jueves, 31 de enero de 2013

FUE UNA GUERRA

Por Mauricio Ortín. En la sección Carta de Lectores de El Tribuno del 26/01/2013, Oscar Torres, Néstor González y demás firmantes me acusan de mentiroso y falaz por haber afirmado en este mismo diario (art.“Con Cuba: las cosas por su nombre”) que, durante la década del '70, en la Argentina, hubo una guerra. También, me invitan a debatir públicamente el tema. Al respecto, digo que acepto con todo gusto y que elijo esta columna y este prestigioso diario para contestar. Sostengo que “fue una guerra” por donde se la mire y que la negación que se hizo de ella es la mentira más grande jamás contada en la historia argentina. La incorrección argumentativa de los firmantes se revela en que pretenden corroborar la supuesta veracidad de que “no fue una guerra” sirviéndose de la “falacia de la autoridad” y no recurriendo a los hechos mismos. En consecuencia, afirman que, “No fue una guerra”, porque así lo sentenciaron los jueces fulano y mengano que son los que saben. Pero, también en lo que se conoce como “El juicio a las Juntas” durante la presidencia de Raúl Alfonsín, los jueces sentenciaron de que “fue una guerra revolucionaria”. ¿Por qué se debe tomar como palabra santa los fallos de “los Oyarbide y compañía” y no la de los ex jueces Torlasco, Gil Lavedra, Arslanian, Valega Aráoz, Ledesma y D'Alessio. Si mañana un juez repite mil veces que “Evo Morales es rubio”; luego, Evo ¿es rubio? Yo diría que no porque la realidad, tozuda como ella sola, termina por imponerse. Y como lo mejor es que hablen los hechos y no las interpretaciones, pasemos a éstos. a) A principios de la década del '70, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), por su lado, y la Organización peronista “Montoneros” crearon, con el objeto de tomar el poder a través del asalto por las armas e instaurar la dictadura del proletariado, el Ejército Revolucionario del Pueblo y el Ejército Montonero, respectivamente. Las declaraciones de guerra al gobierno constitucional, como así también el detalle de sus acciones bélicas, eran publicadas en sus revistas y en entrevistas que concedían a distintos medios. Con el encabezado de “Parte de Guerra”, se reivindicaban secuestros extorsivos, homicidios, ataque a cuarteles, toma de localidades, combates en el monte tucumano, “juicio” y ejecución de traidores, robos, cárceles del pueblo, etc. Poseían fábrica de armas, de explosivos y recibían apoyo de organizaciones armadas de izquierda de otros países (Tupamaros, el MIR chileno y la OLP de Yasser Arafat). El gobierno cubano de Fidel Castro les proveyó de apoyo logístico y entrenamiento militar. Ambas organizaciones, en forma expresa, anunciaron a los cuatro vientos que estaban en guerra y que dentro de ese contexto habría que explicar las decenas de miles de atentados a la vida y la propiedad que cometieron. Hasta ahí, los hechos. Ahora bien, si estos son tan contundentes cabe preguntarse: ¿Por qué se pretende negarlos con una interpretación “tirada de los pelos”? Si “no fue una guerra”, ¿qué fue, entonces? Los soldados que matan en la guerra no son juzgados como asesinos; luego, si “no fue una guerra” todos los que participaron (incluidos, las autoridades democráticas que dieron la orden de defender el gobierno constitucional), eran asesinos. Las FFAA afirman que “fue una guerra”. Otros, allegados a ERP y Montoneros, sostienen lo contrario. Ahora bien, si no estaban en guerra, entonces, ¿por qué mataban? Siguiendo esta interpretación, es necesario concluir que lo hacían porque eran delincuentes comunes. Es decir, miserables y degenerados asesinos seriales que se organizaron para matar, robar, secuestrar y aterrorizar por pura perversión. Conocí a algunos del ERP que murieron en manos del Ejército y puedo atestiguar que eran buenas personas aunque totalmente turbadas por el fundamentalismo marxista. Estoy absolutamente persuadido que no les hubiese gustado (porque, es injusto) que se los recuerde como a abyectos criminales. Los sobrevivientes del ERP y Montoneros se consideran ¿criminales comunes o combatientes de una guerra? ¿Por qué no le preguntan a ellos por qué mataban soldados, sindicalistas, empresarios, políticos, diplomáticos y ciudadanos de a pie? Por último, dicen (los que firman la carta) que “no fue una guerra” y que los que afirman lo contrario (en este caso, yo) cometen “apología del delito”. Si no se piensa como nosotros, entonces, ¬marche preso! ¬Linda y valiente forma de debatir! (aunque... un poquitín totalitaria). “Reclamo de vosotros y en nombre de vuestros principios, la libertad que os niego en nombre de los que me son propios”. Esta frase, atribuida a Luis Veuilliot, expresa a la perfección lo que la izquierda autoritaria ha venido realizando con los derechos humanos Mauricio Ortin Profesor de Filosofía - UNSa

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