martes, 22 de octubre de 2013

VIVIDORES

BANCANDO A VIVIDORES Por Nicolás Márquez (*) Como lema de cabecera, el grueso de los empleados del kirchnerismo, sean estos actorcitos, cantantes, dirigentes o simples agitadores urbanos, suelen ufanarse de estar “bancando este proyecto”. Incluso, el mantra de marras es aplicable a modo de cántico plebeyo en inúmeras comparsas proselitistas y/o propagandísticas del régimen. Estas recuas obsecuentes, independientemente de la jerarquía que ostenten en la estructura oficialista, tienen todos un indecoroso denominador común: son subsidiados por el Estado. Algunos en calidad de lúmpenes a quienes se los provee de “planes sociales” (limosna clientelar) y otros, mejor posicionados en la estructura partidaria, participan de la dádiva estatal en calidad de millonarios contratados tanto sea para actuar en la televisión oficial como para cantar en kermeses musicales organizadas por el Frente Para la Victoria. La realidad, es que el proyecto que dicen “bancar” estos vividores no es otro que el inaugurado por el hábil secuestrador de los fondos de Santa Cruz, quien a partir del año 2003 y hasta la fecha (ahora en cabeza de su cónyuge supérstite y del disc jockey Amado Boudou) han pergeñado y continuado un plan sistemático y generalizado de saqueo y pirateo en el marco de un programa autoritario, izquierdista y embrutecedor. En rigor de verdad, quienes verdaderamente “bancan” este proyecto pero en calidad de víctimas, son los sectores productivos, es decir aquellos miles de argentinos de todas las clases sociales que trabajan de manera genuina y legítima todos los días, soportando las confiscaciones, los impuestos agobiantes, la inflación y las inacabables trabas que el Estado les impone a fin de transferir de manera compulsiva el fruto de vuestro trabajo para financiar a las ya citadas turbas parasitarias. Esto explica la desesperación del galán Pablo Echarri, el juglar Ignacio Copani, el nieto recuperado Juan Cabandié o el matón Luis D´Elía entre muchos otros improductivos aprovechadores del sistema, quienes ante la inminente derrota electoral que padecerán sus empleadores del “campo nacional y popular” este 27 de octubre, verán luego peligrar o mermar la continuidad de sus inmorales privilegios y prerrogativas. En efecto, ocurre que estos y otros pensionados del oficialismo, dada su falta de talento y atributos personales, difícilmente puedan ganar el mismo estipendio que hoy perciben si tuviesen que competir en el mercado, contando sólo con sus méritos y no con el soborno burocrático a cambio de servilismo militante. Vale decir, estos últimos elementos, lejos de “bancar” el modelo viven de él y quienes sí verdaderamente lo “bancan” pero en condición de damnificados, son aquellos que probablemente irán este domingo a las urnas sin otra motivación que su legítima convicción personal y la inconmensurable superioridad moral de saberse dignos e íntegros a la hora de emitir un voto que, equivocado o no, será libre y no condicionado por ese vergonzoso pacto de vasallaje del que disfrutan los adulones del gobierno. Decía Sir Winston Churchill que “el socialismo dura mientras dura el dinero de los demás”. Y “los demás”, es decir los que realmente y silenciosamente vienen “bancando” este proyecto, no sólo se han quedado sin dinero sino sin paciencia, dato del que han tomado nota las garrapatas del Estado, y es por eso que se las ha visto tan desesperadas en estas últimas semanas. (*) Comprá ya mismo “Cuando el relato es una farsa, la respuesta a la mentira kirchnerista”. El nuevo libro que Nicolás Márquez escribió con Agustín Laje clickeando aquí! Facebook: https://www.facebook.com/lamentiraoficial Twitter: @NickyMarquez1

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