sábado, 12 de enero de 2013

CINISMO

UNA CLARA MUESTRA DEL CINISMO E HIPOCRECÍA DEL GOBIERNO. (El caso de la Fragata “Libertad”) En uno de mis notas anteriores me referí como es habitual en casi todos los gobiernos, cualquiera sea su signo político, modificar o tergiversar la realidad de los hechos o sucesos, a fin de acomodarlos a su propia conveniencia o intereses. Estas maniobras políticas son conocidas como manipulación política de la opinión pública. Y esta operatoria está cercana a la línea que divide lo ético de lo amoral. ¿Cuándo es una maniobra lícita o cuando es llanamente un engaño a la ciudadanía? Es difícil decirlo. Pero hay una gran distancia entre lo que es publicidad o propaganda, a manipular artera y perversamente la opinión de la ciudadanía para que esta coincida o acepte lo que le conviene al gobierno. En este último caso se trata de una maniobra política intrínsecamente amoral. El actual gobierno entra sin duda alguna en el campo de lo amoral, no solo por la magnitud de las operaciones políticas, sino también por la frecuente utilización de estas. Es bien conocido “el relato” que tiene el gobierno de nuestra Historia y los esfuerzos que hacen los intelectuales y filósofos afines, en adecuarla a su concepción e intereses. Probablemente este debe haber sido el gobierno que más utilizó este perverso procedimiento. Para manipular la opinión pública existen diferentes estrategias y técnicas. Una de la que más utilizó la presidente, es la de utilizar el aspecto emocional más que la reflexión conciente. Este procedimiento consiste en incidir sobre el aspecto emocional de las personas para que este prime sobre el racional, y por ende el sentido crítico de las personas. Además, la utilización del registro emocional permite el acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, miedos o temores o inducir comportamientos. El objetivo de esta nota es ejemplificar uno de esos casos. Se trata de la retención de la Fragata “Libertad” en el puerto de Tema en la República de Ghana. El triste y bochornoso incidente de la Fragata “Libertad”, probablemente único en nuestro país y seguramente uno de los pocos en el mundo, llenó a nuestra Nación de oprobio y de vergüenza. Durante largos 74 días la fragata estuvo retenida en el puerto de ese país a consecuencia de una demanda de los llamados “fondos buitres “de EE.UU. Durante más de dos meses el tema estuvo instalado en los medios de todo el mundo en los que se detalló no solo el hecho en sí, los duros y tristes avatares de la tripulación y los jóvenes cadetes en su viaje final de instrucción, sino la también causa de esta situación: Argentina no honraba sus deudas internacionales, destacando nuestro ya largo default con organismos internacionales de crédito y otras instituciones. Ese lamentable hecho se convirtió en el centro de las miradas del mundo. La Fragata, desde siempre embajadora de buena voluntad, se convirtió de la noche a la mañana, en una bandera sobre los incumplimientos de la Argentina. No entraré en detalles sobre los detalles del tema de la retención de la Fragata, tratados exhaustivamente por casi todos los medios. Lo que sí quiero destacar enfáticamente, que el bochornoso escándalo fue causado por los gruesos errores del Ministro de Defensa Arturo Puricelli y el ya conocido, por inepto y torpe, Canciller Héctor Timerman. No se entiende como ambos aún mantienen sus cargos, luego de la evidente impericia gubernamental puesta de manifiesto en el manejo del litigio. Obviamente la responsable final es Cristina Fernández que como ya es usual, vive equivocándose por su propio autismo y por el erróneo asesoramiento de sus ineptos ministros. La responsabilidad del este grave y humillante suceso es enteramente político. Un claro y evidente fracaso de la política gubernamental. Un grave y grosero error del gobierno. (ref.1) Pero lo que se quiere destacar en este artículo es como el gobierno transformó este escandaloso tremendo error, una verdadera derrota política, a través de la manipulación política que hace referencia el título de esta nota, en un épico triunfo a través de una concentración netamente sectorial y partidaria. Para ello se montó un show, un verdadero circo, una costosa maquinaria puesta en marcha para la espectacularidad y se movilizaron 500 micros que trajeron al acto, a centenares de partidarios de los movimientos sociales afines y las centrales obreras aliadas al gobierno. (ref.2) En un país con graves dificultades económicas estos gastos se suma al enorme gasto público, que caracteriza el permanente dispendio del dinero de los argentinos. Todo lo contrario a la austeridad, que aconsejaría un mínimo de sentido común. A ello se sumó una verdadera falta de consideración a los principales protagonistas del arribo de la Fragata después de la odisea pasada, los familiares y amigos de los tripulantes, que fueron demorados en ver y saludar a sus seres queridos, por más de un largo día para hacer coincidir su arribo con el show preparado por la “Capitana de la Fragata” como se leía en algunas banderas y pancartas partidarias. Además fueron confinados a un sector especial alejada del navío (los lugares prefernciales los ocupaban los militantes del oficialismo). La laegría y lo que debería haber sido una fiesta por el feliz arribo de la Fragata al país luego de las numerosas vicisitudes vividas, fue desvirtuado por la presencia de personas que no tenía nada que ver, ni físicamente ni espiritualmente con el acto y que solo estaban allí ni para hacer número. Llama la atención el repentino interés de Cristina sobre la Fragata. Al enterarse de que la misma estaba retenida en Ghana expresó esta lamentable frase: “…que se queden con la Fragata…”. Recordemos también que su esposo en una oportunidad cuando le preguntaron sobre ella, expresó “…si es por mi quémela…”. Asimismo rompieron la tradición de despedir la Fragata cada vez que partía en un viaje de instrucción final. Nunca la mandataria estuvo presente en la ceremonia de zarpada o de llegada. En realidad no nos debería llamar la atención, conociendo su animadversión a los uniformados. La presidente fue la única oradora y su discurso no se distinguió de muchos otros: fiel a su costumbre, volvió a denostar a los fondos buitres, afirmar que en el país había caranchos aliados a estos (ref.3) y ensalzar los logros de su gobierno y el de su fallecido esposo. También como es su costumbre, dio cifras y estadísticas cuestionables y evitó mencionar aquellos temas que real y prioritariamente le interesan a los argentinos. En resumen quiso convertir un grueso y grave error del gobierno en un triunfo de su gestión. Y en un claro ejemplo de cinismo e hipocresía expresó: “…no me pidan nunca un gesto de hipocresía, soy como me ven, de una sola pieza, no miento, no engaño, defiendo la bandera…”. Casi suena como una burla, justamente ella, que vive mintiendo, manipulando y engañando. El episodio de la Fragata es una muestra elocuente. 06-Ene-13 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL alfredo@weinstabl.com.ar NOTAS: (1) Según ha trascendido en algunos medios cuando la Fragata al llegar a proximidades del puerto de Tema en la República de Ghana, el práctico de ese país que iba a dirigir la maniobra para entrar el buque al puerto, le informó al Comandante de la Fragata que de entrar al puerto, la fragata iba a ser retenida por disposición

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