martes, 11 de junio de 2013

INCOMPETENTE

CRISTINA HA DEMOSTRADO SER UNA VERDADERA “INCOMPETENTE SOCIAL” por Carlos Berro Madero carlosberro24@gmail.com Hay personas que carecen de las más sencillas habilidades sociales y a las que les es imposible mantener una conversación informal. Todo es para ellas “intenso” y “trascendente”, No está claro si la deficiencia se debe a que no les han enseñado los rudimentos de la cortesía o si tienen una gran incapacidad para aprenderla. Muchos de nosotros hemos conocido gente así. “Son personas que tienen una molesta falta de elegancia social, que no saben poner fin a una conversación o a una llamada telefónica y que siguen hablando sin tener en cuenta las insinuaciones de despedida de su interlocutor; personas cuya conversación se centra constantemente en ellos mismos, sin el menor interés en los demás y que pasan por alto los intentos de cambiar de tema. Esta forma de apartarse de la tranquila trayectoria social revela un déficit en sus rudimentarios bloques de interacción con los otros” (Daniel Goleman). En psicología, esta característica se denomina “disemia”, que consiste en la incapacidad de aprender los mensajes no verbales de los demás. Esto salta a la vista en el caso de Cristina Kirchner y es el motivo por el cual su gestión de gobierno “distribuye” su atención en forma deficiente y alterada, y la mueve a distribuir sus intereses verborrágicos de un territorio a otro, creando un verdadero caos en el ordenamiento que ella misma pretende ejercer con sus “diagnósticos” (diatribas en general), reflexiones que formula sobre lo que no conoce “ni de oído” y una manifiesta manía por exponer el hilo de su pensamiento de manera intensa y estridente. Los problemas que el gobierno afronta en el final de su mandato son múltiples, pero el rasgo que los convierte en insolubles está representado por una persona que ha terminado por internarse en un mundo que no existe, y que lo hace PORQUE NO COMPRENDE LO QUE OCURRE. Las consecuencias de estas características personales han aislado a la Presidente de la realidad y la llevan a malinterpretarla constantemente enfrentándose duramente con todos aquellos que intentan hacerle ver tímidamente sus errores. Sus trifulcas “palaciegas” son célebres. Y los discursos y “tweets” con que nos bombardea todos los días –como una verdadera catarata-,causan la sensación de que vive su vida “al límite”. Cristina ha quedado “al margen de todo” y por ese motivo es tan difícil hacerla entrar en razones. Vive de tal manera bajo el temor de estar en peligro constante porque, en el fondo de sí misma, NO SABE SI AGRADA O SE LA RECHAZA. Los dos pecados capitales que debe enfrentar el “disémico” son el intenso deseo de dominar a los demás demasiado rápidamente y no poder coincidir nunca con el marco de referencia dentro del cual debería concentrar su atención. Cambia de tema mientras habla, ofreciendo inoportunamente sus propias opiniones y se dispone a discrepar en todo momento con quienes no presten atención a su deseo de ser oído. Cristina es además camaleónica y no le importa un comino decir una cosa y hacer otra, si ello le permite ganarse la aprobación social por un rato. Para simular que se llevan bien con todo el mundo, está muy atenta a hacer creer a los demás que piensen que ella desea realmente ser “amistosa”, para lo cual pasa del ceño fruncido a un mohín “gracioso” que no le permite disimular su soberbia: habla desde el púlpito, no sólo físico, sino “cultural”. Las personas como ella, que deben ser definidas como verdaderas “incompetentes sociales”, pasan así del “burbujeo” al aislamiento sin solución de continuidad. Todo lo que aquí exponemos no permite avizorar soluciones paliativas para una crisis que aumentará en intensidad mientras ella permanezca en el ejercicio de su mandato. Le guste o no a sus partidarios.

No hay comentarios: