martes, 20 de enero de 2015

¿APARENTAR SUICIDIO A UN ASESINATO? …. ¡SENCILLÍSIMO!

· Se averigua en RENAR qué arma tiene el apuntado. · Ingresan dos sicarios a su domicilio con guantes y cubrecalzados quirúrgicos. · Reducen al apuntado mediante amenazas o violencia no traumática. · Se encuentra su arma y se le dispara con la misma a la sien, apoyando el arma en si cabeza. · Luego, ya consumado el asesinato, se pone en la mano del occiso otro arma, preferentemente del mismo calibre del arma asesina. · Se le hace disparar contra una tabla de madera, donde se incruste el proyectil. En la escena quedan: · La mano del occiso con restos de pólvora quemada. · El arma asesina, propiedad del occiso. · El casquillo de la bala asesina. · Una llave de la cerradura puesta dentro de la puerta En la escena no quedan: · El arma que contaminara la mano del occiso. · Ningún rastro ni huellas de pisadas ni contactos manuales. · La madera que recibió el disparo falso. · Una llave de la cerradura prefabricada o arrebatada a la víctima, con la cual se cerró la puerta desde afuera. Toda cerradura tiene maneras factible de hacerlo. Si un cerrajero puede abrir una puerta desde afuera con una llave puesta de adentro, ¿cómo no poder cerrarla? EN EL CASO DEL FISCAL NISMAN: En las cuestiones de Estados y grandes corporaciones económicas, la realidad, seguramente superará nuestra imaginación y los costos de los sicarios más cualquier logística e inteligencia carecen de importancia frente al valor de la impunidad en casos como el que el Fiscal Nisman investigaba e intentaba probar. Aquí va la imaginación de una posible trama para “eliminar” un obstáculo para que no se descubra un asunto tan grande como los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel, que justifican cualquier gasto e inversión de tiempo de preparativos, sobornos, extorsiones, etcétera: · Se introducen dos sicarios al edificio, unos días previos al día programado del asesinato. No necesariamente juntos ni el mismo día. Si fuere posible, en un lapso de tiempo mayor al que las videocámaras conservan las grabaciones. · Dichos sicarios se introducen junto a supuestos o verdaderos servidores: canillitas, mucamas, acompañantes, amigos o parientes autorizados, electricistas, carpinteros, pintores, deliverys, y todos cuantos entren en la imaginación de los asesinos. · Se esconden y alojan en algún departamento de un cómplice, comprado o amenazado. · Entran en la vivienda del apuntado, por su propia voluntad, con algún pretexto plausible. Los expertos en espionajes y magnicidios tienen recursos de sobra para engañar a una persona de pensar común, por más que se crea preparado. · Proceden con su plan criminal. RECOMIENDO: a investigadores, peritos y periodistas, ver programas de CSI para aprender a dilucidar ilícitos. NORBERTO VESTIDELLI

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