viernes, 6 de septiembre de 2013

EL BIEN KOMUN

DE Hugo Calzada P que no está bien, ni es tan común a todos y todas… (Nada más lejos del Bien Común que la actual simple suma de intereses individuales, por más que pretenda, aparentemente, fundarse éticamente en un respetuoso pluralismo) El cosmopolitismo en los hombres y en las ideas; la disociación de viejos núcleos morales; la indiferencia para con los negocios públicos; el desconocimiento de nuestro propio territorio; la falta de solidaridad nacional; el ansia de riqueza sin escrúpulos; el culto de las jerarquías innobles; el desdén por las altas empresas; la falta de pasión en las luchas; la venalidad del sufragio; el individualismo demoledor; el desprecio por los ideales ajenos; la constante simulación y la ironía canalla…, no nos debe permitir ni ser escépticos, ni permanecer silenciosos contemplando el avasallamiento sistemático del ser nacional. Siendo muy chico me enseñaron en la escuela que la Nación no era una mera acumulación legal de ciudadanos que aspiran a ejercer ciertos derechos, sino un PATRIMONIO COMÚN histórico de lengua, religión, de cultura, de historia de héroes civiles y militares, con un DESTINO COMÚN. Me enseñaron en la secundaria (educación democrática) que la política era el instrumento más importante para la construcción social. Decía mi profe que la política era el espacio más noble para “luchar” (en la actividad política todos “luchan”, no trabajan…) por la JUSTICIA SOCIAL, la LIBERTAD y el BIEN COMÚN. Todos esos valores son los que están en juego en el actual momento político del país. Hoy los argentinos estamos ricos, PERO DE MALOS SÍMBOLOS. El tango Cambalache es un himno para la realidad argentina. Las ideologías interfieren con sus ambigüedades el proceso de discernimiento que la comunidad debe realizar en la búsqueda del bien común que permita incorporar el juicio crítico que a su vez concilie la historia, la razón y la realidad. Un texto de Santo Tomás clarifica la acción propia del Estado en orden al Bien Común: El Estado debe procurar que los hombres no solo “vivan”, sino que vivan “bien”, y esto a través de leyes que ordenen a los ciudadanos en una vida virtuosa. En esa unidad moral, basada en el libre consentimiento de la actividad ciudadana que perdura a través del tiempo merced a la acción del Estado, se plasma el SER NACIONAL y LA NACIONALIDAD, como rasgo o arquetipo del país (Ese “ser nacional” aparece históricamente fundado en una trama de usos, creencias, ideas, estimaciones, pretensiones y deberes éticos cumplidos) ¿En esa dirección vamos? El Bien Común determina también a la justicia. Por ello, todo acto de justicia, aun la que pueda aparecer como particular o conmutativa, debe ordenarse, en última instancia, en la justicia general o distributiva; el discernimiento del Bien Común debiera dar, en última instancia, la medida de este débito distributivo.

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