martes, 8 de enero de 2013

DE NO CREER.......

¡DE NO CREER! HASTA EL GOBIERNO DE NÉSTOR PARECE BUENO EN COMPARACIÓN CON EL DE CRISTINA por Alfredo R. Weinstabl alfredo@weinstabl.com.ar Las groseras, casi obscenas, embestidas de Cristina Fernández contra el Poder Judicial rompe definitivamente con el sistema republicano que difícilmente y con gran dificultad se mantenía durante la gestión de la mandataria. En los últimos meses, ante la gran cantidad de sucesivos fracasos y errores del gobierno en muchos frentes, obligó a que se sacaran la máscara y disfraz democrático, mostrando su verdadera esencia. En la recordada ceremonia efectuada en el monumento de la bandera en Rosario, tal vez por una trapisonda de su subconsciente, Cristina pronunció públicamente y con énfasis, lo que ella íntimamente pensaba: "Vamos por todo". Nada más antidemocrático. Actualmente los hechos demuestran cabalmente, que el kirchnerismo no se detendrá ante ningún obstáculo que se le oponga, fuera lo que fuese. En otras palabras que no acepta límites de ningún tipo. La pregunta sería el por qué. No existe modelo ni objetivo conocido alguno por el cual luchar. La única respuesta que surge, que es para aferrarse al poder. ¿Y porque quiere aferrarse al poder si se sabía que Cristina, ni siquiera quería presentarse como candidata a su segunda gestión? La respuesta surge sola. La presidente sabe que ha generado tanto odio contra su régimen y ella misma, que ha confrontado prácticamente con todos los sectores de la ciudadanía y que ha vulnerado tan groseramente y tantas veces las leyes y la Constitución, que su destino futuro es lisa y llanamente la cárcel. El futuro de Cristina y su gobierno mafioso, no es otro que una cárcel federal seguramente por muchos años. En esta oportunidad no habrá más impunidad. Es lo que Cristina y su fallecido esposo proclamaban frecuentemente y debe ser probablemente el única legado bueno que nos deja esta dinastía familiar:"Memoria, juicio y castigo" Al cabo de treinta años de democracia, pareciera que esta vez sí ha prendido, claramente en la ciudadanía, el concepto que no puede haber democracia si hay impunidad. Simplemente para recordar, el sistema republicano consiste principalmente en la separación de los tres Poderes del Estado, precisamente para servir como contrapeso, control o límite a los posibles o probables excesos de los demás. En la Ciencia Política hay una disciplina que estudia el poder en su naturaleza y en todas sus manifestaciones: la cratología. El Poder en sí, no es bueno ni malo, pero cuando no está controlado muestra su lado oscuro. Sistemáticamente el poder político que no está restringido, controlado y limitado, se excede. Un constitucionalista alemán, Karl Lowenstein, (ref.1) dice que el poder lleva en sí mismo un estigma, y solo los santos, entre los detentadores de poder, serían capaces de resistir la tentación de abusar del mismo. Obviamente Cristina Fernández no es precisamente una santa. Su tortuosa y contradictoria personalidad y su gestión presidencial, muestran claramente lo contrario. Cristina ejerce su mandato con un personalismo absolutista. Y los errores, equivocaciones y torpezas en su gestión están claramente a la vista. Decisiones fuera del más mínimo sentido común. Varias, llevadas por el resentimiento, el odio y el rencor. ¡Que ironía! Recordemos el día que Cristina fue proclamada candidata presidencial por el FPV, en el Teatro Argentino en la ciudad de La Plata, en su discurso, expresó que sus objetivos de ser proclamada presidente de la Nación, sería la reconstrucción y profundización del estado constitucional democrático en la República Argentina y mejorar la calidad institucional del país, entre otros temas. Esos dos objetivos no solo no fueron logrados sino que los empeoró hasta límites desconocidos en el período democrático reiniciado en el año 1983. No solo no cumplió los objetivos que había prometido, sino que "contrario sensu", terminó arrasando con mucho de lo que se había alcanzado en 30 años de democracia. ¡Un retroceso institucional increíble! Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Cristina Fernández, presidente de la Argentina por obra y gracia de su difunto marido, es realmente la materialización física de la palabra "contradicción". Lo que ayer era blanco para ella, ahora es negro. Lo que era malo ahora es bueno. Y así sucesivamente. Estas contradicciones espantan al más pintado. ¿Quién querrá así invertir en la Argentina? El desastre administrativo gubernamental y la corrupción en la dirigencia oficialista fueron degradando al país llevándolo al caos actual. Entre la infinidad de disparates, no podemos dejar de mencionar la traición a las banderas que enarbola el kirchnerismo. Los "Derechos Humanos" fueron aplicados discrecionalmente y solo en aquellos sectores en los cuales encontraba rédito político, además de constituir un nicho de escandalosa y descarada corrupción. Nunca en los 30 años de la democracia, hubo tantos presos políticos, cerca de 1200 en la actualidad, a los cuales se les niega la aplicación de principios jurídicos universales. Ya casi doscientos de ellos han fallecido en cautiverio. Ni siquiera se les respeta la posibilidad de cumplir su detención en domicilio, en consideración a lo avanzado de sus edades, sus dolencias y enfermedades. La mayoría cercanos a los 80 años de edad. El despiadado y artero ataque a la Justicia, el show circense que se pretende realizar por el arribo de la fragata al país, tratando de tapar un gravísimo error del oficialismo con un festejo oportunista, entra dentro de la mayor hipocresía y cinismo político de la mandataria. Todos los días aparece un escándalo nuevo protagonizado por decisiones de la presidente o uno de sus ministros. Las torpezas más recientes fueron el intento de estatizar el Predio Ferial de Palermo, un verdadero despojo a la Sociedad Rural Argentina, el irreverente e insólito festejo de fin de año realizado en la ESMA por el Ministro de Justicia Julio Alak y la controversia de conventillo que entabló Cristina con un ciudadano que se "atrevió" a expresar públicamente, dudas respecto a su descomunal incremento de su fortuna personal. Cristina Fernández e Kirchner hace del circo, del engaño, del apriete, la dádiva y la demagogia, una extensión de la política. Irresponsabilidad y torpeza. Una tras otra. Asi, día a día. La gestión gubernamental casi totalmente ausente. La conflictividad social cada vez mayor. Analizando el gobierno de Cristina en perspectiva y comparándolo con el lamentable período de su esposo, hasta ese pareciera un buen gobierno. ¡A qué nivel hemos llegado! ¡Comparar el muerto con el degollado! Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL alfredo@weinstabl.com.ar

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