sábado, 12 de octubre de 2013
DEMENCIA
LA PSEUDO DEMENCIA DEPRESIVA
por Carlos Berro Madero
carlosberro24@gmail.com
Quedan dos años en los que Cristina Kirchner debería continuar gobernando, y los últimos acontecimientos obligan por lo tanto a hacer un esfuerzo de interpretación de sus continuos estados de ánimo “desacoplados”, que van más allá de una circunstancial caída y hemorragia craneana posterior, supuestamente superada.
Las evidencias que se tienen a la vista, permiten recordar que se reconoce en la medicina a la DEPRESIÓN como una de las causas más comunes en los desarreglos del sistema neurológico de las personas.
En estos casos, se produce una ruptura parcial de las “funciones integradoras superiores” y el individuo comienza entonces a cometer errores de ubicación temporal, que lo mueven a fallar en la orientación de sí mismo. Al mismo tiempo, la memoria, el cálculo y la conexión entre acontecimientos que guardan relación entre sí, le provocan gran confusión interior.
Dicen los psiquiatras que se dedican a la investigación de esta patología, que en estas personas cambian la cantidad y calidad de los neurotransmisores, provocándoles una marcada actitud negativa,
caracterizada por un cierto histrionismo y mayores manifestaciones de ansiedad que lo normal, además de una peculiar resistencia a cualquier tipo de tratamiento médico efectivo.
Son personas que terminan encerrándose totalmente en sí mismas y terminan perdiendo poco a poco todo contacto con la realidad.
Infinidad de veces no se acierta con la detección temprana de esta enfermedad que desencadena finalmente ciertas neurosis histéricas.
Éstas pueden advertirse a partir de ciertos rasgos clásicos: mitomanía, conducta seductora acompañada simultáneamente de frigidez, y una marcada actitud indiferente al manifestar sus molestias. Quienes padecen este tipo de histeria admiten sólo después de un interrogatorio muy exhaustivo, que se encuentran decaídos o que se hallan frágiles emotivamente.
En muchos casos, el enfermo niega sistemáticamente la sintomatología psíquica y se incomoda cuando se le sugiere que tal vez sus molestias carecen de base orgánica. Esto promueve que se haya comprobado que el 50% de los pacientes depresivos se oculta a sí mismo a través de dicha negación.
En cualquier caso, las recientes exteriorizaciones públicas de Cristina parecerían confirmar que algo “no anda bien” dentro de ella. Al observarla con atención, crece la sospecha de que su organismo no está resistiendo las exigencias de su cargo, o que se ha “derramado” sobre su funcionamiento la consecuencia del “stress” a que se ve sometida POR ACONTECIMIENTOS QUE NO SABE NI PUEDE DOMINAR y muy probablemente la estén “jaqueando” espiritualmente.
Su tendencia al autoritarismo extremo y la centralización del poder en su persona la lleva a la pretensión de resolver cuestiones para las que demuestra no poseer ni la formación ni la experiencia adecuada.
En efecto, hemos insistido todos estos años que la Presidente evidencia tener una personalidad excesivamente retórica con pocas “reservas” emocionales disponibles. Es posible que ello la haya sumergido finalmente en una crisis como la denominada “pseudo demencia depresiva” descripta precedentemente.
Quienes la rodean, debieran aconsejarla bien e imponerle seguir con los criterios médicos apropiados para que, si fuese necesario, abandonara eventualmente su cargo, organizando la sucesión para el ejercicio de sus funciones a tiempo, para evitar males mayores.
Ya no se trata solamente de su salud, sino también de la conmoción que su déficit produce en la mayoría de los ciudadanos de un país que no puede seguir viviendo de zozobra en zozobra, asistiendo azorado a las limitaciones emocionales de quien puede convertir el futuro en una verdadera catástrofe política.
Y en las relaciones que mantenemos hoy espasmódicamente con los países con quienes deberíamos mantener siempre vínculos políticos razonables.
¿Habrá alguien dentro del gobierno que comprenda la magnitud de esta crisis, que se avizora “a la vuelta de la esquina”, para contribuir de tal manera a resolverla adecuadamente? ¿O prevalecerán los egoísmos y mezquindades de su entorno hasta que todo estalle en mil pedazos?
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