miércoles, 1 de agosto de 2018

MOYANO Y BARADEL

El sindicalismo nefasto y una batalla por beneficios personales Por Nicolás Sanz - 31/07/2018 Desde la asunción a la presidencia de Mauricio Macri el sindicalismo se ve acorralado, ya que la actual conducción gubernamental se niega a cumplir los caprichos que sus titulares quieren maquillar como necesidades o urgencias. Claro está, el kirchnerismo podía llegar a resistirse, pero luego daba el brazo a torcer frente a las peticiones de los líderes gremiales y sus sequitos tan nefastos como los primeros. Hoy en día se encuentran a dos líderes gremiales confrontistas decididos a negarse a cualquier tipo de presión que les imponga el Gobierno, por un lado, el titular del Suteba, Roberto Baradel, y por el otro el de Camioneros, Hugo Moyano. Ambos golpistas, populistas, sedientos de dinero y hambrientos de una paz que nunca parece llegar, claramente no es tan fácil, y menos aun cuando no se utilizan facultades como la expresión deliberante y el raciocinio. En primer lugar, se encuentra un camionero que parece tener como rehenes a aquellos afiliados de la obra social que conduce, primero amenazando al Gobierno con llevar a los enfermos a la puerta del Ministerio de Trabajo para que los atienda Jorge Triaca. Ahora, luego de que el juez José Ignacio Ramonet hiciera lugar a una presentación realizada por la cartera de Trabajo y ordenara el embargo de 809.790.710 pesos con los consecuentes intereses de 242.937.213 pesos, desde el gremio ya apelaron a esta decisión y advirtieron por el peligro que corren los enfermos que se tratan en la obra social del sindicato, supuestamente se quedarían sin fondos luego del embargo, algo que ya es sabido y se calla a gritos, no sucederá. Lo que busca hacer Don Hugo es generar una imagen empática, y ponerle la máscara del “malo” al oficialismo, cuando en realidad, no solo lo que menos genera es empatía, sino que en realidad nada de esto hubiese ocurrido de haber acatado la conciliación obligatoria a fines del año pasado. Tal parece que Hugo se olvidó que el Cristinato no reina más y sus caprichos no van a pasar de largo. Con la entonces presidenta Cristina Kirchner sentada en el sillón de Rivadavia, el gremio que conduce Huguito no hubiese llegado a esta instancia, pero la realidad coyuntural es otra, y guste o no es la que hay que respetar. Algo similar pasa con el gremio docente más imponente, el conducido por Baradel. El Gobierno provincial, comandado por la gobernadora María Eugenia Vidal, busca multar al Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) por entre 350 millones y 700 millones de pesos. La multa impuesta hacia dicho sindicato tiene sus raíces en la realización de la huelga, a pesar del dictado de una conciliación en las horas previas a la protesta. La aplicación de la multa todavía no se concretó por lo que el sindicato de Baradel no fue notificado formalmente de la misma. Se estima que una vez que se informe a Suteba, el gremio apelará la sanción ante la Justicia. Sin embargo, Baradel no se quedó callado y mencionó: "Nosotros estamos llevando adelante en Buenos Aires una medida nacional convocada por Ctera, que no es violatoria de ninguna conciliación obligatoria porque no estuvo objetada, ni intimada, ni cuestionada por las autoridades". En ese sentido, Baradel manifestó: "Lo que está haciendo el Gobierno es extorsionar a los sindicatos. Los gobiernos autoritarios tienen estas metodologías. Vamos a impugnar cualquier tipo de multa que quieran llevar adelante", además aseguró que el motivo de la multa es el de amedrentar y extorsionar a los docentes. "Si ellos se creen que nos van a amedrentar o a amordazar imponiendo una multa se equivocan. Nosotros vamos a seguir defendiendo a los trabajadores", insistió. Claramente el país entero quiere que los profesionales de la educación tengan un sueldo digno, lo que se conseguiría en gran medida si se tomara en cuenta, además del aumento de las paritarias ofrecida por el Gobierno, el plus por presentismo, por capacitación, y el bono para materiales didácticos. Dicho esto, tienen también la cláusula de revisión, algo meritorio, pero parece que Baradel también se quedó en la época del derroche de plata, la mal llamada “era ganada”, donde los docentes cobraban la misma plata faltasen o no, y el gremialista quiere asegurarse de que el sueldo digno lo tengan sin necesidad de un presentismo intachable, dado que es mucha plata la que se juega por las ausencias. El problema en todo este atolladero es que los rehenes terminan siendo los chicos. Aquellos que pierden días de clase y se los ata de manera tal que el Gobierno para poder desatarlos tiene que cumplir con ciertos requisitos. Don Roberto dice tener interés en dialogar, pero el diálogo se reflejaría elocuente únicamente si el Gobierno aceptase las condiciones de trabajo tal cual las plantea él, es decir, brinda pocas posibilidades de debatir y negociar. Tanto Huguito como Robertito se quedaron en el pasado, con la convicción de que sus caprichos serán cumplidos simplemente por apretar un poco más la morsa, ninguno quiere dar el brazo a torcer. Lamentablemente, para ellos, se van a terminar quebrando y no les va a quedar otra opción más que ceder a las multas impuestas por el Gobierno y sentirse derrotados tras una pelea populista que podría haberse resuelto de forma más escueta. Es claro que ni a Moyano le interesan los pacientes de la obra social de Camioneros ni a Baradel los docentes, simplemente miran sus billeteras, sus bolsillos, y se dan cuenta que les están metiendo la mano y solo se les ocurre involucrar a los verdaderos trabajadores para generar un beneficio personal.

No hay comentarios: