sábado, 12 de octubre de 2013
INADMISIBLE
*”INADMISIBLE”
Por Malú Kikuchi (13/10/2013)
Hechos. El 26/1/1968, durante la presidencia de facto de Juan Carlos Onganía, por ley N°17.622, se creó el Instituto de Estadística y Censos, el INDEC. La ley fue modificada por decretos en 1970 y en 1993. La función del INDEC consistía en medir la inflación, el desempleo y la pobreza del país mensualmente. Tenía credibilidad en Argentina y en el exterior.
Hechos. A fines de enero 2007, el secretario de comercio interior, Guillermo Moreno, desplazó a Graciela Bevacqua, que estaba a cargo del índice de precios y la reemplazó por Beatriz Paglieri. A partir de entonces, las cifras que dibuja el INDEC son mentirosas. Paglieri debutó con el 1,1% de inflación, mientras Bevacqua sostenía el 2%. Con el tiempo la mentira fue creciendo.
Hechos. La distancia entre la inflación real y el dibujo del INDEC creció en la misma proporción que la inflación real. Hoy la oficial está entre el 10 y el 11%, la verdadera cerca del 25% y creciendo. Para evitar que las consultoras privadas dieran sus propios índices de inflación, Moreno decidió multarlas con $500.000, a cada una, “porque inducían a engaño a la población”.
Hechos. Los diputados de la oposición, valiéndose de sus fueros, se ofrecieron a recibir los resultados de las consultoras, promediarlos y darlos a conocer. Lo hicieron. Y esos resultados son los que cualquier persona que va al supermercado comprueba con desesperación, que son reales. Y que el INDEC, MIENTE.
Hechos. Las consultoras multadas, Ecolatina, Gabriel Rubinstein y Asociados, Finsoporty, Graciela Bevacqua recurrieron a la justicia. Terminaron el La Corte Suprema, que se expidió hace unos pocos días. Por unanimidad (sin Zaffaroni que estaba de viaje), decidió que la multa y la prohibición de hacer públicas las estadísticas privadas eran un acto “inadmisible”. LA Corte además, multó al estado (o sea que lo pagamos nosotros con nuestros impuestos) en $900.000. En cuanto a Moreno ha sido procesado por el juez Claudio Bonadío “por abuso de autoridad”. ¡Recién ahora!
Los hechos relatados parecen un chiste malo; no lo es. Lo increíble, lo intolerable, lo inaceptable, lo “inadmisible” es que lo hayamos permitido. En el mundo de las relaciones humanas es muy difícil que nos suceda algo que no permitamos. ¿Cómo es posible que el pueblo argentino todo, haya permitido que una institución seria como el INDEC estuviera al servicio de intereses políticos y no de los intereses de la gente?
¿Cómo es posible que nos hayamos reducido a comentar el disparate de las inocultables mentiras del INDEC de Moreno? Hasta un chico de 5 años sabía que los caramelos no costaban lo que se decía que costaban. Y lo permitimos. Fue sólo una charla de café. Y dejamos que nos mintieran alevosamente en cuanto a índices de pobreza, desempleo y trabajo en negro. Como si todo eso sucediera en un país paralelo al país real, en un país para “lelos”, ya que lo permitimos.
Y permitimos, ¡”inadmisible”!, que coartaran la libertad de expresión sancionando ONGs de consumidores y prohibiendo, mediante multas astronómicas, a las consultoras dar los resultados de sus encuestas. ¿Quién es Moreno para prohibirle a nadie que se exprese? ¿Quién le da la orden (Moreno sólo obedece), de torcer la Constitución Nacional que instituye la libertad de expresión? Y lo permitimos. El pueblo argentino está en un estado de gravedad que compromete su libertad. Y pareciera que ni siquiera lo sabe, y que de saberlo, no le importa.
Golda Meir decía que “lo más escandaloso es que el escándalo no nos escandalice”. Hemos llegado a ese punto. Y La Corte debe recordarnos que hay hechos “inadmisibles”, aunque nosotros, como pueblo, los dejemos pasar.
Siempre hay una segunda oportunidad y la redención es posible. El 27 de octubre, votamos. No aceptemos nada que esté fuera de la CN, pensemos políticamente como pensemos. El marco del voto debe estar siempre limitado por la CN. Todo lo demás, es “inadmisible”.
*”Inadmisible”, palabra usada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación para referirse a las acciones de G. Moreno en contra de las consultoras económicas, que publicaban índices de inflación.
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