sábado, 4 de agosto de 2018
CUADERNOS DE LA MOSCA
Lo que nadie contó sobre los cuadernos
"Son las 10 de la noche. Estoy en Olivos con Baratta. Traemos dos bolsos y
estamos asustados. Son 2 millones de dólares, pero esperaban 3. Ya sabemos lo
que nos va a decir Cristina cuando salga: Muertos de hambre, devuélvanme el
millón que falta. Baratta tiene preparada la respuesta: va a decir que hubo
problemas logísticos. 10 horas, 2 minutos. Sale Cristina en pijama rojo fucsia.
Corrijo: está roja de furia. Dice que tardamos mucho. Que sin estos bolsos de
almohada no se puede dormir. Cuenta la guita. Pasa algo milagroso: no nos putea.
Solo dice que le debemos 1 palo. Que si no se lo traemos mañana, se lo cuenta a
Néstor. Y que cuando se lo traigamos, se lo va a quedar y no le piensa decir
nada a Néstor. Llama a los gritos a un colaborador. Antonini, llevá los bolsos a
mi vestidor. Se va también ella. No nos saluda. Da dos pasos, se da vuelta y nos
grita: ¡Corruptos!".
La verdad, desde hace tres días no puedo dejar de leer los cuadernos de Centeno.
Lo conocí en mis años kirchneristas, cuando lo veía en Olivos y en la Casa
Rosada. Yo pensaba: qué seguido viene Baratta, se ve que a los Kirchner les
gusta tener un reporte diario del avance de las obras públicas. Me llamaban la
atención los bolsos, pero creía que tenían alimentos para repartir entre los
sectores más necesitados.
"Viernes 3 de febrero de 2008. 7 de la tarde. Estamos en el estacionamiento de
la Cámara de la Construcción. Baja Wagner. Es el presidente. Trae una valija.
Pobre, se le abre y caen los dólares. Lo ayudo a juntarlos. Es fácil: son fajos
de billetes de 100. Mientras lo hacemos, se siente obligado a darme una
explicación: Coméntele por favor a De Vido que es una donación de una parroquia
de Miami".
"Sábado 2 de mayo de 2009. Llevo a Baratta a un country en Pilar. Habla en
código con alguien, creyendo que no entiendo. Dice: Esta semana juntamos 3
kilowatts (3 millones de dólares). Es poquísimo. Vamos sí o sí a una crisis
energética con el jefe".
Realmente llama la atención el nivel de precisión y detalles de las anotaciones
de Centeno. Fíjense esta: "Daniel Muñoz, el secretario privado de Néstor
Kirchner, nos espera en la explanada de la Casa Rosada. Le entregamos un bolso
grande con 780.000 dólares que recogimos en las oficinas de Pescarmona. Lo abre.
Cuenta. Saca 80.000 y se pone 10.000 en cada bolsillo. Usa los bolsillos del
pantalón y del saco. Cierra el bolso y se va. Dice que lo esperan en el despacho
presidencial". Y agrega Centeno, en un apunte final que delata sus intenciones:
"Bueno, Cabot, no te podrás quejar: ¡qué merca te estoy tirando hoy!".
A veces, los apuntes tienen una veta humorística. A Baratta lo llama "Piñata". A
la Casa Rosada la llama indistintamente "Casa Verde", "la Reserva Federal" y
"Caja de Ahorro Seguro". De Cristina dice que "sin maquillaje no das un mango".
De Néstor, que era muy generoso: varias veces le regaló las gomitas de los
fajos. Para tus pibes.
Como habrán leído, sufrieron algunas persecuciones en la calle cuando iban con
la recaudación. Una fue especialmente peligrosa. Centeno la relata así: "Hoy,
cuando ya habíamos completado la recorrida por seis empresas constructoras y
teníamos el baúl y el asiento trasero lleno de bolsos, Piñata me dice que
vayamos a Olivos. Íbamos muy tranquilos pensando lo contentos que se iban a
poner los dueños de casa. Tomo Figueroa Alcorta. De pronto veo que nos está
siguiendo un Audi blanco. Acelero. Vuelvo a mirar por el retrovisor y también
nos persigue una SW4. Acelero más. Me meto en las intrincadas calles de Barrio
Parque para despistarlos, pero no hay caso, los tengo pegados. Miro bien y ya
son tres autos. Me parece que van armados. Piñata gira la cabeza, los ve y me
grita: A fondo, rajá, a fondo: ¡son los nuestros!".
En ocasiones, al pobre chofer lo hacían esperar horas dentro del auto. Él mataba
el tiempo escuchando radio, sacando fotos, grabando videítos y escribiendo en el
cuaderno. Leamos: "Jueves 26 de julio de 2012. Estoy en el garaje del
departamento de Juncal. Baratta subió a dejar dos valijas repletas de dólares.
Cristina está hablando por cadena. Está presentando el nuevo billete de 100
pesos con la cara de Evita. Dice que hay que convencer a los argentinos de que
no apuesten al dólar y que Evita merece estar ahí por su lucha en favor de los
pobres. Baja Baratta y se lleva otras dos valijas. Cristina condena a los
poderes concentrados y a la patria contratista. Lo llamo a Baratta y le digo que
todavía quedan cuatro bolsos. Cristina está diciendo cosas terribles de los
especuladores y los buitres. Viene Baratta y me cuenta que el living está de
bultos hasta el techo, que ya no sabe dónde ponerlos. Cristina, muy emocionada,
termina y la ovacionan. Baratta me dice: En dos minutos me llama para ver cuánto
juntamos hoy".
Todavía no alcancé a leer todos los cuadernos, pero ya puedo sacar algunas
conclusiones. La década ganada fue un reality. Si le dan el Pulitzer a Cabot,
debería compartirlo con Centeno. Otros premios: a Baratta, la Samsonite de Oro;
a De Vido, la Caja Feliz de Platino. A la saga de los cuadernos le falta el que
usaba Néstor para llevar su contabilidad. Digo, cosa de hablar de guita en
serio.
La última conclusión: recién ahora entiendo el ahorro que significa reducir la
flota de autos oficiales.
Por: Carlos M. Reymundo Roberts
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