miércoles, 1 de agosto de 2018

DILEMA DEL PERONISMO

El dilema del peronismo y también de los jueces... Principales ideas fuerza que he extraído de las cartas que oportunamente enviara el Gral. Perón, entre los años 1959 y 1970, a dirigentes gremiales y de la juventud cuyas fotocopias conservo. De la carta manuscrita enviada por Perón a Juan Carlos Jubany (Madrid, 10 de mayo de 1965): “... nosotros no somos políticos en la concepción demoliberal, somos hombres de acción que concebimos la vida con una filosofía existencial pero profundamente humanista”. De una carta enviada al Secretario General del Movimiento de Unificación Nacional de obreros de la Construcción (MUNOC) escrita en la ciudad de Trujillo el 13 de octubre de 1959: “...el medrador, el tibio y el traidor deben ser radiados sin contemplaciones porque los efectos de su acción son igualmente perniciosos”. De otra misiva al mismo dirigente del MUNOC, fechada en Madrid, el 5 de septiembre de 1966: “...en las actuales circunstancias debemos volver a la unidad peronista pero ello no puede ser absorviendo a los que han delinquido inicuamente contra las más elementales formas de la lealtad que todos debemos al Movimiento. Yo, personalmente, no necesito la lealtad de nadie porque poco podría hacer con ella, pero el Movimiento Peronista que, por no ser de nadie en particular nos pertenece a todos por igual y (por ello) todos tenemos el deber de defenderlo. Si la traición a un hombre puede ser criticable, la traición a todos los hombres que se han unido para luchar por una causa justa, es monstruosa”. De otra carta dirigida al gremialista Carlos Pereyra, fechada en Madrid el 20 de agosto de 1969: “...Uno de los factores más decisivos en los efectos de la actividad sindical radica en la unión y solidaridad de todos los componentes. Sin esas dos condiciones indispensables, desaparece la unidad de acción que lleva indefectiblemente al debilitamiento y a la derrota en la defensa de los intereses profesionales. Si la independencia sindical es la base de posibilidades de toda organización gremial, la unidad es lo único que permite alcanzar esa independencia y consolidarla, porque, cuando cediendo a los intereses parciales, cunde la disociación, poco se tarda en llegar a una anarquía generalizada que culmina siempre en una falta de eficiencia por perdida de cohesión”. “El Movimiento Peronista, de acuerdo con sus principios ideológicos y doctrinarios, ha propendido siempre a esa unidad mediante la existencia de la Rama Sindical del Movimiento, cuya acción se hace presente en las ”62 organizaciones”, la mayor agrupación gremial, tanto por su número como por las acciones que promueve tanto en las reivindicaciones laborales como también en la unidad y solidaridad que la organización sindical necesita para alcanzarlas y mantenerlas”. De otra nota enviada a Carlos Pereyra, fechada en Madrid el 25 de junio de 1967: “...la traición no es una cosa nueva en la historia sindical pues a menudo dirigentes carentes de moral son tentados por dinero y no trepidan en entregar a todos sus compañeros, es una tremenda experiencia que hoy le toca pagar al sufrido gremio de la construcción, por lo cual comenzarán a darse cuenta que deben elegir bien a sus dirigentes”. “Nunca me he explicado como un inmoral en otros aspectos pudo haber sido elegido dirigente, porque el que carece de moral representa siempre un peligro latente en cargos de responsabilidad. Lástima grande que esta clase de alimaña deba quedar sin una sanción ejemplificadora”. “Desgraciadamente, hemos visto en estos últimos tiempos, dirigentes sindicales que han delinquido en los aspectos más sagrados de la misión que sus compañeros le asignaran, lo que quiere decir que así como se está pudriendo todo en el país como consecuencia de los gobiernos y dictaduras que sufre, la descomposición comienza también a llegar hasta nuestras propias formaciones. El peligro puede ser aún mayor si no se toman medidas enérgicas y drásticas con los que se animan a traicionar desaprensivamente la fe que los trabajadores han puesto en ellos”. “...No podemos dejar de reconocer, queridos compañeros, que si el mal ejemplo cunde, no pasará mucho tiempo sin que la escuela de los traidores sea la regla de los que anhelan enriquecerse aunque sea a costa de la desgracia de todos los compañeros”. Supo decir el General Perón “…No podemos permitir que se pretendan meter adentro de nuestro Movimiento ideologías y doctrinas totalmente extrañas y antagónicas a nuestra manera de sentir y apreciar. Van haber muchos que se metan en el partido diciendo ¡Viva Perón! y lo que están pensando es ¡Que se muera Perón!” “…Todos esos que hablan de la Tendencia Revolucionaria, que es lo que realmente quieren hacer con la Tendencia Revolucionaria. Quien este en otra tendencia diferente de la peronista lo que debe hacer es irse… …Tengo todos sus documentos y los he estudiado, esos son cualquier cosa menos justicialistas”… En junio de 1973, en un mensaje televisivo advirtiendo el “entrismo” de la izquierda y muy especialmente el de la “organización armada Montoneros” afirmaba el general Juan Domingo Perón: ...“Todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos enemigos si no queremos perecer... Nosotros somos justicialistas, no hay rótulos que califiquen a nuestra doctrina y a nuestra ideología. Los que pretextan lo inconfesable, aunque lo cubran con gritos engañosos o se empeñen en peleas descabelladas, no pueden engañar a nadie. Los que ingenuamente piensen que así pueden copar nuestro movimiento o tomar el poder que el pueblo ha conquistado, se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar”. “Yo soy peronista: por tanto, no soy marxista” (Perón) . En 1973, durante el gobierno del Tío Cámpora el jefe de los Kirchner, de Verbitky, de Kunkel, de Dante Gullo, de Emilio Pérsico, de Eduardo Luis Duhalde, de Martín Caparros, de Esteban Righi, de Miguel Bonasso, etc., etc, Mario Ferminich y Roberto Quieto, lideres entonces de las organizaciones terroristas Montoneros y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), respectivamente, en una conferencia de prensa afirmaban “…Estos pequeños sectores que se autoproclaman dueños del Movimiento, tratan de engañar a compañeros honestos con el falso argumento de la infiltración ideológica. A ellos les decimos que no hay patente de peronista, porque peronista es todo aquel que lucha por la liberación y el Socialismo Nacional, bajo la conducción del General Perón…”. ¿ Quien pretendía engañar a quien? …El General Juan Domingo Perón les contesto el 1 de mayo de 1974 desde el balcón de la Casa Rosada y ante una multitud decía el entonces Presidente de los argentinos “…Cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones porque venían tiempos difíciles, no me equivoque ni en la apreciación de los días que venían, ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de 20 años, pese a estos estúpidos que gritan”, dirigiéndose a los montoneros que ocupaban un sector de la plaza. Bibliografía consultada, aparte de las cartas citadas, que están a disposición de quién las desee, el libro Manual de Doctrina y Organización Nacional, impreso en la Dirección General de Difusión del Ministerio de Ejército el día 31 de marzo de 1953, el mismo que fuera posteriormente remozado y titulado “Conducción Política”, ¿Seguimos siendo memoriosos…? Entre Alfonsín, que tuvo la casa en orden (ley de punto final y obediencia debida) y Kirchner (todo es nulo de nulidad absoluta), un discurso de. Dr. Carlos Saúl Menem para el recuerdo. Principales párrafos que rescato para ustedes del mensaje del entonces Presidente de la Nación, Dr. Carlos Saúl Menem, pronunciado en el Estado Mayor General del Ejército, el día 1 de noviembre de 1989. Nadie entonces criticó sus ideas, ni desde el Congreso de la Nación, ni desde la Suprema Corte de Justicia, ni desde ningún partido político, incluyo a Raúl Alfonsín y a su juventud radical “progre”. Obviamente tampoco los Kirchner ni sus compañeros de la tendencia abrieron la boca... “Como presidente de todos los argentinos y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, vengo a cerrar para siempre, para siempre, una herida que durante muchos años nos frustró, nos derrumbó, nos lastimó. Vengo a cerrar el capítulo absurdo de la división cruel entre todos los argentinos, entre los argentinos civiles y entre los argentinos militares. En definitiva, entre todo el pueblo argentino. Entre un pueblo argentino que ya no quiere seguir pagando cuentas con el pasado. Entre un pueblo argentino que ya está harto de la frustración, el rencor, el resentimiento, la anarquía, el caos y la decadencia. Vengo a hablarles con la autoridad conferida por esos millones de hombres y mujeres, que, al igual que cada uno de ustedes, ansía la construcción de un futuro diferente. En definitiva, vengo a hablarles claro, con la verdad en la mano, con la sinceridad en el discurso, con la franqueza en el espíritu, con la esperanza en el corazón. Vengo a hablarles de frente, sin el idioma gastado de un país viejo. Sin las vueltas, ni las excentricidades de quienes piensan en un rédito pasajero. Vengo a decirlo con todas las letras, con toda la convicción, con toda la voz. Sé muy bien que el Ejército Argentino no nació para la derrota, que no está hecho para la resignación. Que no fue creado para ser vencido, ni apabullado, ni desprestigiado, ni mezclado en conflictos mezquinos, ni partido por mitades”. “A partir de este instante, yo no reconozco ningún otro motivo de distinción en el Ejercito de toda la Nación. O se defiende al interés nacional o se defienden otros oscuros intereses. O se defiende la ley de la Constitución, o se defiende la ley de la selva. O se defiende la disciplina, o se defiende el caos. O se defiende la subordinación y el valor, o se defiende la anarquía y la cobardía”. “La convocatoria no es fácil, pero es imprescindible y vital. Yo los convoco a ser soldados del reencuentro de todos los argentinos. Yo los convoco a compartir el honor más grande que puede compartir un hombre de armas: ser un protagonista responsable y patriótico de la pacificación nacional. Como Presidente de todos los argentinos, no he reparado en lo más mínimo en los costos políticos necesarios para alcanzar este objetivo. Porque más allá de mi conveniencia, de mis réditos y de mis necesidades, está el fin supremo de la Argentina”. “Glorioso Ejército Argentino. Glorioso Ejército de heroicas victorias, de combates soberanos, de defensas históricas, de luchas sublimes, forjador de la Independencia Nacional, hacedor de la Patria y defensor de su bandera. Yo te convoco a la batalla más difícil, más valerosa, más honorable, más patriótica. A la batalla de la reconciliación y de la reconstrucción”. ...“Sé muy bien que esa bandera tendrá detrás a millones de argentinos que sueñan con una patria de pié, en alto, respetada y desarrollada. En síntesis, sé muy bien que en esta batalla silenciosa, cotidiana y exigente, se juega nuestro destino como nación y como pueblo”. Con Kirchner, ¿en qué quedó este discurso?. ¿Cuál es la realidad actual de nuestras instituciones armadas?. ¿Hacia dónde nos dirigimos?. ¿Qué cree usted que piensa el hombre común al respecto? ¡Saque sus conclusiones!, no se quede con las ganas... Si viviera, ¿qué cree que haría el Gral. Perón con la actual diligencia política y gremial?. Otro día la seguimos, mientras tanto, si lo cree conveniente, le repito, saque usted sus propias conclusiones de la realidad del Movimiento Nacional Justicialista y de otros partidos políticos. Un abrazo en azul y blanco HUGO CESAR RENÉS

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