lunes, 7 de octubre de 2013
VULNERABLE
Un poder muy
vulnerable
por Jorge Raventos
La prescripción médica a la señora de Kirchner de un reposo mínimo de 30 días, seguida por la decisión de extraer quirúrgicamente de inmediato el hematoma craneano que parece haber suscitado o empeorado cefaleas, pérdidas de equilibrio, lipotimias y otros achaques que la Presidente viene padeciendo en los últimos meses, se tradujo a la política como un agravamiento de los problemas que viene sufriendo el gobierno para afrontar el período que reste hasta la sucesión presidencial.
Resulta casi banal, de tan obvio, aludir a la enfermedad de la Señora y a la desinformación y las medias verdades que la han rodeado como a una metáfora de la situación política del kirchnerismo: la debilidad y las vulnerabilidades que afloran, los secretos, los engaños, las peleas intestinas…Hasta el hecho de que el último golpe sufrido por la Presidente, al que se le responsabiliza por el hematoma subdural crónico diagnosticado el sábado 5 de octubre, recién haya sido puesto en conocimiento de la sociedad dos días atrás es una muestra de esa actitud que generaliza el escepticismo y la desconfianza.
Hay que aclarar algo: la situación política se ha complicado, pero los rasgos críticos existían antes de la enfermedad presidencial. Las PASO advirtieron que el gobierno no puede continuarse a sí mismo. Se acabó la ilusión rereeleccionista. La enfermedad, en cierto sentido, ilustra dramática y anticipadamente esa realidad, esa ausencia.
Sucede que la fortaleza aparente de un dispositivo político hipercentralizado, que ha concentrado durante una década recursos e instrumentos de poder, exhibe su talón de Aquiles ante situaciones críticas como la actual. Las elecciones primarias dejaron como saldo que 7 de cada 10 ciudadanos votaron contra el oficialismo. Lo peor para el gobierno reside en que 2 de 3 restantes se preparan para tomar distancia después del 27 de octubre, cuando la derrota de las PASO se vuelva aún más pesada. En cualquier caso, en ese proceso de centrifugación, la señora de Kirchner –por ser titular del Ejecutivo y concentrar los recursos reales y simbólicos de esa situación, además del apellido constituyente de la genealogía- es la que tiene la capacidad para retener la mayor cuota de fragmentos de poder en dispersión. Su alejamiento acerca la ingobernabilidad. Y mucho más marcadamente cuando se considera que quien está llamado a sucederla en el interín es el vicepresidente Amado Boudou. La señora de Kirchner eligió a Boudou como su copiloto en la fórmula de 2011 por su insignificancia política. Ella temía tener un vice que pudiera enfrentarla o eclipsarla en la última fase de su gobierno y quiso tener, en cambio, a un don nadie: sin pasado en el peronismo, sin trayectoria profesional, sin peso territorial. A esos méritos, eso sí, el vicepresidente agregó en estos años sus andanzas por el mundo de los negocios y las influencias indebidas. El caso Ciccone, el enriquecimiento propio y de su círculo pasaron a constituirse en un peso extra para el gobierno, que últimamente lo había alejado de los escenarios por su carácter de piantavotos. Que ese personaje vaya a hacerse cargo de la Presidencia por 30 o más días no hace más que sumar debilidad a la debilidad. ¿Las citaciones de la Justicia le llegarán a su domicilio particular o a Balcarce 50?
La oposición, que ha buscado moverse con mucha discreción ante la circunstancia que atraviesa la Presidente, parece dispuesta disimular por un tiempo la anomalía de que Boudou presida. Es difícil que esa anomalía pueda prolongarse demasiado. El propio peronismo que no ha abandonado el Frente para la Victoria es conciente de que las cosas son así y prepara algunos ajustes al dispositivo de la transitoriedad, para acotar los daños.
Entre las trivialidades que se escuchan estos días, no faltan las que comparan la enfermedad de la señora de Kirchner con la que aquejó a María Estela Martínez de Perón tiempo antes de ser desalojada del poder. La comparación debe detenerse después de pronunciar las palabras enfermedad y crisis política, porque todos los parecidos terminan allí. Isabel Perón fue reemplazada transitoriamente por el senador Italo Lúder y muchos (un porcentaje significativo de la opinión pública y los factores de poder) querían que Lúder asumiera permanentemente y que la señora de Perón renunciara. Hoy la situación es inversa: nadie lo quiere a Boudou en la presidencia y hasta los opositores desean o prefieren que la señora de Kirchner vuelva rápidamente y conduzca el gobierno y los costos de gobernar hasta que su tiempo se agote.
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