyano).
Hay que convencer a los padres que no hay vivencia más enriquecedora que ver a sus hijos felices, con capacidad de progresar y tener éxito. Convencer a todos que la pobreza es carencia, no virtud. La pobreza es una desgracia. La austeridad, y la humildad, son virtudes, no la pobreza que no implica ni austeridad, ni humildad.
Por otro lado, la Argentina tiene los mayores recursos naturales per cápita del mundo, pero no los sabe aprovechar. En la economía mundial predominan los servicios, si bien tenemos gente capacitada, no tenemos estructura para competir. La participación de la agricultura en el comercio mundial, en la que nosotros nos sentimos muy fuertes, es del 3 %. El mundo del futuro es el mundo de la inteligencia, de la imaginación, de la creatividad, y eso está en el cerebro de nuestros hijos… pero lo estamos desperdiciando.
Tenemos millones de argentinos y extranjeros con jubilaciones sin haber hecho aportes; planes y jubilaciones para todos, mientras que los niños del noroeste se mueren de hambre.
Tenemos una de las cargas impositivas más altas del mundo. Este camino evidentemente no promueve el progreso, sino oprimir a los que más producen y que son los que más oportunidades tienen de crear trabajo y dar los medios para salir de la pobreza.
La Universidad de La Plata tiene un tercio de alumnos extranjeros, que estudian gratuitamente. Somos buenos y generosos (¿derechos y humanos?) pero lo que pasa es que no somos ricos. Tenemos chicos mal nutridos y estamos regalando estudios a gente con capacidad de pago, y que no pagan nada.
La maternidad Sarda tiene 80 % de las camas ocupadas por extranjeros. Se atienden gratis y vienen en tour, en ómnibus. ¿Nos sobra la plata? Vayan ustedes a Bolivia, y verán que no los van a atender si no pagan (Es más, ¡hay que pagar para trabajar en Bolivia!).
Muchos paraguayos vinieron en forma ilegal, el gobierno les dio papeles a cambio de votos, usurparon tierras, se hicieron edificios, hasta de cuatro o cinco pisos (sin autorización ni papeles), se colgaron de los servicios, sin pagar (haga usted lo mismo y verá qué le pasa). Hoy alquilan los departamentos en las villas y viven de rentas.
Les damos a los extranjeros educación, salud gratis y subsidios a todos. Nuestras fronteras son porosas y ni siquiera se controlan los antecedentes penales de los inmigrantes.
Nuestro futuro, si no cambiamos, es calamitoso. Nos estamos llenando de habitantes con escasa capacidad mental, con pobre educación y tendencia al delito.
¿Hay posibilidad de revertir la tendencia? Sí. Pero con estrategia, con imaginación, coraje, paciencia y mucho trabajo.
Omar López Mato
Médico y escritor
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